#Especial: Slayer - Seasons In The Abyss - Retrato Hablado del Caos


  A fines de la década de los '80, Estados Unidos atravesaba por un proceso social, económico y cultural que reflejaba las secuelas de una política nacionalista cuyo costo sería altísimo a nivel económico y social. Bajo el mandato de Ronald Reagan (1981-1989), volvía a tomar el papel de potencia mundial mediante un discurso confrontacional con la entonces Unión Soviética, a quien el mismo Reagan se refirió como "el Imperio del Mal". Es así como se incrementaron los gastos en la Defensa Nacional a través de la Iniciativa de Defensa Estratégica (conocida también como la "Guerra de las Galaxias"), un programa bélico que consistía en defender el suelo nacional de cualquier tipo de ataque ya sea a nivel terrestre o espacial. Mediante la famosa "Doctrina Reagan", se buscó evitar la intervención directa de las fuerzas estadounidenses ejerciendo presión sobre aquellas naciones en donde el comunismo se había consolidado.

    Sin embargo, en el aspecto interno, sería el pueblo estadounidense el que pagaría las consecuencias. Numerosos programas sociales fueron relegados a lugares secundarios, lo que dejó al descubierto no solo el nivel de pobreza que afectaba a una sociedad que tuvo, alguna vez, el nivel de vida más alto del mundo, sino, lamentablemente, la dependencia de productos como el petróleo, de lo cual el pueblo ya estaba tomando conciencia. Cuando Reagan deja la presidencia, EE. UU. aun dominaba el mundo, pero a nivel social y económico se encontraba en una situación de pobreza cuyas cicatrices tardarían años en aliviarse.



   Aquel contexto histórico y social sería retratado por una banda que, por esos años, ya se había ganado merecidamente el rótulo de "la banda más pesada de todos los tiempos". No solo en cuanto a la brutalidad sobrehumana de la música, sino también a un discurso que generaba ronchas entre los sectores sociales más conservadores. Slayer, la banda de Thrash Metal que por esos años era tildada de nazis, blasfemos e instigadores a la violencia y al crimen, graficaría a su manera el entorno de una sociedad que, bajo la denominada "Era Reagan", mostraba dignos de una progresiva y desgarradora podredumbre.

   Hacia mediados de los '80, la banda conformada por Tom Araya (voz, bajo), Jeff Hanneman (guitarra), Kerry King (guitarra) y Dave Lombardo (batería) hacía un nombre como una de las jóvenes bandas cuya propuesta significó algo mucho más que una renovación del panorama metalero en esos años: la consolidación del Thrash como un género de carácter revolucionario, mediante un sonido caótico y extremadamente violento, cuyo discurso llamaba a arrasar con todo lo establecido, tanto en lo político como en el aspecto religioso. Aquellos elementos quedarían fielmente reflejados en "Reign In Blood" (1986), trabajo que no solo puso el nombre de Slayer en el mapa; hasta hoy es considerado la piedra angular de todo el Metal Extremo, ya sea Thrash-Metal, Death-Metal, Black-Metal, etc. Es así como el cuarteto, sabiendo que aquella obra maestra parecía insuperable en cuanto a velocidad y técnica, se la juega por bajar las revoluciones en su siguiente placa "South Of Heaven", álbum que, a pesar de la "lentitud" respecto al material anterior, presentaba a unos Slayer más retorcidos y una atmósfera maligna que, por momentos, nos recuerda aún la existencia del infierno terrenal en el que convivimos a diario.


