#Especial: Rust In Peace, Perfección Inoxidable


Perfección es un concepto que se refiere a aquello que no tiene errores, defectos o falencias, por lo que alcanzó el máximo nivel posible. Dentro de la Psicología, podemos hablar de perfeccionismo, aquella creencia que considera que se puede y se debe lograr la perfección, lo que incentiva a las personas a esforzarse, a motivarse y a intentar alcanzar todo lo propuesto. Una idea que, sin embargo, despierta controversia cuando se transforma en obsesión, al punto de que el ser humano corre el riesgo de estar siempre aferrado a alcanzar la perfección en cada momento de la vida, lo que puede llevar a la depresión y al estrés. Más aún cuando la perfección suele ser subjetiva y está asociada a la estética.

En el Rock/Metal, específicamente en un género técnico y visceral a la vez como el Thrash, hubo una banda que encarnó aquella perfección anhelada por años, aunque la cantidad de sangre, sudor y lágrimas derramada durante aquellos años tendría su costo, especialmente para su líder, quien, en plena búsqueda de aquella perfección, batallaba duramente contra sus propios demonios y, en especial, sus adicciones, las cuales lo tuvieron más de una vez con un pie en una urna de madera.
Antes de empezar esta crónica, debo remitirme a mis años de adolescencia, recién llegado a Santiago. Por entonces, Megadeth era una de mis bandas de cabecera, con discos como "Countdown To Extinction" y "Youthanasia" en mi colección de cassettes. Sin embargo, un día de invierno pasé por fuera de una tienda de antigüedades, libros y música. Fue en ese momento cuando fijé mis ojos en un par de cintas-cassette que formarían parte de mi pequeña colección personal que iba creciendo progresivamente: "Rust In Peace" y "Peace Sells... But Who'sBuying?". En unos minutos ya estaba en casa con aquel par de tesoros en mis manos. Ambas portadas, con Vic Rattlehead como protagonista, suelen ser reveladoras para un adolescente que empieza a sumergirse en un género que, por entonces, más allá de los años, abre sus sentidos ante una experiencia que a muchos nos marca de por vida. Lo de la portada del "Rust In Peace", obra del mítico ilustrador Ed Repka (conocido por sus diseños para bandas como Death, Toxik, Evildead, Possessed, etc.), fue impactante, no solo por el aspecto de Vic, sino también por aquellos personajes al fondo, los líderes mundiales que movían las piezas sobre el tablero durante la época en la que se realizó el álbum. Efecto que se duplicaría al poner play en la cassettera. Desde la metralla generada por el primer riff hasta el último acorde luciendo toda su artillería sin cesar. Pero aquella portada con tonalidades azules es la que nos hace preguntarnos: ¿qué ocurría en 1990 a nivel mundial? ¿En qué posición se encontraba una de las bandas más influyentes de la escena metalera de los últimos 30 años? ¿Qué ocurría en la mente de Dave Mustaine, quien buscaba la perfección en medio del caos que lo envolvía a él y a su entorno?


En 1990, a nivel político, el mundo experimentaba cambios decisivos. La Unión Soviética empieza a desmembrarse. Alemania, luego de la caída del Muro de Berlin, se reunifica luego de más de 20 años. Estados Unidos retoma sus relaciones con el bloque oriental, con lo que se pondría fin a la Guerra Fría. En Inglaterra, el Primer Ministro, John Major, continua con la línea política de su antecesora, Margaret Thatcher, pero en una línea más conciliadora con el resto de Europa.Mikhail Gorbachov (líder de la URSS), George H.W. Bush (Presidente de los EE.UU.), Richard von Weizsäcker (Primer presidente de la Alemania renunficada) y el propio Premier Major eran los líderes mundiales protagonistas, junto con el Primer Ministro de Japon, ToshikiKaifu, involucrado en un caso de corrupción que minaría su carrera política. Todos esos hombres que movían los hilos del mundo terminarían inmortalizados por el mencionado Repka.



