#LiveReview: Tankard en Chile "Feos, Gordos y Aún Con Sed!"

Hubo que esperar casi una década (Diciembre de 2007) para una segunda visita. Nueve años son más que suficientes para acumular sed, tanto de Metal como de alcohol. Quienes repletaron el centro de eventos Kmasu  la noche del 20 de Febrero recordarán aquella jornada como una fiesta en que la cerveza, el whisky y el bourbon se escurrió en chorros gigantescos, con más de mil headbangers apagando su sed mientras Tankard, la leyenda del Thrash Alemán y mundial, animaba esta fiesta de la que nadie podía quedar fuera.

Un par de horas antes, a las 18:30 para ser más exactos, los fuegos se abrían de la mano de los nacionales Maniac Revenge. En 45 minutos, la agrupación santiaguina nos brindó una demoledora cátedra de Speed-Thrash influenciado notoriamente por referentes de la talla de Overkill y Exciter, suficientemente inflamable como para encender al entusiasmado público que no tuvo necesidad de esperar afuera hasta el turno del número principal. Todo lo contrario: cortes como ‘Elimination’, ‘Johnny Got His Gun’ y ‘Beer City’ obtuvieron una intensa reacción por parte de los bangers que circulaban de manera insana en el moshpit. Actitud pura.

Poco después llegaría el turno de los más longevos Bunker, agrupación originaria de Quilpué y considerada una leyenda de culto dentro del circuito más ligado a la ‘Vieja Escuela’ de la escena nacional. Este año la banda ha estado afinando los últimos detalles para lo que será el lanzamiento de su LP “The Cult Of Violence”, por lo que había que aprovechar el momento no solo como teloneros de una leyenda a nivel mundial como Tankard, sino también para brindarnos un ‘adelanto’ de lo que será la culminación de un largo recorrido mediante una propuesta que se mantiene aún incólume al agua que corre raudo por el río de los evos.

Y para culminar con la presentación de los números nacionales, a las 21 horas Massive Power se toma por asalto el escenario en medio de una encendida ovación. No es para menos si nos referimos a una agrupación que ha sabido encarnar los principios del Thrash Metal más purista. De la mano de brutales bombazos como ‘License To Kill’, ‘Mass Crime Corporation’, ‘City Noise/Moshing Rage’ y una demoledora versión del clásico de Motörhead ‘Iron Fist’ (claro homenaje al legendario Lemmy), la banda liderada por los hermanos Rodrigo y Marcelo Echeverría (guitarra y batería, respectivamente) no se guarda nada cuando se trata de dejarlo todo en el escenario. Incluso ante algunos problemas técnicos con el sonido, la banda dio cuenta de sus décadas en la carretera, suficientes como para sembrar la mortandad entre los poco más de mil bangers eufóricos ante semejante fuerza destructora. Menos de 1 hora fue suficiente para generar el ambiente necesario para lo que será el cartel estelar.

A eso de las 21 horas, y luego de una intro acústica de fondo, la espera por casi 10 años por fín terminó en medio de la euforia total, derivando en el estallido esperado apenas retumban los primeros acordes de ‘Zombie Attack’, corte que titula y abre el mítico LP debut que, justamente cumple tres décadas este año. La reacción de los poco más de mil headbangers que repletaban el recinto ubicado en calle Blanco no podía hacerse esperar ante la energía destructora generada por el cuarteto originario de Frankfurt, con el eterno y querido ‘Gerre’ al frente. La sola aparición del robusto frontman fue el comienzo de un espectáculo aparte que no cesó en todo el show. Luego del primer saludo, el recinto se vendría debajo de inmediato con ‘The Morning After’ (canción que titula su tercera placa editada en 1988), con el público entonando el coro con el puño en alto. Un himno por donde se le mire, una Declaración de Principios para quienes saben que en esta fiesta están prohibidas las formalidades y las caras largas.

