La tarde/noche
del 9 de julio será recordada porque dos de los más grandes exponentes de la
música nacional se dieron cita en una SCD que, si bien no estaba en su total
capacidad, estaban los precisos. Estaban los que querían estar, no los que van obligados
a apoyar la escena o los que no sabían qué hacer y fueron a un show en horario
familiar. Estaba el fan real de la música instrumental; del metal que olvida
las letras y que solamente su música te lleva a donde tú quieras ir, donde la
guitarra narra una historia que no tiene letra pero que, al escucharla, sientes que
te está hablando y diciendo como debes sentirte.
Claudio Cordero
es un reconocido músico y compositor nacional. Hablar de su talento, a estás
alturas de la vida, es casi anecdótico, porque se sabe del gran talento que posee,
de la tremenda capacidad técnica y de su gran performance cada vez que tiene
una guitarra en sus manos.
Claudio sabe
perfectamente como transmitir eso que quiere decir; pero no toma un micrófono y
lo canta. Con unos acordes de guitarra y la versatilidad de los maestros, hace
gala del talento que, por años, ha ido desarrollando para lograr el objetivo que, hoy en día, lo tiene como uno de los músicos más eximios. No solamente del país, me atrevería a decir que del continente.
Cuando se escucha
el disco o se va a ver a un guitarrista "solista", es muy difícil omitir las
comparaciones con los genios en esta disciplina pero, también es cierto, que
cada uno trata de diferenciarse dándole su toque personal y único para lograr
la tan ansiada diferencia de los demás, para pasar a ser un "artista de tal
estilo" a ser un "músico con un sello propio".
Entre lo más
destacado que tiene la música de Cordero, se encuentra su clara y asumida influencia en el
metal progresivo, dándole a todas las canciones la complejidad y virtuosismo
que, lejos de aburrir, te quedas mirando, pensando y reflexionando sobre el "cómo diablos puede tocar así". Y eso sumado a que, en vivo, cuenta quizás con
uno de los bajistas más experimentados en todo tipo de estilos musicales. Un
tipo que vive, come, respira y procrea bajo el alero del bajo (valga la
redundancia), como lo es el señor Mauricio Nader: un genio que siempre mantiene
un bajo perfil pero que, en vivo, ya ha demostrado, en innumerables, ocasiones que
es un grande y que da lo mismo si es con Cordero, Hidalgo, Alejandro Silva Power Cuarteto o
tocando folclor: siempre es el mejor. Y lo vivido ayer, no es más que la
confirmación de lo descrito anteriormente.
Pero para que
este trío quede completo, falta el hombre tras los tambores: la máquina que se
encargaría de que los hombres tras las cuerdas pudieran lucir magistrales como lo hicieron. Tamaña tarea quedaría a cargo del drum machine Felipe Cortes.
Personalmente, nunca había tenido la oportunidad de ver a Felipe en vivo hasta el día de ayer, y después de la performance realizada, deja más que claro porqué es el encargado de llevar el ritmo en un proyecto tan complejo como lo es Claudio Cordero; un tipo con una precisión envidiable, capaz de manejar muchos estilos y pasajes dentro de una misma canción, cambiar de tempos y de sonoridad como si fuera lo más normal del mundo. Un fuera de serie.
Personalmente, nunca había tenido la oportunidad de ver a Felipe en vivo hasta el día de ayer, y después de la performance realizada, deja más que claro porqué es el encargado de llevar el ritmo en un proyecto tan complejo como lo es Claudio Cordero; un tipo con una precisión envidiable, capaz de manejar muchos estilos y pasajes dentro de una misma canción, cambiar de tempos y de sonoridad como si fuera lo más normal del mundo. Un fuera de serie.
Los asistentes de
la velada de anoche en la SCD del plaza Vespucio, éramos testigos de una clase
magistral de música con 3 grandes
exponentes nacionales, donde se hizo un repaso
por lo más granado de su repertorio musical. Entre lo tocado se pudo
apreciar el temazo "Zenith" o la, a esta altura clásica, "Outatime" y "Cas Na Pivo", por mencionar algunos.
Con un show que
duró aproximadamente 50 minutos, dejaron más que claro porqué del prestigio
que tiene ganado Claudio en el circuito, y que para ser el mejor tiene que estar
rodeado de los mejores, cosa que cumple a cabalidad.
La invitada para dar cierre a este show fue
una amiga de la casa. Una de las grandes sorpresas que ha dado la escena en
cuanto a talento: la señorita Cler Canifrú junto a su banda fue la encargada de
poner el broche de oro a una jornada memorable.