    Grabado entre Mayo y Junio de 1990 en Los Angeles, California, "Seasons In The Abyss" cuenta con la producción a cargo del gran Rick Rubin, gran responsable del éxito de Slayer en los trabajos anteriormente mencionados. Si "Reign In Blood" se caracterizaba por la violencia sobrehumana y la velocidad sin límites, en "South Of Heaven" la banda mostraba su faceta más atmosférica y siniestra, todo impregnado con olor a azufre. Es así como en "Seasons In The Abyss", Slayer decide jugársela por demostrar su versatlidad técnica, por lo que la etiqueta 'Thrash' ya no les queda. Quienes pensaban que la baja de la velocidad en "South Of Heaven" sería algo pasajero en una banda que, para muchos, era música ejecutada a mil por hora, no podían estar más equivocados. Quienes los tildaban de satánicos, nazis y hacer apología de la violencia, nunca entendieron que los versos "recitados" por Tom Araya no eran más que narraciones en tercera persona. Fórmula perfecta para provocar a toda una sociedad que predicaba con la boca pero escondía el puñal en su espalda.


     El abrupto inicio con 'War Ensemble' grafica aquellos elementos mencionados anteriormente. Un riff contundente, complementado con una base rítmica tan efectiva y letal como una ametralladora. Todo aquello sirviendo de base a aquellas letras que reflejaban las políticas armamentistas que hacían de la guerra un beneficio económico para las grandes potencias mundiales...a costa de las vidas humanas. Dato importante: en 1990 estalla la Guerra del Golfo, en la que EE.UU. lidera una coalición autorizada por la ONU contra Irak debido a la anexión de Kuwait, país productor de petróleo. 'War Ensemble', por lo tanto, refleja directamente aquella política belicista y sus fines económicos. Instrumentalmente hablando, el trabajo de la dupla Hanneman-King provoca un efecto incendiario, sobretodo con aquellos solos salvajes y altamente explosivos. Araya en el bajo y la voz, un claro ejemplo de entrega, el cómo dejar hasta el alma en el campo de batalla. Dave Lombardo demuestra claramente su experticia en el instrumento, lo que le ha valido ser rotulado merecidamente como el exponente máximo del Metal Extremo en batería.

   El álbum continúa con 'Blood Red', un corte más pausado, pero manteniendo la intensidad de una banda que no está dispuesta a transar su sonido. Algo similar en 'Spirit In Black', donde retoma en ciertos pasajes la velocidad característica. Un corte algo más 'heavy', y con Araya mostrando un desempeño vocal algo más "relajado". Algo similar ocurre en las guitarras, las cuales dan cuenta de la versatilidad de una banda capaz de demostrar una versatilidad sorprendente sin necesidad de renegar de su esencia.

   'Expendable Youth' nos muestra a un Lombardo que mantiene el control de la situación sin perder su presencia ni por un instante. La letra de este corte retrata la violencia que envuelve a las pandillas juveniles en EE.UU., lo que denota una preocupación por parte de una banda que no solo narraba historias de guerra, asesinatos salvajes y satanismo. Slayer se dirige directamente hacia aquellos sectores conservadores que se llenan la boca con los valores de la patria y la familia, pero que, a la vez, se niegan a ver la realidad cotidiana, en especial aquella que envuelve a millones de jóvenes sin esperanzas ante la pobreza social y económica en que están envueltos. Pura actitud.
    Quienes han leído las letras de Slayer dentro de todo su catálogo, sabrán de la afición entusiasta por las historias de criminales en serie y el terror psicológico. Para ser específicos, una de las películas favoritas de Tom Araya es "The Texas Chainsaw Massacre', dirigida por Tobb Hooper, responsable de otros filmes clásicos del cine de terror como 'Poltergeist', 'Lifeforce 'y 'The Funhouse', entre otros. Y esa inspiración (basada, a su vez, en la historia del famoso asesino serial Ed Gein, quien elaboraba máscaras con la piel de sus víctimas) sería perfecta para 'Dead Skin Mask'. Un corte lento, siniestro y capaz de producir una sensación amenazante entre los desprevenidos. Volvemos a destacar la labor de Lombardo y su doble-pedal sirviendo de respaldo para aquella atmósfera plagada de maldad, cortesía de las guitarras demoníacas de Kerry King y Jeff Hanneman, una de las parejas de guitarristas más contundentes de los últimos 40 años. Con este corte, queda claro que el sonido de Slayer no es un regalo del cielo, sino una pesadilla proveniente del averno. Una pesadilla, por cierto, hecha realidad.


