Dinero, una palabra que siempre nos abre el apetito. Ese constante deseo de invertir nos ha encasillado en una sociedad que ha perdido la cordura, algo que pese a nuestros esfuerzos, abarca a una gran variedad de gente y sin diferenciar la cantidad de billetes en sus bolsillos. De esa premisa se desprende la idea principal de ésta película, la cual viene con un secuestro televisivo incluido y muchas alusiones a la bolsa de valores. Maestría no hay mucha en la dirección a cargo de Jodie Foster, y pese a los intentos de dejar críticas instaladas, la sensación general con la que me quedo se acerca más al entretenimiento liviano, algo que por supuesto, no es necesariamente malo.
La historia inicialmente presume generar un clima de tensión, pero desde que vemos el primer giro queda al descubierto el verdadero estilo del filme, uno que equilibra constantemente el suspenso con un énfasis importante en la simpatía. Jack O'Connell interpreta correctamente al joven secuestrador, personaje sin grandes aspiraciones pero con una carga emocional que se aprovecha en virtud del tono narrativo. Se fuerzan momentos graciosos, algunos más efectivos que otros, pero la empatía de sus protagonistas es la clave para que la película funcione. Ahí destaca George Clooney, el conductor de televisión que es secuestrado frente a las pantallas de todo el mundo y quien goza de un carisma perfecto para el personaje, un hombre lleno de sonrisas pero que oculta una precariedad desarrollada medianamente bien. El complemento entre ambos es lo que mejor refleja las lecturas del conflicto, ya que entender sus motivaciones nos permite compatibilizar sus temores y permitir una relación creíble, una que se basa en la confianza y en los alcances del poder. Otro gran nombre del casting es Julia Roberts, quien cumple en su rol de apoyo para el protagonista pero inserta en un personaje sin mucha profundidad. El resto de secundarios aportan a que esa experiencia de película llevadera se acentúe, con una primera mitad que entretiene por su ritmo, pero que progresivamente se debilita por la inclusión de un olvidable villano.
Así y todo, El Maestro del Dinero cumple al recordarnos algunos clásicos del género, con una idea genial pero no tan genialmente desarrollada. Pasará como una película más dentro de cine de entretenimiento actual, aunque al menos nos deja la idea de que se necesita algo más que dinero para ser maestros, y el cine lo sabe.
Nota: 3/5
Escrito por: Andrés Leiva Orellana
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