El cine chileno ha
estado en su apogeo últimamente. Con numerosas películas que pasaron o que aún
están en cartelera como “Perla”, ”La
Once”, “Allende en su laberinto” y “El bosque de Karadima”. Esta última,
muestra crudamente la pedofilia desatada por parte de los curas de nuestro país,
y el abuso carnal y psicológico que
estos realizan a sus víctimas. Es la misma temática en que se ve envuelta la
nueva película de Pablo Larraín,“El
Club”.
Con un excelente
elenco que incluye a connotados actores como Francisco Reyes, José Soza,
Alfredo Castro, Marcelo Alonso, Antonia Zegers, Jaime Vadell, Alejandro
Sieveking, Alejandro Goic, Gonzalo Valenzuela, entre otros; esta película que
toma lugar en un solitario pueblo costero, trata la historia de cuatrosacerdotes
(Alfredo Castro, Jaime Vadell, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking) que viven
juntos en una aislada y pequeña casa,en compañía de la madre Mónica (Antonia
Zegers), quien se encarga del lugar y de mantenerlos en un estricto régimen que
incluye rezar constantemente y, como único panorama, asistir a las carreras de
perros que se hacen en el pueblo.
La razón por la cual
estos personajes han sido recluidos en esa casa, a merced del olvido de la
gente, es básicamente una forma de arrepentimiento, una penitencia, un castigo
por sus pecados. Y eso se ve agravado por la llegada de un quinto sacerdote: el
padre Lazcano (José Soza). De ahí en adelante, la rutina del hogar se derrumba
y los traumas, pecados y tormentos se convierten en pan de cada día.
El padre García
(Marcelo Alonso), el cual llega a investigar el porqué de todo esto, se
encuentra con morbosas declaraciones de cada uno de los personajes, quienes
relatan los abusos sistemáticos realizados a niños inocentes. Sin embargo, por
muy extraño que parezca, todo esto se desarrolla en una atmósfera de absoluta
tranquilidad, pues si bien la película es bastante fuerte en cuanto a contenido,
la historia a excepción de sus últimos minutos, se desarrolla con calma y
pasividad.
Larraíncon este
largometraje, lo que pretende mostrar es lo que sucede con los curas de nuestro
país después de ser descubiertos en actos de pedofilia, cosa que lamentablemente
no es para nada extraño. Al contrario de “El
bosque de Karadima”, que muestra explícitamente los abusos hacia él abusado
y contados por él mismo, aquí hay una completa ausencia de escenas de ese tipo
para mostrar la visión del abusador, y convertir al espectador en testigo y
cómplice del castigo que sufre, el cual obviamente no es nada comparado al daño
que le produce a su víctima. Y no sólo eso,
también se deja en evidencia como la iglesia e instituciones religiosas actúan
inescrupulosa y maquiavélicamente para encubrirlos y hacer como si nada hubiera
pasado, para así ellos poder dar ejemplos de moral de manera absolutamente
hipócrita.
Es una muy buena
película que vale cada peso gastado. Sin lugar a dudas deja al cine chileno en
una vara muy alta y pasa a convertirse en una pieza de culto en la escena del
cine nacional, con actuaciones de primer nivel y una trama perturbadora y
bastante dramática, pero que está muy bien contada y manufacturada. No por nada ganó el Oso de Plata en el
festival de cine de Berlín.
La nueva apuesta
cinematográfica de Pablo Larraín merece un aplauso, y más que eso.Con un patrón
en gran parte de sus películas, las cuales abundan en temas polémicos, sociales
e históricos de nuestro país como el golpe militar (“Tony Manero” y “Post Mortem”), ambas ambientadas en esa época, o
la misma “No”. Pablo Larraín en esta
ocasión nos trae un tema que no pasa desapercibido ni deja indiferente a nadie,
y que es una cruda y triste realidad. Para llevarlo a la pantalla grande y
crear una película que indiscutiblemente permanecerá en la memoria colectiva de
la gente por mucho tiempo.
Critica escrita por: Lucas Espinosa Peña
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