Si
hubiera que referirnos a la última revolución que remeció al Metal, la de la década
pasada, todas las miradas deben apuntar, con justa razón, a Lamb Of God como el máximo referente
dentro de un género que, por razones obvias, necesita renovar su fuerza como
ocurrió con Black Sabbath en los
'70, Metallica en los '80 y Pantera en los '90. La aparición del
seminal The New American Gospel (2000)
marcó un antes y un después para una generación que aún no se reponía del
movimiento telúrico que sacudió a todo un planeta por parte de los de Texas y,
a la vez, ávida de sonidos cada vez más extremos, refrescantes y volcados a la
brutalidad del Thrash Metal sin caer en la fotocopia de una época. El mismo
Alex Skolnick -Testament- , quien
participó como invitado en el track que le da título al álbum Ashes Of The Wake (2004) da testimonio acerca de
la impresión que tuvo acerca de la banda: "Recibí
una invitación para grabar por parte de una joven banda llamada que
supuestamente era etiquetada como Thrash Metal. En un momento pensé que me
encontraría con chicos vestidos con zapatillas blancas, y buzo a la usanza de
los '80, pero cuando los vi, me recordaron mucho a mí cuando era joven, lucían
de manera natural, todo muy espontáneo". Chris Poland, otrora
guitarrista de Megadeth, asegura algo similar: "cuando los escuché por primera vez y leí sus letras, me recordó
bastante a lo que hicimos en Peace Sells...But Who's Buying y a otras
agrupaciones con las que tocábamos cuando jóvenes" .
Los
orígenes de Lamb Of God se remontan
a 1994, cuando Mark Morton, Chris Adler y John Campbell se conocieron mientras
estudiaban en la VCU (Virginia Commonwealth University), en Richmond. Morton y
el guitarrista Matt Conner tuvieron que dejar la banda, por entonces llamada Burn The Priest, para priorizar sus
magíster. Mientras tanto, en 1995, Burn
The Priest graba un demo homónimo y, luego de publicar un tercero, suma a
sus filas al cantante Randy Blythe, a lo que se suma el regreso de Mark Morton,
entonces reemplazado por Abe Spear. Poco
después, en 1999, llegaría el debut en grande con un LP homónimo, pero, a pesar
del pequeño éxito obtenido a nivel de críticas, Abe Spear renuncia a la banda.
Es entonces cuando el baterista Chris Adler recomienda a su hermano menor
Willie como compañero de Morton en las seis cuerdas. El cambio de formación
influye notoriamente en el corazón de la banda, cuyo nombre se prestaba, por
razones obvias, a confusiones y acusaciones por parte de quienes los tildaban,
erróneamente, de ser una agrupación satánica. El humor de la banda será
determinante en esta decisión: el nombre adoptado sería Lamb Of God y el cambio sería radical: de Legion pasarían a firmar
contrato con Prosthetic Records, el sello con el cual la rebautizada agrupación
publicará The New American Gospel,
trabajo con el cual la banda originaria de Virgina, de acuerdo a los medios
especializados, tomaría el lugar que Pantera estaba próximo a dejar. Un detalle
importante es que The New American
Gospel fue publicado en 2000, el mismo año que Pantera, sin saberlo en
ese momento, culminaba su ciclo con Reinventing
The Steel.
Tal
como ocurrió con Pantera y, más
atrás, Metallica, Lamb Of God ha
sabido escapar a toda clase de etiquetas con las que la crítica se ha empeñado
en clasificarlos vanamente. La fusión de Death Metal y Thrash con tintes
Hardcore punk ha hecho del quinteto una máquina destructora a la cual nadie
puede escapar independiente de la edad. En palabras del propio John Campbell, Lamb Of God es una 'banda punk que toca
Heavy Metal', afirmación quizás exagerada pero no exenta de verdad si tomamos
en cuenta la soberbia puesta en escena con que los de Virginia se presentan
sobre el escenario para arrasar con todo sin dejar sobrevivientes. El mismo
Randy Blythe se refiere al apabullante Sacrament
(2006) como un álbum de Speed
Metal, aseveración inapropiada para los puristas del género y, a la vez,
bastante lógica si consideramos que la banda siempre se resistió a pertenecer a
un determinado círculo, de alguna manera siguiendo el ejemplo de Deftones, banda icónica dentro del
Metal alternativo de los '90-2000 que prefirió optar por un camino muy distinto
respecto a coetáneos como Korn y Limp Bizkit. De alguna manera, Lamb Of God grafica de manera brillante
el sentido revolucionario de un género que, con el paso de los años, se volvió
cada vez más dogmático y poco abierto a los cambios.
Inevitable abarcar uno de los capítulos más
complicados en la carrera de Lamb Of God.
El caso de Randy Blythe, arrestado en 2012 e involucrado en un confuso
incidente ocurrido 2 años antes en un incidente que culminó con la muerte de un
joven de 19 años, mantuvo a todo el 'planeta Metal' expectante. Lo que parecía
un hecho aislado dentro de un concierto de Metal, terminó convirtiéndose en una
pesadilla cuando la policía de República Checa, durante una visita de los de Virginia a
dicho país, proceden a detener a Randy bajo la acusación de 'incitación a la
violencia'. "Es un espectáculo de
Heavy Metal, la gente salta sobre el escenario y todo ese rollo. Es algo
normal, pasa a diario", declaraba el cantante al momento de su arresto,
en Mayo de 2012. La prensa checa hace un comidillo con el caso de Blythe, a
quien acusan de promover el vandalismo y la agresión con su comportamiento
sobre el escenario. El caso alcanza ribetes angustiosos, al punto de que un fan
envió una petición a la Casa Blanca. La severidad de las leyes en República Checa es
draconiana: de haber sido encontrado culpable, Randy hubiera enfrentado una
sentencia de 5 a 10 años. La amarga experiencia se traspasa a la música. VII: Sturm und Strang (2015)
-"Tormenta y estrés", en alemán-, es una referencia indirecta a lo
vivido por el cantante, a quien se le atribuye el single "512",
llamado así por el número de la celda que ocupó durante su arresto en la
prisión de Pánkrac. VII: Sturm und Strang,
con mayor razón, es considerado un reflejo de lo que la misma banda ha señalado
como el momento más duro en la carrera de una banda cuya integridad humana ha
sido clave para mantenerse firmes en la cima de un género que, a la manera de Pantera y Metallica, aún se resiste a ser encasillado y fraccionado. El
evangelio del Metal americano mantiene su doctrina intacta. Luego de casi dos
décadas, los nuevos Defensores de la Fe
-al más puro estilo de Judas Priest-
se mantienen en lo alto como referente indiscutido del Metal en su vertiente
más extrema y siempre en constante crecimiento personal. A veces las
experiencias duras a nivel personal son la mejor receta para hacer del Metal un
género con sentido real.
Escrito por: Claudio Miranda
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