Como recordaran, Lemmy se sometió en verano del año pasado a una operación en la que se le implantó un desfibrilador automático y poco tiempo después sufrió un severo golpe provocándose un importante hematoma que hizo que su banda cancelara algunos conciertos.
Singerman ha explicado a Decibel (vía Blabbermouth):
Tiene un grave problema diabético y cambia a diario. Mucho de ello tiene que ver con su lucha contra malos hábitos, las coas que se supone que no debe seguir haciendo. Ha dejado de fumar pero probablemente se enchufe algún Jack con cola por aquí y por allí. Te mentiría si te dijera que ha parado. Ha tratado de sustituirlo por el vino y estoy seguro de que ha bajado la intensidad. Cree que el vino es mejor que el Jack pero sigue teniendo montones de azúcar, ¿sabes? No pilla que está cambiando un demonio por otro. Ese fue el compromiso con sus médicos, por cierto – cambiar el Jack por el vino. Pero no les cuenta que se está bebiendo dos putas botellas. Esas son las batallas en las que estamos ahora. Ten en cuenta que ha estado haciendo todo eso a diario desde los tiempos de (Jimi) Hendrix. Al final se acaba volviendo en su contra. Es triste para él porque ha evitado todo esto durante todo este tiempo.
De la cancelación de las fechas en verano, el manager afirma que fue decisión suya:
Les hice cancelar porque Lemmy no estaba preparado. No quería cancelar. Pero lo que iba a pasar fue lo que pasó en Europa en verano. Mira, la cagó en Europa. Se suponía que iba a descansar durante tres meses y rechazó hacerlo. Terminó haciendo ese concierto (Wacken), cosa que no se suponía que fuese a hacer, y terminó haciendo 40 grados ahí afuera. Estaba tocando en el puto sol. Lo único de lo que estoy orgulloso es que parara cuando empezó a sentirse mal. El resumen es que aún necesita encontrar el equilibrio. Tiene días geniales pero luego la caga. Y cuando la cagas, retrocedes.
Fuente: portalternativo.com
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