Para los seguidores locales de los sonidos extremos en su estado más puro, el debut de Extreme Noise Terror en tierras chilenas cumplió con todo lo que se esperaba de un evento en el que primó la crudeza y el caos constante por sobre la prolijidad. Lo que brindaron la noche del Martes 15 de Marzo en Club Kmasu los británicos comandados por el incombustible frontman Dean Jones (el único integrante fundador que permanece hasta hoy) fue un claro reflejo de la extrema violencia en la que estamos envueltos en el diario vivir, aquella que no distingue géneros, sino que los une bajo un mismo sentimiento: el odio absoluto contra el sistema que parece regir sobre nosotros.
Qué mejor manera de abrir fuego de la mano de los brasileños Siege Of Hate, agrupación con casi 20 años en la carretera y cuyos 3 LP en estudio dan cuenta de un grindcore que sigue perfectamente los pasos de referentes históricos como Napalm Death, Terrorizer y los mismos ENT. Lamentablemente, además de los constantes problemas de sonido (lo que se hará latente en casi toda la jornada), el recinto contaba con escasos asistentes debido a que la gran mayoría esperaba el número estelar. Luego sería el turno de los nacionales Posterror, banda originaria de Temuco cuya puesta en escena llamó la atención por una personalidad tan encendida como su propuesta, remarcada en cortes como 'Dosis Diaria' y 'Golem'. Reitero el punto de los problemas de sonido a lo largo de la jornada, lo que hace casi imposible salir airoso al final del show. Posterror superó esa prueba no sin dificultades.
Dos décadas y seis discos de estudio
parecieran brindarle la categoría de referente a los brasileños Nervochaos,
cultores del Death Metal más blasfemo, aquel que los ha hecho ganarse un lugar
en el averno como dignos discípulos de la escuela fundada por Deicide, Vital
Remains y sus compatriotas de Vulcano. Pero los problemas técnicos al comienzo
de la performance pudieron costar caro, tanto por el exceso de saturación (no
se le puede echar la culpa al recinto) como en el micrófono del guitarrista y
cantante principal Laureano Nightrealm, empañando el comienzo de un show que
fue mejorando en el aspecto técnico. En cuanto a la puesta en escena, la
agrupación liderada por el baterista y fundador Eduardo Lane hizo lo suyo,
mediante un set que abarcó de manera breve pero contundente toda su
discografía, incluyendo algunos cortes del reciente "The Art Of
Vengeance" (2014). Death Metal putrefacto, puramente blasfemo y sin
concesión a nada, con cuatro personalidades unidas en una sola esfera
destructora.
Luego se vendría una suerte de 'adelanto'
de lo que será el plato de fondo. Al menos es la impresión que uno se lleva con
la aparición sobre el escenario de los británicos . Conformado por
Ollie Jones (guitarra, voz) y Michael Hourihan (batería), El duo británico
ofreció un set totalmente repleto del grindcore químicamente puro, en el que la
ferocidad de 'himnos' como 'Bacterial Breakdown', 'Sadosexual Suicide' y 'Aim,
Fire, Kill' se hizo sentir en un recinto que ya empezaba repletarse y a encenderse con semejante
muestra de actitud, en la que no se busca probar nada 'nuevo', sino remecer y
satisfacer a quienes gustan de los sonidos extremos más radicales.
Poco después, a eso de las 22 horas, Ollie y
Michael vuelven al escenario, esta vez acompañados del bajista Andi Morris, en medio de una
candente ovación, la cual llegaría a su punto cúlmine con la aparición de Dean
Jones, dando comienzo al número que toda una generación de fans esperaban en
suelo nacional. Desde el arranque con ‘Deceived’ (original del seminal “A
Holocaust In Your Head”), una horda de punkies, skinheads y metalheads
presentes en el recinto de Avenida Blanco Encalada se volvió un tornado que no
dejó ‘mono parado’. Un mosh cuyo nivel de violencia dejó claro la vocación
anarco-punk de la legendaria agrupación británica, cuyo set consistió en auténticos
bombazos de terrorismo musical como ‘Work For Never’, ‘We The Helpless’,
Religion Is Fear’ y ‘Raping The Earth’. Más allá de que Dean Jones (cuya
presencia da cuenta de un personaje por el que los años apenas pasan) sea el
único integrante original presente, el rótulo de ‘leyenda de culto’ con el que
es catalogado un referente como Extreme Noise Terror, no es gratuito si
hablamos de un institución que conformó una escena de alto voltaje junto a
nombres como Terrorizer, Napalm Death y, en especial, Doom.
A pesar de lo breve del set (menos de 50’)
pudimos apreciar el estado de una agrupación que no dejo insatisfecho a nadie.
Todo lo contrario: hacia el final con joyas como ‘Bullshit Propaganda’ y
‘Fucked Up System’, ENT redondeó una jornada en que el exceso de decibeles
imperó por sobre la prolijidad de un género que no busca nada más que derribar
todo tipo de estamentos socio-culturales. Quizás uno podría ser quisquilloso y
hacer notar la incomodidad inicial del cuarteto sobre el escenario, pero no tendría
mucho sentido ante esta ‘primera vez’. A Dean y su pandilla poco le importará
la crítica respecto a su propuesta mientras la misión sea arrasar con todo, tal
como pudieron apreciar los cerca de 700 asistentes con poleras de Slayer y
mohicas punk. Una clara prueba de como un puñetazo repleto de decibeles al
máximo no distingue género. El debut en suelo chileno será recordado como una
jornada en que el terror sónico se sintió como una letal descarga de alto
voltaje. El holocausto que muchos teníamos en la mente se hizo real.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Wildcard_Dreamer
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