Hasta 1990, Megadeth cuenta 3 trabajos en estudio: "Killing Is My Business... And Business Is Good!" (1985), "Peace Sells.. But Who's Buying?" (1986) y "So Far, So Good... So What!" (1988). Por entonces, aquellas placas, en especial "Peace Sells...", consolidan al cuarteto liderado por un obsesivo Dave Mustaine como un referente a nivel mundial dentro de la escena Thrash, junto a Metallica (la ex banda de Mustaine), Slayer, Anthrax, Overkill y Kreator. Puesto merecido para una banda cuyo estilo destacaba por una técnica influenciada por el Jazz, con secciones rítmicas ejecutadas a gran velocidad y arreglos estructurados de manera compleja. A aquella innovación musical se sumaban las letras que abordaban temáticas como la muerte, la guerra, la política y al religión. Si alguien ha leído la letra de 'Peace Sells..' y ha visto el videoclip (notable guiño a la represión policial mostrando el actuar de Carabineros durante la dictadura en nuestro país) se habrá dado cuenta: Megadeth era de esas noveles bandas que tenía algo que decir y aportar durante esos tiempos turbulentos.


Sin embargo, en la parte interna, era un secreto a voces que la banda originaria de Los Angeles, California, tenía que lidiar con una peligrosa inestabilidad. Poco después de la gira promocional de "Peace Sells..." Dave Mustaine decide despedir al guitarrista Chris Poland y al baterista Gar Samuelson debido a sus problemas con las drogas. Ambos músicos son reemplazados por Jeff Young y Chuck Behler, respectivamente. Aquella formación, conformada también por el bajista Dave Ellefson (inseparable compañero de Mustaine hasta hoy), luego de registrar el notable "So Far, So Good...", se embarcaría en una gira promocional que llegaría a su punto culmine en agosto de 1988, en el marco del festival Monsters Of Rock en Donington, donde comparten escenario con luminarias como Iron Maiden (la banda principal), Kiss, David Lee Roth, Guns N' Roses y Helloween,  ante más de 100.000 personas. Sin embargo, la banda, a pesar de sumarse a la gira europea del festival, tiene que bajarse: Dave Ellefson sufre las consecuencias de una sobredosis ingerida apenas terminado el concierto en Donington. Los problemas internos se acentúan cuando Dave Mustaine decide despedir a Young y Behler, lo que obliga a cancelar la gira por Australia.



El puesto de batería es asignado a Nick Menza, quien trabajaba como técnico de batería para Behler (quien, curiosamente, desempeñó el mismo rol como roadie de Gar Samuelson). Aquella formación, como trío momentáneo, registraría una notable versión del clásico de Alice Cooper 'No More Mr Nice Guy', para la banda sonora del film de horror "Shocker", dirigido por el mítico cineasta Wes Craven. Mientras tanto, Dave Mustaine, en medio de sus problemas con la heroína y el alcohol, empieza a buscar candidatos para el puesto que dejó vacante Jeff Young. Entre esos candidatos, estuvo "un tal" Darrell Lance Abbot, quien acepta solamente si se integra su hermano, el baterista Vinnie Paul. Pero Nick Menza ya cubría aquel puesto, sin chance de modificación alguna. Darrell, por lo tanto, se rehúsa y... bueno, el resto es historia conocida. Entonces Mustaine se inclina por el virtuoso Lee Altus, guitarrista, líder y compositor principal de Heathen (actualmente en Exodus), pero Altus rechaza drásticamente la invitación, debido al tóxico "estilo de vida" en el que estaba sumergido el conjunto. Un dato alarmante que el mismo Chris Poland lo definiría claramente al cabo de unos años: "No teníamos actitud de tipos malos. Simplemente estábamos fuera de control". La mala reputación debido al caos que envolvía a Megadeth pone las cosas cuesta arriba, llegando, incluso, al borde de la desaparición.


Pero, a comienzos de 1990, las dudas se despejarían cuando Dave Mustaine decide recurrir a los servicios de Martin Adam Friedman, virtuoso y bien dotado guitarrista, ex componente de Cacophony y cuyo debut en solitario "Dragon's Kiss" (1988) marcó a toda una generación de guitarristas que buscaban perfeccionar sus habilidades, incluyendo al propio Mustaine. Es así como Marty Friedman se integra en febrero de aquel año, conformándose de esta manera una alineación que no tardaría en hacer historia. Al punto de que, luego de un arduo proceso de creación y grabación (el propio Mustaine admitió, alguna vez, que "gracias" a la heroína, encontró la perfección que hacía falta en los LP anteriores), el nuevo álbum vería la luz un 24 de Septiembre de 1990, con una recepción calurosa tanto por parte de los fans como de la crítica especializada.



