Desde hace un par de años, recintos de reducida capacidad como el Club Rock&Guitarras (ubicado en la comuna de Ñuñoa) se han vuelto una plaza casi obligada cuando se trata de acoger eventos en los que se reúnen los seguidores del underground ante visitas destacadas que, a largo o corto plazo, priorizaron la vocación artística por sobre las fórmulas radiales (o, por qué no decirlo, la fama fácil y rápida). Para quienes crecimos al alero del sonido forjado en acero por Black Sabbath y terminamos impregnados de aquellas atmósferas lúgubres y desérticas que, hace más de cuatro décadas, moldeó Tony Iommi nota por nota a través de las seis cuerdas de su Gibson SG, la noche del domingo 8 de Mayo estará enmarcada en la memoria de quienes fueron testigos del debut histórico en tierra nacional (y en pleno Hemisferio Sur) de los ucranianos Stoned Jesus. Formados en 2009, hubo que esperar solamente 7 años para su breve pero hipnótico paso por estos rumbos, en esta primera vez con Chile formando parte de la gira promocional del reciente "The Harvest" (2015), el tercer larga-duración en el catálogo de una banda que destaca por una fórmula tan simple como envolvente a la vez. Un power-trío a cuya música y puesta en escena no les sobra ni falta nada. Todo en su lugar, con la música en primer plano.
Poco después, luego de una espera amenizada con AC/DC y Black Sabbath de fondo, a eso de las 20 horas llega el momento esperado por los cerca de 150 fans que repletaban a esas horas, el recinto ubicado en avda José Pedro Alessandri. Sin necesidad de parafernalia ni posturas pretenciosas, solo la ovación del público que se volvía testigo y partícipe del debut histórico de Stoned Jesus en este extremo del globo terráqueo. Un sencillo pero efusivo saludo de Igor Sidorenko (guitarra y voz), mientras él y sus compañeros Sid (bajo) y Viktor (batería) se preparaban para dar rienda suelta a una descarga brutal de poder y psicodelia en su máxima expresión. ¿Qué se puede hacer o decir ante los primeros acordes de 'Rituals Of The Sun'? Poco, quizás nada, porque en estos casos no queda otra que caer rendido, sobretodo cuando el nivel de pasión generado sobre el escenario se torna directamente proporcional al calor propio de las fosas volcánicas activas, o, aludiendo a la canción en cuestión, al la sensación de estar sumergidos en el corazón del sol. Increíble y sublime momento para quienes hemos sostenido, con firmeza y bastante razón, que la fórmula 'menos es más' es una llave que nos puede abrir la puerta hacia el espacio infinito. Por cierto, un corte como 'Rituals Of The Sun' también permite apreciar la participación de los fans, sobretodo en los coros finales, donde la olla a presión alcanza su capacidad hasta estallar en una onda destructora.
Luego del primer saludo de Igor hacia un público eufórico a rabiar, se dejaría caer el single 'The Harvest', una muestra de las virtudes melódicas que caracteriza el sonido de Stoned Jesus, el cual ni siquiera tiene la necesidad de sacrificar en demasía la densidad rocosa propia de sus sonoridades. Sensación similar es la que se nos viene a la mente con 'Stormy Monday', con el público entonándola como un clásico inmediato. No es para menos cuando, ante la proximidad inevitable del día más querido de la semana (?), no queda otra que cantarla hasta dejar el alma. Y si hablamos de alma, la interpretación de Igor te pone los pelos de punta. Blusera, apasionada, arrastrada, con el trío conformando una puesta escénica que evoca la más feroz de las tormentas de arena en pleno desierto. Eso se llama ¡sentir la música!
'Bright Like the Morning' se encarga de envolver el recinto con esos tintes de psicodelia que remarcan la influencia de Pink Floyd (1968-1971) pero manteniendo en primer plano la identidad sonora de una agrupación que no para de hacer maravillas mediante el formato guitarra/voz-bajo-batería. Y si hablamos de momentos casi indescriptibles con palabras, lo ocurrido en 'I'm the Mountain' (con Igor preguntándole al público cómo se decía el título en castellano) supera todo tipo de expectativas. Los poco más de 15 minutos de su versión de estudio de pronto rompieron todas las barreras existentes del tiempo y el espacio al guiarnos por distintos pasajes sonoros cuyo poder hipnótico atrapa hasta al más escéptico. Lo que hace y genera Stoned Jesus tanto en vivo como en estudio ni siquiera merece análisis porque cumple con su objetivo al recrear las místicas atmósferas heladas y desérticas donde rondan aquellos míticos y feroces seres que terminaron forjando sus propias leyendas. Y con solo una guitarra, un bajo y una batería, sin necesidad de sintetizadores grabados ni samples con efectos de sonido. Eso es, derechamente, magia negra. De la que nos atrae con sus ofertas sensuales y peligros al acecho. Sublime y glorioso.
Como resaltábamos al comienzo, el debut de los ucranianos por estos parajes del planeta adquiría ribetes históricos, tanto por lo que significaba para los seguidores de la escena underground como por una que otra sorpresa. Y precisamente, tal como pregona Igor a su público, luego de la experiencia cósmica de 'I'm the Mountain', llegaría el turno de presentar, por primera vez sobre un escenario, la oscura y lisérgica 'Black Woods' (original del primer LP "First Communion"). Para los fans del sonido sabbáthico en su estado más puro, una delicia de primer nivel, incluso un deber en cuanto a la experiencia que transmite de manera certera, dándonos la sensación de extravío entre los bosques, con las sombras de la muerte acechándonos sin opción para salvar nuestras almas. Para finalizar el set regular, el groove sigiloso y blusero de 'Electric Mistress', con el trío completo moviéndose como 'poseídos' y cabeceando, mientras los fans saltaban, enarbolaban camisetas y cabeceaban a un ritmo que, pasados los 5 minutos, deriva en una sección densa y tan envolvente que no queda otra que caer rendidos ante el poder de nuestra imaginación.
Luego de concluir el set, y ante una ovación propia de un espectáculo de primer nivel (si uno lo ve de esa manera, un recinto reducido como el club R&G fue una elección más que acertada por parte de la productora), la agrupación vuelve al escenario para empezar a despedirse, primero con el groove pendenciero de 'YFS', una suerte de golpe vitamínico para quienes aun seguían envueltos en el poder hipnótico del corte anterior. Y el final definitivo llegaría con el pedal del acelerador hasta el fondo, de la mano de 'Here Come the Robots', cuyos coros eran cantados al unísono por aquellos fans que aún seguían hambrientos de todo el poder destructor generado de una manera tan simple como también certera en todo sentido. Un debut más que histórico por las circunstancias descritas anteriormente. Stoned Jesus, desde los helados y misteriosos parajes de la Europa Oriental, supieron aplicar una fórmula que, en algún momento, evocó las atmósferas sabbáthicas mezcladas con la interpretación y capacidad creativa propias de Rush en sus inicios. La noche del domingo 8 de mayo será recordada tanto por los seguidores de un estilo que rinde culto a las tonalidades prohibidas por la industria convencional como por quienes vieron sus expectativas superadas mucho más de lo que uno creería encontrarse. Pocas veces estuvimos tan cerca de experimentar una tormenta solar, en la que la naturaleza humana se conecta de alguna manera con aquellos rincones nunca antes explorados. Stoned Jesus convirtió nuestras almas en magma incandescente y es imposible abstraerse aún de aquello. Los esperamos gustosos de regreso.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Tay Martinez
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