A fines de 2011 se estrena, a nivel mundial, un documental dirigido por Joerg Steineck, titulado simplemente "Truckfighters Fuzzomentary", el que retrata el diario vivir de una banda originaria de Örebro (Suecia), cuyos componentes poseen empleos como la gente normal ("normalidad" suele ser un concepto bastante expuesto a todo tipo de interpretaciones), mientras aprovechan el "tiempo libre" para dedicarse a su pasión, brindando presentaciones de antología sobre el escenario, casi desquiciadas, como si se tratase de una nueva versión de The Who o Grand Funk Railroad.
Pero eso no es todo: el documental cuenta con la participación de músicos de diversas bandas influyentes, como Fu Manchu, Queens Of The Stone Age, Kyuss, sus compatriotas de Witchcraft, etc. Entre ellos, destaca un distendido Josh Homme, refiriéndose a los suecos como la mejor música que ha escuchado en su vida. Una afirmación que define la devoción generada en todo el universo de lo que denominamos Stoner Rock, sobretodo en nuestro país, en donde, si se deja aparte el lado mainstream (Queens Of The Stone Age), los seguidores del género destacan por una pasión irrefrenable por aquellos sonidos con texturas pedregosas que emulan el calor abrasante del desierto.
Más allá del antecedente audiovisual, el combo conformado por Ozo (bajo, voz), Dango (guitarra) y Enzo (batería) ha transitado por la carretera durante poco más de 15 años, período en el que ha registrado y editado dos EP y un larga duración, siendo el más reciente "Universe", editado en 2014, trabajo que no ha hecho más que reafirmar el arrastre generado entre sus fans incondicionales, aquellos que saben, perfectamente, que no existen las coincidencias.
Porque, lo que presenciamos en un repleto Club Rock&Guitarras la noche del domingo 22 de mayo, no solo marcó un debut histórico, sino que, además, permitió corroborar la comunión existente entre una banda que lo dio todo y más sobre el escenario, y una fanaticada que no tardó en transformarse en un tornado de fuego que se movía al ritmo de la música.
Pasadas las 19 horas, la jornada iniciaba de la mano de los nacionales Demonauta, cuya mezcla de psicodelia floydiana con riffs sabbathicos dejó rendido, desde el comienzo, a un público totalmente absorto con aquel espectáculo de luces que, fácilmente, equivalía a una suerte de 'trip' mental, dejando fluir la energía cósmica a través de nuestros sentidos. Cortes como "Jardín del Sol", "Caminando en la luna", "Summer Hell" y "Tesla", se dejaron caer uno tras otro, sin espacio para la pausa, derivando en una presentación envolvente en su totalidad. Poco más de 40 minutos fueron suficientes para que Demonauta diera cátedra de una propuesta sonora que sobrepasa todo tipo de barreras.
Luego de un relajado intermedio, la espera terminó apenas aparecieron sobre el escenario esos tres tipos que, pese a sus ocupaciones formales, sabían que sobre el escenario la cosa cambia, incluso, desde antes de empezar a tocar, como lo comprobaron los cerca de docientos eufóricos fans que vieron como Dango saludaba con vehemencia al público mientras arroja su camiseta, que será capturada como trofeo por un asistente entusiasta.
Es así como se dejan caer los primeros acordes de "Mind Control", track que da inicio al mencionado "Universe" (2014), con la banda dejando en claro su status como espectáculo. Un sonido potente y claro, suficiente para poder apreciar las cualidades técnicas de una banda que hace fácil lo difícil. Lo que se vendrá de ahí en adelante es pura y sana diversión.
Uno a uno se dejarían caer en un bombardeo de psicodelia pesada "Monte Gargano", "Atomic" y la épica "Mastodont", con el trío sumergiéndonos en rincones donde el tiempo pareciera detenerse mientras subimos la escalera que nos permite alcanzar las estrellas que conforman la constelación de Orion.
Imposible no quedar rendido ante la ejecución magistral y demoledora de cada componente, en especial Ozo: un monstruo al momento de expresar sentimiento y virtuosismo en las cuatro cuerdas, sin jamás perder su norte en la sociedad rítmica compuesta junto a un Enzo, que aporrea los tarros como si en ello se le fuera la vida.
Y lo de Dango es casi indescriptible. ¿Cómo se puede reaccionar ante la entrega brindada por un personaje claramente inspirado en referentes como Angus Young, Pete Townsend y Mark Farner? Envidiable y digno de aplaudir su despliegue físico, que lo hace punto de atracción entre quienes aún no asimilan ese nivel de actitud y entrega. Y eso se hace sentir también en esos riffs pesadamente atmosféricos, envolventes como el terciopelo.
El groove resbaloso de "Manhattan Project" y la avalancha de nieve de "In Search Of (The)" conforman una respuesta descomunal entre los seguidores de sus primeros trabajos, destacando la crudeza propia de un género que, con solo tres instrumentos, derriba todo tipo de fundamentalismos.
Para rematar el set inicial, una versión gigantesca de "The Chairman", cuyo riff principal sumerge al público en un trance hipnótico al que es imposible de abstraerse. El headbanging y el mosh se hicieron presentes al punto de generar una sensación similar al de un incendio, con el recinto prácticamente viniéndose abajo. Metal y psicodelia fusionados en una combinación altamente inflamable, por supuesto, intercalando la brutalidad con la sutileza.
Y para rematar el set completo, una versión incendiaria (el fuego es un elemento omnipresente ayer, hoy y siempre) de "Desert Cruiser", con el público prácticamente adueñándose del coro, para grata sorpresa de unos sonrientes Ozo y Dango, quien pareciera no cesar con su espectáculo de saltos y gritos mientras le saca fuego a sus cuerdas.
Al finalizar, Ozo se da el lujo de realizar un "stage-dive" dos veces, dejando en evidencia, hasta el final, la hermandad generada entre la banda y aquellos fans que no tuvieron empacho en demostrar su cariño por sus héroes.
Fue así como en Chile, la última parada de su gira sudamericana, más allá de ser la primera visita de los suecos, pudo sellarse una relación que, pese a los 15 años de espera, se sintió como si fuera un sentimiento de toda la vida. Esperemos que pronto se lleve a cabo una segunda visita, porque un espectáculo de ese nivel no requiere de pomposidades inútiles ni publicidades con frases "para la galería". Por actitud y calidad, Truckfighters empezó ganando por goleada en su debut en suelo chileno. Para beneficio de nuestros sentidos, los agradecimientos por una presentación de aquella magnitud vienen del corazón. Como debe ser, de manera natural.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino
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