#Crítica de Cine: Metal: A Headbanger's Journey





Título Original: Metal: A Headbanger's Journey
Dirigido por: Sam Dunn 

"Música poco sofisticada para gente poco sofisticada", ese es uno de los tantos prejuicios que aquí se ven reflejados y que se le da a los amantes de la música metal. Muchas veces nuestros padres, amigos, conocidos, novias, abuelos, etc nos han dicho las típicas frases: "Porqué escuchas esa música, es puro ruido", "ohh esa es música satánica", "mira esos monos satánicos que usan", "qué espanto, eso no es música". Desde siempre esta corriente musical ha sido vapuleada por un gran grupo de personas calificándola como "música satánica", inmoral, una mala influencia para los jóvenes y que promueven conductas como el alcoholismo, la drogadicción y las malas costumbres. Un claro ejemplo de lo que digo, las palabras textuales del en ese entonces ministro del interior Belisario Velasco en un lejano 1992 cuando ocurrió el infame y vergonzoso suceso de que en nuestro país, estando en plena democracia pero aún siendo conservadores, la poderosa Iglesia Católica de ese momento junto con ayuda del gobierno y sacerdotes conservadores prohibieron la visita de la banda inglesa Iron Maiden por acusarlos de ser una banda satánica y que promovía las malas conductas. Mientras que la iglesia y el Vaticano son un antro de pedófilos y los políticos nos roban a más no poder día tras día y nos meten el dedo en la boca como se les da la gana, pero ese es otro tema que da para largo y que no es lo que nos convoca ahora.

Ser metalero y no solo eso, escuchar la música metal y ser un acérrimo amante de ésta es un estilo de vida que dura para siempre, y eso se ve claramente en el documental de Sam Dunn "Metal: A Headbanger's Journey".




El título ya habla por si solo: el viaje de un metalero. Este largometraje nos muestra a Sam Dunn, músico, cineasta y antropólogo graduado de la universidad de Nueva York de origen canadiense y por supuesto metalero, quien también tomó las riendas del documental "Iron Maiden Flight 666" el cual nos muestra la extensa gira que realizó la banda el año 2008 por el mundo entero en su avión "Ed Force One" piloteado por el vocalista Bruce Dickinson, y también estuvo a cargo de los DVD's grabados en Chile de Iron Maiden y Motorhead, ambos en el año 2011.

El documental comienza con una pequeña biografía de él, en donde relata su descubrimiento a temprana edad por la música Heavy Metal y su obsesión inmediata, un momento de debate sobre cual es la primera banda de Heavy Metal en donde hay una decisión unánime por Black Sabbath. Y para luego mostrarnos a nuestro personaje viajando por el mundo entrevistando a múltiples bandas y sacando a flote secretos del Heavy Metal como sus orígenes, la opinión de la gente, el porqué es tan amado en el mundo entero, etc., y también nos van explicando los diferentes sub géneros que fueron apareciendo a partir de esta tendencia por medio de un organigrama en donde se van separando todos los géneros con sus respectivas bandas, para dar énfasis en estos posteriormente.

Definitivamente uno de los puntos más altos del documental es cuando Dunn realiza su viaje al festival de Wacken en Alemania, uno de los países europeos con público más eufórico y eso se ve bien en un festival en donde no sólo predomina la música, sino que es todo un mundo del paraíso para cualquier chascón de chaqueta de cuero negra. Destacable el momento en donde se le realiza la entrevista al fallecido pero querido y recordado por todos Ronnie James Dio, donde cuenta como el no creó pero si perfeccionó y le dio sentido al mítico y característico signo de cuernos del diablo y con quien Dunn consigue muy buen feeling, tanto así que posteriormente es invitado a realizarle una entrevista en su propia casa, o también cuando se entrevista a la banda de Black Metal noruego Mayhem con un par de cervezas en el cuerpo, en donde el vocalista declara que están tocando en Alemania no porque les guste el país, sino que para hacer callar a los que decían que eran una basura. Dicho textual por Dunn: "entrevista y cervezas, no son una muy buena combinación", en este caso es cierto pero de todos modos nos hace reír.

