#LiveReview: Candlebox "Comunión atemporal"



Seis años casi exactos han pasado desde el debut del combo liderado el histórico frontman Kevin Martin. En 2009, Candlebox pisaba por primera vez territorio chileno (teatro Caupolicán) en medio de la gira promocional del aclamado LP “Into The Sun” (2008), cuarto trabajo de la agrupación originaria de Seattle y que marcó un regreso esperado por parte de uno de los nombres más icónicos de la escena grunge que se tomó por asalto el mundo durante los años ’90. Esta vez, el escenario sería el Teatro Cariola, recinto que agotó rápidamente su aforo por parte de poco más de mil devotos fans cuyas edades, fácilmente, se medían entre los 15 y 35 años aproximadamente. Desde quienes eran adolescentes cuando ‘You’ y ‘Far Behind You’ se volvieron hits masivos hasta los jóvenes de ahora, los que se iniciaron con la leyenda transmitida de generación en generación.


Esta vez, la banda estadounidense no venía sola. Los encargados de comenzar la velada fueron sus compatriotas de Black Dog Prowl, banda originaria de Washington DC liderada por el cantante John Finver y el bajista Stephen Parsons. Un set de poco más de 4o minutos de riffs densos y envolventes, denotando la innegable influencia de Black Sabbath, Alice In Chains y los Soundgarden de los primeros años antes del estrellato a nivel planetario. Éxitos como ‘No Robots’ y ‘Vapor’ mantenían en una suerte de trance al público que progresivamente repletaba en el recinto ubicado en calle San Diego con el correr de los minutos. Un show correcto aunque llamaba poco la atención debido a su rótulo de ‘desconocidos’, a diferencia de lo que brindaron la noche anterior en el bar de René.


Poco después sería el turno de los nacionales Temple Agents, por lejos una de las revelaciones del 2015 debido al impacto generado por su placa debut titulada “Find The Place”, editada a comienzos de este año y que da cuenta de una producción ambiciosa y potente, recordándonos a referentes como Alter Bridge. Una puesta en escena cuya solidez se debe en gran parte al papel desempeñado por Ale Solar, un cantante que posee un registro impecable y rebosante de pasión, complementada, por supuesto, con una personalidad que no tiene nada que envidiar a cantantes de renombre como Myles Kennedy o, por qué no decirlo, Chris Cornell. Más allá de uno que otro problema ocasionado por la acústica del recinto, se pudo apreciar la fuerza de una agrupación que no esconde sus influencias por parte del post-grunge americano, resultando en un show aplastante, lo que se traduce en el arrastre que genera ante cerca de mil asistentes rendidos ante semejante despliegue de calidad y energía. Momento a enmarcar será la interpretación de ‘Divine Lightning’, con la sorpresiva aparición del mismo Kevin Martin, coronando una actuación redonda por parte de una agrupación que no tiene empacho en gritar sus aspiraciones por llegar a lo alto. Aspiraciones graficadas en una propuesta atrevida y realizada con un profesionalismo poco común en la escena nacional.
  

Pasadas las 21 horas, y con una introducción compuesta de samples, sale al escenario el quinteto liderado por Kevin Martin, quien sería el único sobreviviente de la formación que nos visitó hace unos años  junto al guitarrista Adam Kury y el histórico baterista Dave Krusen (el mismo responsable de la percusión en el clásico “Ten” de Pearl Jam). Respecto a los integrantes restantes, debutaba la pareja de guitarristas conformada por Mike Leslie y Brian Quinn. Cada uno tendría su momento para lucirse por un espacio de tres horas, comenzando con ‘Best Friend’, corte perteneciente al ya clásico “Lucy”, el segundo trabajo en estudio de los norteamericanos que, por estos días, cumple las dos décadas. Una interpretación magistral, con un Kevin Martin aún en forma luego de más de 20 años en carretera. No solo por su voz, sino por su puesta en escena, como si los años no se notaran, al igual que en ‘Simple Lessons’, precisamente la canción que abría el álbum ya mencionado que está de aniversario y se mantiene aún fresco. Luego de la ráfaga inicial, ‘Change’ se encargaría de bajar las revoluciones pero sin menguar en lo absoluto la calidad del show. Imposible no remarcar lo que nos brinda Kevin Martin, cuyo registro no solo permanece intacto, sino que nos transporta de inmediato a los ’90 gracias a la frescura de un sonido que se mantiene vigente por sí solo, lo que se reafirma con mayor fuerza en ‘Don’t You’, con un Dave Krusen marcando el ritmo con una fuerza que solos e compara a su precisión milimétrica. ‘Blossom’ sigue el recorrido por el debut homónimo del ’93, rescatando la sutileza de una banda que supo combinar la crudeza del Rock duro con la calidez melódica propia de la escena de Seattle de hace 20 años. Y lo de ‘Sweet Summertime’ sería un momento de culto, con un entusiasmado Kevin Martin bajando hacia la barrera de contención para acercarse a los fans que entienden perfectamente esta comunión que rompe cualquier obstáculo.