El impacto mediático generado por el recién salido "Rust In Peace" no es fortuito. Una producción de primer nivel, con trabajo de sonido bien pulido. Composiciones magistralmente ejecutadas y estructuradas de manera compleja. Un trabajo instrumental que da cuenta de cuatro músicos al tope de sus capacidades. Y si en los álbumes anteriores las letras daban una clara noción de las temáticas abordadas como la guerra y la política, en el nuevo LP aquello cobraría mucha más fuerza, de manera más directa y certera. Si en los trabajos anteriores Megadeth insinuaba su propuesta, en "Rust In Peace" no se guardaba nada. La guerra empezaba y se disponía de toda la artillería disponible.



Precisamente, el primer corte resumía todo lo mencionado anteriormente. "Holy Wars... The Punishment Due", desde el inicio con aquel riff letal, nos pilla desprevenidos. Furioso, mortífero, una descarga de metralla que parece incesante. Y una letra inspirada en el conflicto bélico-religioso que fraccionó a Irlanda del Norte, el cual provocó una gran cantidad de muertes durante la segunda mitad del siglo XX. Unas base rítmica que hace de la velocidad su mejor arma, así como el trabajo de la dupla Mustaine-Friedman en las seis cuerdas empieza a dictar escuela para las generaciones posteriores. Por lejos, la canción que mejor definiría a Megadeth, tanto en sonido como en su discurso mediático. Algo similar se puede decir de 'Hangar 18', un corte pegajoso, pero con las guitarras jugando un papel fundamental, sobretodo en la sección instrumental donde se "baten a duelo". Momento único en el que tanto Marty Friedman como Dave Mustaine exhiben una calidad técnica poco habitual en el Thrash Metal. Tanto 'Holy Wars... como 'Hangar 18...' fueron los singles del álbum, cada uno con su propio videoclip. Muchos fans aún mantienen en la retina tanto el cinturón de balas de Mustaine en el primer vídeo, como también es imposible olvidar a Vic Rattlehead comandando una base similar a las del Area 51 en el segundo.




Pero el álbum no se queda en esos dos singles. Todo lo contrario: un corte como 'Take No Prisoners' nos advierte de que nadie saldrá ileso. Un tema directo que no da espacio a la tregua. Secciones rítmicas con efecto vertiginoso. Destaca en este corte, una letra directa, que aborda, sin tapujos, la hipocresía del sistema americano, sobretodo en tiempos de guerra. Un golpe directo al mentón aquellos versos en los que invierte el sentido de aquella frase pronunciada alguna vez por J.F. Kennedy: "No preguntes lo que puedes hacer por tu patria, sino lo que tu patria puede hacer por tí". Un disparo certero, complementado con el polémico coro: "Take no prisoners, take no s**t!". Metal, actitud y discurso, elementos que redefinen un género que ya no quiere permanecer ajeno a los fenómenos socio-culturales que mueven al mundo. La cara A del LP concluye con 'FiveMagics'. La cara A concluye con 'Five Magics', una prueba concreta de que Mustaine, como compositor, ha alcanzado un nivel de composición poco común. La dupla Ellefson-Menza destaca por su versatilidad mediante una serie de patrones rítmicos que, junto  a las guitarras, generan aquella atmósfera misteriosa que, pasados los dos minutos, desencadena en una sección más acelerada, nuevamente Mustaine y Friedman como protagonistas. Un despliegue de rabia, técnica, denuncia y actitud que nos deja claro que "Rust In Peace" es una placa obligatoria, más allá de que seas fan o no de Megadeth.