Como dije más arriba, el metal es un estilo de vida que dura por siempre, nadie que comience a escuchar Slayer dirá que le gustó por una semana y luego lo dejó, eso no pasará. Rob Zombie sabe muy bien de eso, y también personas comunes y corrientes que hablan acerca de cómo el metal marcó sus vidas y son parte de ellas acompañándolos en las buenas y en las malas cuando nadie está para ellos. 

El mítico Hammersmith Odeon en la ciudad de Londres fue el lugar escogido para entrevistar al vocalista de Iron Maiden Bruce Dickinson, de quien Dunn dice que si tuviera doce años saltaría en una pata de la emoción pero por estar haciendo un documental debe controlarse, dado que Iron Maiden es su banda favorita. Dickinson relata el poder que debe tener un frontman para manejar a las masas multitudinarias de fans que asisten a sus conciertos, nos cuenta los tips que debe poseer para dominar a la multitud, y haciendo alusión a lo que dije anteriormente, nos dice que el metal con todos los artículos coleccionables que implica tener, sacan a relucir nuestro niño interior de quince o dieciséis años, diciendo que no es algo de lo que haya que avergonzarse en un futuro. 

El discreto y tranquilo pueblo de Iowa también se hace presente en el largometraje, con las entrevistas de Corey Taylor y Joey Jordison de Slipknot, quienes cuentan lo difícil que es vivir en un austero pueblo como del que provienen. De ahí pasamos a conocer a una groupie por excelencia que admite que estuvo con innumerables bandas seguramente sacando la envidia de varias féminas que vean esto, y sus dichos son apoyados por el siempre mujeriego y fiestero vocalista de la banda Motorhead Lemmy Kilmister. También se destacan las declaraciones de Alice Cooper, Tom Morello, Kerry King, nuestro compatriota Tom Araya quien admite ser católico, James "munky" Shaffer, y Tony Iommi contando el secreto de que antes de ser Black Sabbath fueron una banda de jazz y blues, y que este último género fue una gran inspiración para ellos, Geddy Lee de Rush, o Dee Snider de Twisted Sister, quien relata que fue censurado y demandado por supuestas letras ofensivas en sus canciones y nos muestra como fue su particular forma de cagarse a los que lo demandaron. El tema de la censura también es recurrente en la música metal, pasó con Maiden en Chile, pasó con Cannibal Corpse en numerosos países de Europa por sus portadas de alto contenido gore y para la sorpresa de muchos, incluyéndome, pasó también con Sabbath, en donde Iommi afirma que en un país de Europa que no revela cual es, se les impidió tocar por las razones que ya conocemos y que he repetido hasta la saciedad, y poco tiempo después, sin que lo provocaran ellos y yo diría a modo de karma, la iglesia de ese pueblo se incendió. Hablando de esto, y por último pero no menos importante, no se pueden dejar de lado las polémicas declaraciones de integrantes de bandas de Black Metal noruego en donde dejan en claro sus costumbres que se desvirtúan del pensamiento de la tendencia metal y en donde la música queda completamente anexa y en donde ninguno de nosotros estaríamos de acuerdo, para ya empezar a pensar en desórdenes mentales.

¿El metal es sólo un mundo gobernado por hombres? para nada, el poder femenino también se deja ver con bandas como Arch Enemy, Nightwish, y muchas otras más, no solo haciéndolas de frontman sino que también patentando la técnica de voces guturales, y utilizándola perfectamente. Claramente es uno de los pocos lugares en donde nosotros los hombres podemos ir y hacer estupideces de hombres o dicho de una manera más sencilla "ir a webiar", pero el toque femenino también es importante.  

En síntesis, el mundo del metal es una hermandad, una comunión de hermanos, una familia. Eso es lo que somos, una gran familia que gozamos con las guitarras pesadas, con la famosa melodía de SI bemol, la 5ta disminuida más conocida como "el tritón", "la nota del diablo" que en la edad media se interpretaba como la música con que se invocaba a la bestia y la gente de ese tiempo inocentemente se asustaba con eso porque "era el aviso del demonio". Pero bueno, eso es lo que nos identifica, los gritos, los cabeceos constantes y mover las melenas al ritmo de las melodías rápidas y al que no le guste ni lo acepte como tal sólo queda decirle: vete al diablo. Y que viva el metal.





                                                      Crítica escrita por: Lucas Espinosa 


     



   












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