A mediados de los '90, en pleno auge del Metal Extremo con texturas sonoras marcadamente góticas liderado por Paradise Lost, los cimientos de la escena musical europea se remecen con el lanzamiento de "Wildhoney", cuarta placa en estudio de la entonces novel banda sueca Tiamat. Aquel trabajo marcaba un hecho inédito al establecer el nexo definitivo entre la aspereza de Black Sabbath y la psicodelia floydiana (o, para los más radicales, Mercyful Fate uniendo fuerzas con King Crimson), marcando un antes y un después en lo que será el movimiento Progresivo de fines de la década liderado con éxito por Opeth y Anathema. De esta manera, el Metal europeo daba un paso agigantado hacia adelante, trazando rutas hacia terrenos desconocidos y fértiles a la vez, al punto de que enmarcar a estas agrupaciones dentro del Metal resulta inútil cuando el producto presentado trasciende todo lo imaginable.
Precisamente la vocación aventurera en busca de nuevos territorios es el elemento que se hace omnipresente en "The Fall Of Hearts", décimo trabajo en estudio de Katatonia, una agrupación que, durante 25 años, ha sabido forjar su propia identidad en base a la eterna búsqueda de nuevas sonoridades, conformando una paleta de colores cada vez más extensa y nutrida. Aún se hacen sentir los ecos generados con la aparición del recordado y excelente "Viva Emptiness" (2003), trabajo con el que el combo, hasta entonces asociado al denominado 'Gothic Doom Metal', decidió abrirse camino en busca de nuevas experiencias y sabores para degustar. Siguiendo el camino de los mencionados Opeth y Anathema, la agrupación liderada por Jonas Renkse y Anders Nyström se ha mantenido firme al momento de exponer una propuesta que barre con todos los prejuicios existentes y por haber.
En medio de la niebla aparece, repentinamente, un haz de luz que nos llama a dar el paso hacia el otro lado. ¿Cómo no caer rendido ante sutil golpe inicial de 'Takeover'? En poco más de siete minutos resume el camino trazado y recorrido durante más de dos décadas, dando cuenta, a la vez, de un presente fructífero, en el cual nada sobra ni falta. La interpretación vocal de Jonas Renkse transmite una sensación de calidez al que nadie puede resistirse, mientras el desempeño de Anders Nyström y Roger Öjersson en las seis cuerdas intercala pasajes sonoros distintos unos de otros manteniendo siempre el hilo conductor. Algo similar podemos afirmar de la sociedad rítmica compuesta por el bajista Niklas Sandin y el baterista Daniel Moilanen, cuyo trabajo tanto en este corte como en toda la placa refleja el excelente estado de salud que posee la columna vertebral de un quinteto cuya fórmula se mantiene tan impredecible como certera en sus melodías.
La niebla envolvente de 'Serein' y los estertores agónicos de 'Old Heart Falls' generan una serie de matices sonoros en los que el concepto principal se basa en la desesperanza espiritual. Sobretodo en 'Old Heart Falls', una advertencia respecto a la llegada de nuestra hora final, no solo del mundo físico, sino de todos nuestros sueños y metas que pudieron ser. Quizás algo menos luminosa que 'Serein' (decisiva la influencia de bandas como The Cure y, en especial, The Smiths), pero de alguna manera intercala oscuridad y luz mediante un flujo de sensaciones a los que es imposible ignorar por muy endurecido que se encuentre el corazón.
Si queremos encontrar belleza en medio del gris que envuelve al mundo (o lo que conocemos), 'Decima' es un corte recomendado para quienes creen aun en la salvación del alma, por muy fracturada y desgastada que se encuentre. El desempeño vocal de Jonas Renkse poco y nada tiene que envidiar a la brisa campestre que refresca nuestros rostros, algo posible gracias a una interpretación instrumental que juega siempre en favor de la música por sobre los lucimientos personales. la fórmula 'menos es más', en el caso de Katatonia, parece ser una Ley que adquiere tintes universales cuando se trata de generar atmósferas sonoras sin necesidad de recurrir a tanta parafernalia inútil.
'Sanction' constituye un repaso por el Doom Metal de carácter furioso que le ha valido a Katatonia una reputación en base a versatilidad creativa y técnica, intercalando momentos intensos con pasajes tan tenues como la luz del amanecer. Gran mérito por parte de Anders Nyström y Roger Öjersson en su labor como 'Directores de Fotografía', puesto que si hay algo que caracteriza la propuesta artística del combo sueco es la variedad de colores y filtros utilizados para recrear aquellos paisajes de ensueño (o de pesadilla, siempre dependiendo de cómo se mire) que cobran forma concreta en un mundo cada vez más mecanizado y superficial. La exploración submarina de 'Residual', en tanto, marca el momento introspectivo dentro de una colección de canciones hechas a modo de terapia, muy en la vena de Tool, pero con la sutileza propia del Progresivo europeo, aquella que privilegia la poesía por sobre la técnica y la dureza recurrente en el género.