Es complicado hablar de virtudes técnicas en una performance en que el público suele ser el protagonista indiscutido, pero no por ello debemos pasar por alto el papel fundamental que cumple un histórico como el bajista Frank Thorwarth, el único integrante fundador que ha permanecido en Tankard junto a Gerre desde sus inicios. Letal y certero como una ametralladora, Frank conforma una dupla de temer con el baterista Olaf Zissel, resultando en una sociedad rítmica contundente de principio a fin. En las seis cuerdas, el papel que cumple  Andy Gutjahr es más que sobresaliente, sobretodo si tomamos en cuenta que Tankard contaba con dos guitarras en sus inicios. A un ya experimentado como Gutjarh (ingresó en 1998), un antecedente de esa magnitud poco le importa y eso se hace notar en el escenario mediante esa vibra especial que poco y nada tiene que envidiar a referentes de clase mundial de la talla de Phil Campbell (Motörhead). Y Gerre… Bueno, es casi imposible juzgar de manera meticulosa el papel que desempeña como frontman más que cantante. Corriendo por ambos extremos del escenario, moviéndose cual desquiciado como en sus años mozos, arrojando latas de cerveza al público... ¿Cuántos frontman, con más de treinta años de cerveza, Metal y ‘carrete’, son capaces de brindar semejante entrega sobre el escenario? Quienes estuvimos en el lugar de los hechos podemos asegurar que un tipo como Gerre es único en su clase. Autenticidad pura por sobre las posturas propias del Thrash Metal. Diversión total por sobre la marcialidad característica de la rígida escena alemana.
Todos los elementos anteriormente mencionados quedaron en evidencia en momentos inolvidables como ‘Rules For Fools’, ‘The Beauty And The Beast’ (con el público robándose el protagonismo en los coros ante la complacencia de los alemanes) y ‘Fooled By Your Guts’, este último perteneciente al reciente LP titulado “R.I.B.” (2014). Más allá de la actitud desenfadada que los distingue de sus pares locales (Kreator, Sodom, Destruction), Tankard grafica de manera aplastante el presente propio de una escena alemana que se ha mantenido constante en sus principios, incluso por sobre las tendencias actuales que parecen reinar dentro del Metal. Por lo mismo es que se pueden dar el lujo de viajar al pasado lejano en contadas ocasiones (sin necesidad de vivir de aquello, a diferencia de sus colegas americanos, las cosas como son), como ocurrió en ‘Maniac Forces’, momento de regocijo para los fans más ‘Old School’, específicamente los fans de los días de “Zombie Attack”, una placa que, a pesar de no poseer la calidad necesaria para ser considerada una obra maestra, grafica la esencia callejera del Thrash como un movimiento social y cultural al que pertenecen los feos, los marginados, los eternos borrachos. Esos son los auténticos ‘thrashers’: los que tienen calle y actitud, lo que más importa por sobre la imagen.

Un momento a destacar fue la interpretación de ‘Die With a Beer In Your Hand’, cuando la ejecución fue interrumpida por un apagón que duró apenas un par de minutos. Una vez reestablecida la energía, la banda interpretó nuevamente aquella canción, con el público cantando las letras y coreando las guitarras con una entrega conmovedora. Profesionalismo de primer nivel por parte de una banda que se debe totalmente a sus fans y lo asume en público con la humildad propia de una leyenda que no transa su fórmula por nada del mundo.

‘Rectifier‘, ‘Minds On The Moon’, ‘R.I.B. (Rest In Beer)’ y ‘Metal To Metal’ mantienen la intensidad de un set mayormente enfocado en los últimos 15 años de carrera de los alemanes, dando cuenta de una fórmula que se mantiene perenne y fiel a su esencia. Los viajes al pasado sólo se permiten para rescatar hits como la vacilona ‘Space Beer’, con el público transformando la ‘cancha’ en una pista de baile (o, tomando en cuenta el recinto, una discotheque). El remate del set llega con ‘Chemical Invasion’, cuya introducción blusera le saca una sonrisa hasta al más amargado. La respuesta del público, una vez concluido el set regular, no podía ser otra: la sed de alcohol y Metal siempre será complicada de saciar, por lo que, luego de 5 minutos, la agrupación alemana vuelve al escenario para cerrar la jornada como corresponde, comenzando con ‘Alien’, original del EP del mismo nombre’. A esas alturas, se hace notoria la voz algo cansada de Gerre luego de casi 2 horas de show, más aún con su estado físico que se ha convertido en una imagen icónica para los fans más radicales del Thrash Metal (lo que acá se conoce popularmente como ‘ponchera’ o ‘guata cervecera’), lo que se hace más notorio en ‘A Girl Called Cerveza’. Pero poco y nada importa cuando eres testigo de una entrega que perdura más allá de los años y, por qué no decirlo, los vicios propios del Rock n’ Roll como estilo de vida. Y para cerrar, el himno por excelencia de los de Frankfurt: ‘(Empty) Tankard’. El momento en que el local se vino completamente abajo, con los más de mil eufóricos fans adueñándose del espectáculo en todas las ubicaciones, con el sector cancha hecho un mar de ‘headbangers’ saltando al ritmo del riff inicial para después desencadenar el estallido mediante un mosh de incontables proporciones. Cuesta encontrar las palabras precisas para describir un momento de aquella magnitud, con leyendas de alto calibre entablando un feedback con el público que va más allá de la ovación, el mosh/headbanging y el groove ‘vacilón’ de la música. Épico, glorioso, con el público rompiéndose la garganta entonando ‘We wanna drink some…WHISKEY!!! We wanna drink some…BEER!!!’, unidos todos en una sola voz en la sección final. Conmovedor hasta las lágrimas, incluso para el más rudo.

Esta segunda visita ha sido una prueba de que la popularidad de Tankard entre los fans locales no es gratuita. Más allá de la larga espera, la segunda visita de los originarios de Frankfurt simboliza la esencia del Thrash Metal más allá de la imagen cliché (zapatillas con caña, pantalones-jeans gastados, chaquetas con parches por doquier): actitud callejera, totalmente honesta. Puede que Gerre y sus amigotes representen lo que muchos temen ser: feos y gordos. Pero jamás viejos. La sed siempre estará intacta, la borrachera parece no tener fin. A fin de cuentas, obtuvimos mucho más que solo un poco de whiskey y cerveza, como reza ‘(Empty) Tankard’. Un brindis por quienes aún estamos dispuestos a morir con cerveza en mano. SALUD!


Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino

     

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