Para empezar, debo remontarme a mis años de colegio, específicamente en la Enseñanza Media. Por esos años, entre mis bandas de cabecera, al menos dentro del Death Metal, tenía a Cannibal Corpse, Morbid Angel, Obituary y unos Deicide que, al menos en esos tiempos, me partían el cráneo con obras maestras como "Legion" y "Once Upon The Cross". Sin embargo, fue por esos años que descubrí una banda encasillada dentro del mismo género, pero con una esencia que iba más allá del sonido característico respecto a las bandas antes mencionadas. Su nombre era tan sencillo como directo: Death. Y los dos primeros álbumes con los que me acerqué a su música fueron "Symbolic" (por lejos, mi album favorito hasta el día de hoy) y un disco que en un principio me desconcertó, no solo por el arte (a cargo de Travis Smith, renombrado artista gráfico y diseñador de portadas para bandas como Iced Earth, Opeth, Soilwork, entre otros), sino también porque lo que escucharía de aquel cassette ("pirateado", eran otros tiempos) cambiaría progresivamente mi percepción respecto al Metal Extremo. No solo en cuanto a sonido, sino también en contenido lírico. El 'gore' de Cannibal Corpse y el contenido blasfemo y anti-cristiano de Deicide, de a poco, pasaban a segundo plano ante algo que, a pesar de los años, cuesta asimilar.
Grabado en los estudios Morrisound (Tampa, Florida), bajo la producción de su líder y compositor principal, el gran Charles Michael Schuldiner, "The Sound Of Perseverance" fue la séptima (y, lamentablemente, la última) entrega de material inédito por parte del cuarteto liderado por Chuck, el único integrante inamovible durante más de 10 años, período en el cual podemos destacar obras maestras como "Leprosy" (1988), el seminal "Human" (1991) y el mencionado "Symbolic" (1995). Por entonces, allá por 1998, la formación titular contaba con Chuck Schuldiner, su compañero de cuerdas Shannon Hamm, el bajista Scott Clendenin (fallecido a principios de este año 2015) y el baterista Richard Cristy. Como dato anecdótico, esta sería la misma formación que, bajo el nombre de Control Denied, registraría el primer y único LP, titulado "The Fragile Art Of Existance" (en medio de las sesiones, Steve DiGiorgio ocuparía el lugar de Clendenin).
Siguiendo la senda iniciada por "Human", por entonces la música de Death da claros signos de una evolución poco común dentro de un género tan poco variado como el Death Metal, donde la brutalidad y la técnica presentan una línea definida y, hasta entonces, reticente a incorporar elementos "externos", sobretodo en la composición, la estructura, el discurso. Elementos que se hacen notar con Richard Cristy y su "ataque" de doble pedal en 'Scavenger Of Human Sorrow', el corte que da inicio a la placa. La base rítmica Cristy-Clendenin hace gala de una técnica exquisita, virtuosismo en su máxima expresión, mientras Schuldiner y Hamm se lucen de manera paralela, sin opacarse el uno al otro. A destacar el contenido lírico, en el que Chuck habla de aquel "carroñero" que busca satisfacerse a sí mismo a costa del sufrimiento ajeno. Psicología pura.
Continuamos con 'Bite The Pain', en el que el cuarteto, luego de una intro melódica con toques de "Jazz-Metal", desata toda la metralla, alternando, a la vez, pasajes instrumentales dotados de una complejidad equiparable a la de nombres como Dream Theater, a quienes Chuck, unos años antes, se refirió como una influencia decisiva, sobretodo en algunos pasajes del mencionado "Symbolic". Fraseos de guitarra que alcanzan rasgos sinfónicos, secciones rítmicas con quiebres notables, emulando y mejorando lo hecho por referentes como Atheist y Cynic. Luego, el turno de 'Spirit Crusher', un himno dentro del catalogo de Death. El bajo de Clendenind, muy bien apoyado por la batería de Cristy, influenciado de manera sustancial por el Jazz-Fusión, seguido por un riff amenazante, de aquellos a los que es imposible escapar. Un coro que permanecería en nuestros oídos, marcado afuego. Y a partir del minuto 2:20, el Espiritu Destructor sembrando la mortandad sin nadie que pueda aplacar su ira. Ante semejante muestra de poder y calidad, la etiqueta "Death Metal" ya no tiene validez. Eso era , en el fondo, Death: el lado más oscuro de la humanidad retratado a través del un sonido brutal y violento en apariencia, pero rico en virtuosismo y contenido, comparable con lo que generaba, en esos años, Opeth en Europa.
Una de las características que hay que remarcar de este trabajo en estudio es el rol de las guitarras. 'Story To Tell' y la más progresiva 'Flesh and The Power It Holds' (con 8 minutos y 30 segundos, el corte más largo de la producción) son una muestra contundente del nivel técnico que pudo alcanzar un instrumentista como el propio Chuck, a estas alturas eregido como un héroe de las 6 cuerdas, al lado de virtuosos como Marty Friedman, John Petrucci y Steve Vai. En el caso de 'Flesh and The Power It Holds', es casi imposible describir con palabras semejante despliegue de poder y técnica. No sobra ni falta nada. Al igual que un instrumental como 'Voice Of The Soul', que nos da esa sensación espacial, un viaje hacia los rincones del alma y la mente. Otros momentos a destacar son los de 'To Forgive is To Suffer', con Richard Cristy como protagonista indiscutido, posicionándose a la altura de un ex-socio de Schuldiner, el gran Gene Hoglan (Dark Angel, Testament, Strapping Young Lad, etc.), y 'A Moment of Clarity', una de las canciones menos conocidas del álbum, pero también una de las más interesantes, con Schuldiner y Hamm complementándose perfectamente como guitarras "gemelas", emulando a duplas como las de Murray-Smith (Iron Maiden) y Tipton-Downing (Judas Priest). Y, a propósito, rematamos con una crudísima versión de 'Painkiller', similar a su versión original, pero un peldaño más "extrema" acompañada de la voz de Chuck, la cual, para entonces, ya había evolucionado desde un registro más grave hasta uno más agudo y letal, como el de Rob Halford, pero con la crudeza propia de los sonidos Extremos.
En 56 minutos, "The Sound Of Perseverance" es una experiencia obligatoria. No solo para los fans de Death y del Metal Extremo. Es un viaje recomendado para quienes buscan aun las respuestas al comportamiento humano, así como el legado de un tipo que se atrevió a traspasar los límites sin importar lo que pensaran los puristas del género. Han pasado más de 15 años y, pese a la ausencia del Maestro, TSOP sigue siendo una pieza fundamental para quienes amamos el Metal más allá de las etiquetas. La perseverancia es un valor que derriba todas las barreras existentes. Una virtud a la que Chuck Schuldiner, líder y compositor principal de un cuarteto bautizado con un nombre simple y violento, le dio un sonido propio.
Escrito por: Claudio Miranda
2 Comentarios
Excelente post, gracias
ResponderEliminarHace cuánto tiempo les pedí que hicieran un especial de Chuck?, no recuerdo ya u.u
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