La segunda parte comienza con 'Poison Was The Cure', cuya intro de bajo genera un efecto hipnótico que nos mantiene en trance hasta antes de llegar al minuto de duración, cuando la banda derriba la puerta y decide arrasar con todo, aunque la letra aborda los problemas de adicción que, por entonces enfrentaba Mustaine al mismo tiempo que daba rienda suelta su creatividad. En seguida nos topamos con 'Lucretia', otra muestra de virtuosismo por parte de un cuarteto que alcanza la perfección de manera fluida. Megadeth es, ante todo, una banda para guitarristas, y 'Lucretia' es prueba irrefutable de aquella influencia entre quienes ven en este disco una influencia obligatoria para todo instrumentista.


La técnica nunca debiese estar aparte del sentimiento. De lo contrario, 'Tornado Of Souls' no tendría ese efecto "levanta-muertos" que le ha valido, incluso, el rótulo de "inamovible" en el repertorio en vivo de los californianos hasta hoy. Rápido, energético, genera una vibra especial que da la impresión de arrasar con todo sin perder el hilo. ¿Habría sido posible un álbum así si no hubiera llegado Friedman? El solo que se despacha en 'Tornado Of Souls' es la respuesta inmediata, catalogado por muchos como el mejor solo ejecutado en el catálogo discográfico de Megadeth. Suena exagerado, pero quienes han seguido la carrera del guitarrista tanto en Cacophony como en sus trabajos solistas dan fe de su decisiva influencia en el sonido de una banda que no le teme a nada.

El tramo final empieza con 'Dawn Patrol', un corte instrumental con el bajo de Ellefson generando una atmósfera tan pesada como oscura. Y el final del álbum está a cargo de 'Rust In Peace... Polaris', con Nick Menza al tope de sus facultades como baterista, siendo fundamental para la pomposidad de una banda en la que cada músico exhibía una experticia técnica por sobre la media, no solo dentro del Metal, sino a nivel mundial, traspasando todo tipo de fronteras. Dave Ellefson, pese a su bajo perfil, juega un papel fundamental como parte de la sonoridad característica del conjunto. Poco se puede decir ya de la dupla Mustaine-Friedman en las guitarras, cuya efectividad generó entonces una revolución en la que el Thrash Metal alcanza un nivel destacado en cuanto a producción, composición y ejecución. Respecto a la letra, ésta se basa en el Misil UGM-27 Polaris, un misil balístico nuclear construido durante la Guerra Fría por empresarios aeronáuticos norteamericanos para la Marina. Broche de oro para una placa en la que el concepto "Perfección" es poco para una banda que siempre aspiró a más y lo logró, a  pesar del tambaleo constante durante los años anteriores.

Lo que se vendría en el futuro inmediato era el fruto de aquel impacto nuclear: participación en la edición '91 de Rock In Rio, gira como soportes de Judas Priest y aquel histórico 'Clash of the Titans', la gira por suelo americano y europeo en la que compartirían escenario con colegas de generación como Slayer, Testament, Anthrax y Suicidal Tendencies. Durante la década en curso aquella alineación se despacharía otros 3 trabajos notables, quizás menos complejos y letales que "Rust In Peace", pero que documentarían la estabilidad de un conjunto que, durante aquellos años, supo pavimentar un camino en el que la actitud se mantuvo a pesar de la evolución musical, tanto en lo técnico como en lo sonoro. Mientras Marty Friedman consolidaba su nombre en la cima de la Primera División entre sus colegas instrumentistas, Dave Mustaine marca su nombre a fuego como un verdadero genio. El virtuosismo y la actitud se fusionaron en una combinación ganadora y efectiva. Es cierto, Megadeth desarrolló un discurso innovador, a menudo venenoso y violento. Pero lo esencial, la música, no se quedó ahí, siempre se buscó mejorar, aunque ello implicara el alejamiento progresivo de sus raíces más thrasheras. “Rust In Peace” es el testimonio latente de una banda que lo dio todo por alcanzar aquella perfección anhelada a pesar de las dificultades. Han pasado más de veinte años y seguirá dictando cátedra en aquellas generaciones recientes de guitarristas que buscan pulir su técnica lo mejor posible. Un legado a prueba de actitud y virtuosismo inoxidable


Escrito por: Claudio Miranda


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