Daré las visiones que, por lo menos en este
show, me transmitieron.
Es primera vez que veo a Cler Canifrú (banda), y si bien me gusta el tema de la actitud en el rock, lo que llamo el "rock con pelotas" que, más encima, esas pelotas las coloque una mujer, hace solo afirmar que el rock es transversal, más allá del género, de las nacionalidades e, incluso, de si es un hombre o una mujer quien esté en escena. Cosas que a estas alturas del juego son sin importancia.
Es primera vez que veo a Cler Canifrú (banda), y si bien me gusta el tema de la actitud en el rock, lo que llamo el "rock con pelotas" que, más encima, esas pelotas las coloque una mujer, hace solo afirmar que el rock es transversal, más allá del género, de las nacionalidades e, incluso, de si es un hombre o una mujer quien esté en escena. Cosas que a estas alturas del juego son sin importancia.
Un show que si bien fue entretenido durante
muchos pasajes, no puedo quejarme en absoluto de eso, en algún momento sentí a
la banda algo frenada. Es cierto, había una banda en el escenario, que comenzó
muy bien con el tema "Dulce Veneno", yendo de inmediato al grano con lo fuerte del
repertorio, incluso, con un invitado que es parte de la historia de la banda: el
señor Carlos Cid, ex bajista de la banda y productor del último disco, quien
fue invitado a tocar el tema "Valle De Profetas", uno de los tres temas que tocó esa
noche, y que el concierto era correcto dentro de lo que presentaban. Todos
tocando sin problemas ni errores. Sentía yo (quizás muy equivocado, insisto, es
lo que yo percibí de vuelta), que habían cuatro músicos (cinco en algunas ocasiones)
tocando la misma canción pero por separado.
No veía el fiato que normalmente se ve una
banda, y eso no tiene que ver con que sean buenos o malos; de hecho, todos los
músicos en escena eran muy buenos. No está en discusión su talento, sino que su
performance, en discos o en estudio, eso es algo que no se transmite, menos se
puede ver: uno solo puede intentar sentirlo. Pero, en vivo, la cosa es diferente,
porque tu puedes apreciar como tocan y que tan bien o mal son capaces de usar
el espacio que tienen en el escenario para desenvolverse, incluso, esas miradas
cómplices o los chistes que puedan surgir mientras se está un
escenario. El sentir que una banda se divierte en el escenario, te hace a ti
sentir que te diviertes con ellos.
Eso mismo que recién explico. No digo que no pasó, pero sí, durante parte del show, no sentí que pasara. Cuando tocaron el tema "Here We Kum" (cover de Molotov), fue la primera vez que vi a la banda tocando una canción como tal. Ya no eran músicos tocando la misma canción: era la banda tocando un tema que disfrutaban. Se percibió en el aire. Quizás había nervios, la verdad no voy a especular con eso. Pero sí puedo decir que ese fue el punto de quiebre entre los músicos en escenario y la banda en el escenario.
Personalmente, agradezco mucho que hayan tocado ese cover porque, desde ahí hasta que finalizó la presentación a 22:16 hrs. aproximadamente, se vio el fiato y complicidad que normalmente se ven en las bandas.
Eso mismo que recién explico. No digo que no pasó, pero sí, durante parte del show, no sentí que pasara. Cuando tocaron el tema "Here We Kum" (cover de Molotov), fue la primera vez que vi a la banda tocando una canción como tal. Ya no eran músicos tocando la misma canción: era la banda tocando un tema que disfrutaban. Se percibió en el aire. Quizás había nervios, la verdad no voy a especular con eso. Pero sí puedo decir que ese fue el punto de quiebre entre los músicos en escenario y la banda en el escenario.
Personalmente, agradezco mucho que hayan tocado ese cover porque, desde ahí hasta que finalizó la presentación a 22:16 hrs. aproximadamente, se vio el fiato y complicidad que normalmente se ven en las bandas.
Para ir cerrando lo vivido en la jornada
del 09/07, no hay mucho más que agregar en cuanto al desempeño de cada banda en
escena, sino más bien recalcar al publico asistente que, claro, no estaba
lleno, pero como dije anteriormente, estaban los que querían estar y eso, desde
mi puesto, se notó. Los amigos, los que apoyan siempre, y los fans comunes y
corrientes eran los que aplaudían cada interpretación y cada jugueteo que había
para con el público.
Escrito por: Fernando Molinet
Fotos por: Beth Barría
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