Dicen que la mejor manera de empezar un nuevo año/etapa/temporada es cuando se renueva la energía. En muchos casos, cuando se trata de un discurso o mentalidad, hay que darle un refresco aunque sin modificar su esencia, necesariamente. Esa es la impresión que se nos vino a la cabeza quienes fuimos testigos de una noche en la que el Metal fue protagonista, más allá de la forma. Ese Metal que no necesita recurrir a los clichés de lo antiguo, sino que se renueva y adquiere formas que le devuelven la fuerza transgresora de antaño.
Alterhyde:
Justamente fue aquella transgresión comentada al principio, la que se hizo sentir desde la apertura de la velada con Alterhyde. El quinteto capitalino se ha ganado el rótulo de 'inclasificable' gracias a una propuesta que sobrepasa etiquetas como 'Metalcore', gran mérito por parte de Christopher Montecinos (teclados y sintetizadores), el encargado de expandir las sonoridades de la banda fuera de los límites de lo imaginable. Bastó con trallazos como 'La Última Página' y el single 'Ecos' para demostrar de qué están hechos y su propósito. El único 'pero': los problemas de sonido, sobretodo al final de la performance, lo que derivo en una molestia para los asistentes que repletaban el Óxido. El único punto bajo para una banda que, sobre el escenario, no se guardó nada.
Burning Dusk:
Poco después sería el turno de Burning Dusk, combo originario de Valparaíso, los encargados de poner la cuota de crudeza mediante un Death Metal altamente influenciado por referentes como Arch Enemy. Por estos días, el trío se encuentra promocionando su LP titulado "Scavenger Of Light", del cual pudimos apreciar el single 'Pariah Generation', 'Will To Pay' y 'Deadbed', cortes que se intercalaron de manera impecable con canciones más antiguas como 'Restless'. Una performance sobra en cuanto a la puesta en escena, pero que nos permitió apreciar la energía destructora del trío comandado por el bajista y cantante Andrés Arancibia.
Sobernot:
Con un recinto con más asistentes y el ambiente un poco más prendido, Sobernot aprovecharía la oportunidad. Con el reciente EP "Aurt" editado el año pasado, el cuarteto santiaguino ha podido plasmar la influencia de Pantera y Machine Head en un conjunto de 'bombazos' devastadores y, por qué no decirlo, certeros. Aquella energía abrumadora también se hace sentir sobre el escenario, en especial por el potente desempeño que lleva a cabo su frontman, Cesar Vigouroux (Rusted). Aquello tampoco desmerece la labor que cumple Pablo La'Ronde (guitarra), el gran responsable de la identidad sonora que posee Sobernot. 'Cold Bitch', 'Let Them Starve', 'Cowards' y el instrumental 'Ferrell's Trip' dan cuenta de la energía que se respira gracias al trabajo profesional realizado por una agrupación que no dejó nada al azar.
Minerva:
Si había una banda perfecta para cerrar la jornada como corresponde, Minerva hizo mucho más que eso. Con el carismático Pablo Díaz en las voces, el quinteto deja claro desde el primer segundo una actitud tan aplastante como una propuesta sonora egresada de la escuela fundada por referentes de los años '90 como Carcass, Soilwork y los norteamericanos Machine Head. Cortes como 'Antihéroe' y 'Detrás de la Máscara' se vuelven, en vivo, una auténtica lección de cómo barrer con las fronteras sonoras sin menguar su discurso y la actitud ni por un instante. Una sensación similar nos quedaría al repasar material perteneciente al LP "Follow Me", con 'I Wish', Dust' y 'Goodbye You Go' complementando un set tan redondo en ejecución como encendido en cuanto a energía.
En resumen, podemos afirmar de una jornada redonda, con cuatro bandas dando cuenta de una calidad que poco y nada tiene que envidiar a los referentes internacionales, aunque con puntos bajos como el sonido y la opaca recepción del público. El género necesita refrescarse y lo ocurrido en el Óxido la noche del 16 de Diciembre es un claro aviso: el Metal es un discurso que se renueva para mantener su esencia. Tarea por cumplir aún.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino
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