La influencia de Porcupine Tree/Steven Wilson en el desarrollo del Progresivo europeo se hace presente en 'Serac', un corte en el que la agresividad y la sutileza van de la mano, intercalándose de manera magistral, derivando en una sección intermedia cuyo arreglo instrumental habla por sí solo, mientras el quiebre que da paso a la sección más pesada marca una sensación de brusco despertar, al punto de encandilar al auditor mediante un destello luminoso que pone en alerta nuestros cinco sentidos. Y ya que hicimos mención a los sentidos, es necesario preguntarnos: ¿es posible 'engañarlos' aunque sea unos segundos? Al menos Katatonia lo hace posible en 'Last Song Before The Fade', cuya intro de piano parece devolvernos la paz interior que creímos perdida. En realidad, siempre estuvo y estará ahí, pero para descubrirla debes excavar por debajo de la arena de los evos, sensación que nos queda gracias a las guitarras de Nyström y Öjersson, una pareja cuyo desempeño técnico y creativo en las seis cuerdas no necesita de malabares ni exhibiciones de virtuosismo excesivo para dictar cátedra con autoridad.
Si bien la influencia de Pink Floyd ha marcado el rumbo del quinteto originario de Estocolmo desde el seminal "Viva Emptiness", al explorar un trabajo como "The Fall Of Hearts" es necesario hacer justicia a aquello en 'Shifts', un corte que rememora de manera notable el legado de la legendaria agrupación británica (la cadencia de 'Comfortably Numb' y la melodía solemne de 'High Hopes', unidas en una sola fuerza capaz de traspasar todo tipo de barreras). Algo similar ocurre con 'The Night Subscriber', aunque retomando de a poco la intensidad fogosa gracias al desempeño de un excelente Daniel Moilanen en el dominio en la percusión, con cada golpe encajando cuales estrellas en una constelación.
Llegamos a la recta final de la placa con dos muestras de la versatilidad creativa que ha hecho de Katatonia un referente más allá de las latitudes de lo que conocemos como Metal. Primero nos encontramos con 'Pale Flag', una balada acústica cuyos arreglos transmiten una inquietante y, al mismo tiempo, confortante sensación de calma, todo gracias a una sublime interpretación instrumental y vocal, suficiente para representar la vocación paisajista en su máxima expresión. Y, cerrando el álbum, todo el frenesí con 'Passer', con el quinteto prendiendo fuego a todo lo que encuentre a su paso. Por lejos, la canción más pesada del álbum, recordándonos sus principios como ícono del Metal Extremo europeo en los '90, muy en la vena de los mencionados Paradise Lost, pero dando el paso hacia adelante de manera certera y natural, barriendo con todo tipo de etiquetas y límites. Final perfecto para una placa que, prácticamente, no conoce de altibajos.
"The Fall Of Hearts" puede ser percibida tanto como la continuación exitosa de una fórmula que le ha permitido al Metal expandir sus fronteras, al punto de adentrarse a terrenos cada vez más desconocidos, lo que implica, por supuesto, en la disposición para experimentar y disfrutar nuevos sabores y colores fuera de lo conocido hasta ahora. La senda iniciada con "Viva Emptiness" (el trabajo que, luego de un proceso de transición, culminó el alejamiento definitivo del Death Metal en favor de la exploración de otros géneros) y continuada por trabajos fundamentales como "The Great Cold Distance", el más experimental "Night Is The New Day" y "Dead End Kings" parece haber descubierto otro territorio tan desconocido como fascinante a través de "The Fall Of Hearts". Aquella tierra desconocida donde lo que el ocaso de nuestras esperanzas adquiere la luminosidad necesaria para mantener incólume nuestros sueños, donde la luz y la sombra caminan juntas de la mano. Por más de dos décadas, la exploración de nuevos y distintos mundos se ha mantenido firme como principio al momento de crear música, con una vocación artística que no mengua de darles la razón. ¿Hasta dónde llegarán dentro de otros veinte años? ¿En qué dirección soplará el viento entonces, el mismo que arrastra consigo aquellos corazones ya caducos? El futuro es hoy y "The Fall Of Hearts" refleja un presente que no hace más que mirar hacia adelante sin nada que impida el avance a través del misterioso y fascinante sendero de luz y tinieblas. Con la mano en el corazón y los ojos cerrados, solo hay que dejar fluir la energía que proyectamos a través de nuestras alegrías, penas y desvelos del diario vivir
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