   La cara B del cassette/vinilo empieza con 'Hallowed Point', un corte que nos devuelve a los tiempos más descontrolados del "Reign In Blood" sin sonar repetitiva. Al igual que AC/DC, Slayer es una de las pocas bandas que se puede dar el gusto de repetir una formula sin riesgo de llegar a la monotonía. Una canción directa no solo en lo instrumental, sino también en su discurso, el cual constituye una clara denuncia hacia una sociedad violenta y enferma . Idéntico discurso podemos encontrar en la más lenta 'Skeletons In Society', cuyo groove adquiere un tinte infeccioso, reforzado con el trabajo de la dupla Hanneman-King en las 6 cuerdas. No importa la velocidad cuando una banda como Slayer se distingue por un sonido agresivo e intenso por naturaleza.

    Las revoluciones vuelven a subir de la mano de 'Temptation", un corte acelerado y, por lejos, uno de los más agresivos del cuarteto originario de Los Angeles, con un extraño pero efectivo trabajo en las secciones vocales. Esto debido a que Tom Araya registró dos veces las voces en este corte pues no se sentía conforme en un principio. Sin embargo, el efecto producido tras la mezcla final resulta efectivo. La base rítmica conformada por Araya y Dave Lombardo es una clara prueba de la evolución que ha alcanzado Slayer sin tener que transar sus principios. Tal como en 'Born Of Fire', cuyo inicio nos advierte de lo altamente inflamable que puede ser una banda como Slayer. Y el final llega con el tema que le da título a la placa. Un comienzo lúgubre, clara advertencia ante el peligro de caer en un abismo sin opción de escapar ileso. Las guitarras lucen una limpieza que llegan a incomodar a quienes esperaban algo más intenso.  Y, de pronto, aquella atmósfera siniestra y amenazante se vuelve inesperadamente más intensa, mediante un in crescendo ante el cual no hay escapatoria. Por lejos, el corte más "melódico" del album y, por qué no, de toda la discografía de Slayer. El single que le valió su llegada al público masivo sin necesidad de transar su sonido, lo cual podemos corroborar en los solos que se despachan Hanneman y King. Mención especial para Dave Lombardo, quien ratifica su dominio de la batería a toda prueba. Final perfecto para una placa en la que Slayer se consolida como un referente para toda una escena que iba más allá de la música, sobretodo con un discurso acorde a un contexto que afectaba a una joven generación que encuentra en la violencia la única vía de escape desde un podrido entorno disfrazado bajo la superpotencia que representaba EE.UU. en esos años.


     El éxito obtenido con "Seasons..." se traduciría en la gira promocional, registrada en el doble LP en directo "Decade Of Aggression", documento de vital importancia acerca de aquella máquina infernal que sembraba estragos en vivo, indispensable para quienes pensaban que Slayer era incapaz de reproducir semejante caos sonoro fuera del estudio. Sería, a la vez, el último material compuesto y registrado con Dave Lombardo (quien regresaría en 2002 y registraría el crucial "Christ Illussion" en 2006). Por lo mismo, para muchos fans significó el cierre de una etapa gloriosa para una banda que, hasta hoy, sigue generando polémica en una sociedad escondida bajo un disfraz de nacionalismo y valores familiares. Quienes pensaron (y aún es así) que Slayer era solo música a toda velocidad y letras repletas de blasfemias e insultos tanto raciales como religiosos, les haría bien observar el entorno que habitan. "Seasons In The Abyss" reflejó a toda una nación que, sin darse cuenta, se encontraba al borde del abismo moral y cultural. El retrato hablado de una sociedad enferma y desahuciada.


 Santiago Gets Louder, el festival de rock y metal más convocante en el país, agota localidades y vende más de 20 mil tickets en sus primeros tres días de venta. Solo quedan tickets Cancha a valor normal disponibles. Para su cuarta edición espera congregar a 26 mil personas el próximo 6 de octubre en el Estadio Bicentenario.

Venta de entradas en: www.ticketplus.cl

 


Escrito por: Claudio Miranda

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