Si hay algo que debemos destacar de los directos de Candlebox es la capacidad de generar un ambiente de fiesta a la que todos estamos invitados. Como ocurrió en ‘Understanding’, interpretada con un invitado nacional: Goto, guitarrista y voz de La Mala Senda. Aquella unión resultaría en una interpretación tan encendida como emotiva, coronada por un abrazo fraterno entre el frontman estadounidense y el músico nacional. Y si en ‘Drowned’ Kevin Martin lucía una bandera chilena entregada por los fans, ésta tendría su utilidad para presentar la canción cuyo nombre aparecía impreso en el lienzo: ’10.000 Horses’, el corte encargado de dar inicio al tercer LP de la banda titulado “Happy Pills” (1998). La banda se despacha una sección de reggae entre medio mientras Kevin entona el cantico futbolero ‘Olé, Olé…’, recibiendo como respuesta los ‘ceacheí…’ de un público totalmente entregado a la figura del emblemático cantante., mientras que ‘Stand’ (con crudas palabras de Martin acerca del suicidio) desata el ‘headbanging’ entre los más de mil eufóricos fans.


Luego de alguna que otra partida en falso, Kevin Martin deja por unos minutos el escenario, mientras la banda se despacha una Jam en donde Mike Leslie y Brian Quinn sacan a relucir sus dotes  en las seis cuerdas, incluso generando una atmósfera envolvente de la que nadie se abstrae. Así es como después vuelve Kevin Martin (acompañado de un cigarro) para entonar los primeros versos de ‘Breathe Me In’, en una versión que te pone los pelos de punta. Y de la calma, nuevamente a la intensidad aplastante de la mano de ‘Arrow’ momento en que el cantante se manda un ‘stage-diving’ ante la exaltación de los fans que no dudan en participar de esta fiesta. Una constante que marcará estas tres horas sobre el escenario de una agrupación cuyo sonido nos hace experimentar sensaciones distintas una de la otra, pero manteniendo el sentimiento de comunión. Como ocurrió en ‘Cover Me’, con el público cantando al punto de ‘opacar’ a un Kevin Martin que no paraba de sonreír ante semejante muestra de cariño y entrega, al igual que en la dulce ‘It’s Alright’, corte proveniente del notable “Happy Pills” y que marcarpia el momento romántico de la noche. Al igual que Pearl Jam, Candlebox posee un repertorio que da para todo: desde el Rock N’ Roll más desenfadado y callejero, hasta la belleza de una balada a la que ni el rockero más duro puede permanecer inmune. Si hablamos de momentos emotivos hasta las lágrimas, es obligatorio destacar el homenaje rendido por la banda al ex cantante de Stone Temple Pilots y Velvet Revolver, Scott Weiland (fallecido durante las primeras horas del día). Como declararía el mismo Kevin, fue un día triste para el Rock N’ Roll y el mejor tributo que se le pudo hacer fue una conmovedora versión de ‘Creep’, con el público haciéndose sentir más que nunca. A más de alguno se le habrá escapado una lágrima y no es para menos. De inmediato suenan los primeros acordes de ‘Sometimes’, un corte perfecto para mantener la emoción y generar una luz entre la oscuridad de la pérdida.


El último tramo del show fue un momento épico, de esos en que una banda de Rock N’ Roll que se diga tal no debe guardarse nada. Primero con la archiconocida ‘You’, cantada a todo pulmón como un himno de toda la vida al ritmo del groove infeccioso que, luego de más de 20 años, le dio el paso a la inmortalidad. Luego, aprovechando la presencia del gran Dave Krusen, el cariola se vendría abajo gracias a una magistral interpretación del clásico de Pearl Jam, ‘Alive’. Un momento apoteósico, en el que un fan se subió al escenario a cantar con la banda, compartiendo micrófono con Kevin Martin, quien no cabía de felicidad ante lo que estaba pasando. Y si aquel momento fue épico, entonces no hay palabras para describir el final con el hit que le dio a Candlebox la fama a nivel mundial: ‘Far Behind You’, con los integrantes de Black Dog Prowl y Temple Agents, y, por supuesto, de La Mala Senda. Un cierre que traspasó todo lo imaginable, coronando lo que fue durante 180 minutos: una fiesta de la que nadie queda excluido.



Un show redondo de principio a fin, impecable en todas sus líneas. Quienes estuvimos presentes la noche del viernes 4 de Diciembre en el Teatro Cariola podemos afirmar con toda autoridad que la música de Candlebox va mucho más allá de una época en la historia del Rock. La identificación de los fans (al menos a nivel local) con el repertorio de los de Seattle no conoce de etapas ni modas. Los años pasan, pero la honestidad y el sentimiento prevalecen, al igual que la sonrisa de Kevin Martin ante la locura de un público que, por un momento, se transportó a través del tiempo. Precisamente esa es la virtud del buen Rock N’ Roll y la de sus grandes exponentes. Y Candlebox se ganó un merecido lugar ahí, junto a los grandes de todos los tiempos. Un honor indeleble al paso del tiempo.




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Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino

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