#LiveReview: Black Sabbath "El Digno Adiós de los dioses del Metal"


Escribir sobre Black Sabbath, es escribir sobre la historia de una institución que cambio para siempre los paradigmas musicales, revolucionando el sonido del rock y cimentando las bases en lo que hoy en día se basan todas las ramas del metal, porque en honor a la verdad no hay banda que no se haya visto influenciada directa o indirectamente por la música de los británicos. Es por esto que cualquier cosa que se pueda decir queda corta, más aún si tenemos en cuenta que se trata de un adiós definitivo. Tal y como todo en la vida nada dura para siempre y aunque la música de los oriundos de Birmingham es inmortal, ellos no, por lo que despedirse en sus propios términos y mientras aún pueden dar un show a la altura de su prestigio es algo digno de admirar. Quizás la relación de Black Sabbath y Chile no es tan entrañable como la que el país tiene con otras bandas como Iron Maiden, después de todo la agrupación ha estado en Chile solo en dos ocasiones anteriores, en 1994 con Tony Martin a la cabeza y en el 2013 como parte de la gira de "13", podemos considerar tres si contamos cuando la banda visitó Chile como Heaven & Hell en el 2009. El cariño hacia la agrupación es innegable y su música ha marcado generaciones, desde aquellos que disfrutaban la música de Sabbath en cassettes y vinilos viviendo en una sociedad más reprimida que la actual, hasta los más jóvenes que disfrutan de la música en su dispositivo portable favorito. Familias enteras, grupos de amigos, gente de otros países y ciudades, todos reunidos para presenciar un evento del cuál se hablará por la posteridad, ya que no todos los días podemos ver como una estrella de esta envergadura se extingue ante nuestros ojos.  

Yajaira:
   La jornada comenzó a las 19 horas en punto, de la mano de Yajaira, agrupación referente y pionera del Stoner Rock a nivel local y latinoamericano, género que, hasta mediados de los 90s, era popular y exclusivo de las bandas provenientes del Hemisferio Norte, de preferencia las zonas desérticas de California. Con el coliseo deportivo más grande del país a la mitad de su capacidad, fue suficiente para para que, en solo 40’ el trío desplegara lo mejor de sus dos décadas en la carretera en un set compuesto por cortes de la talla de "Dámelo", "Las Cruces", "Muerte Astral" y "Estados Alterados", con el público respondiendo de manera correcta e interactuando con la banda de manera notable, sobretodo en las primeras filas. Riffs repletos de psicodelia en su faceta más pesada y cruda, con la guitarra de ‘Sam’ Maqueira cubriendo todo a su paso con la nube de arena proyectada en cada riff, mientras Miguel ‘Comegato’ Montenegro -voz y bajo- cumplía de manera magistral su función de frontman ante una multitud a la que, en algún momento, le profesa su alegría por ser partícipes en este ritual de Rock n’ Roll.


Rival Sons:
  Poco después, ya cerca de las 20 horas, los estadounidenses de Rival Sons protagonizaban su debut en suelo nacional como elegidos por la legendaria banda originaria de Birmingham. Desde el poderoso inicio con "Electric Man" en adelante, su propuesta basada en las raíces del Rock duro ligadas al Blues significó un breve pero siempre necesario viaje en el tiempo, dictando cátedra respecto a esa mezcla entre potencia y actitud con que el público se mostró participativo  por unos instantes. Increíble la personalidad con que Jay Buchanan se para sobre el escenario, emulando de manera natural a leyendas como Robert Plant, Roger Daltrey y, sobretodo, al cantante Paul Rodgers (Free, Bad Company), con quien comparte ciertas similitudes a nivel vocal. "Secret", "Pressure and Time", "Belle Starr", "Something", "Soul" y "Keep On Swinging" fueron solo algunos ejemplos de la propuesta vintage de los californianos capitaneados por Buchanan, donde la guitarra de Scott Holiday dio cuenta de la crudeza bien pulida con que el sonido de Rival Sons reencantó, por unos instantes, a los fans del Hard Rock 100% vieja escuela, el género con que la década de los 70s se deshizo de la inocencia de los 60s. A pesar de la evidente timidez del público presente en esos instantes, Rival Sons pasó la prueba ante un público cada vez más ansioso por presenciar el número estelar pero que manifestó su respeto y admiración cuando hubo que hacerlo. Esperamos tenerlos nuevamente por estos rincones.

Black Sabbath:



Pasadas las 21:10 minutos y ante pifias por el atraso, la música ambiental es rota por una tenebrosa intro, el estadio se estremece y se comienza a proyectar la imagen de un demonio que escupe fuego, el que da paso al logo de Black Sabbath en llamas. El ambiente es ensordecedor y el público ruge, mientras de fondo escuchamos una tenebrosa lluvia, la que claramente no nos moja, pero que de igual forma sentimos caer al suelo entre ese mar de almas, nos sumergimos en un tenebroso ambiente; la lluvia, los truenos y las campanadas dan pie al tritono del diablo, el sonido que lo comenzó todo, los primeros acordes de "Black Sabbath" se hacen presentes; los padres fundadores de esta institución llamada metal salen a escena. La última de las misas negras ha comenzando, las tinieblas embargan al nacional mientras la oscura canción avanza, se entiende porque Black Sabbath pese a la edad y los constantes cambios sigue en su pedestal como leyendas máximas, disfrutamos de una versión muy acertada instrumentalmente y correcta en lo vocal por parte de Ozzy Osbourne. Con un "Bless You All" Ozzy cierra la primera canción de la noche, saluda al público y presenta a la subvalorada "Fairies Wears Boots", tema original del indispensable disco Paranoid (1970), como dato la canción esta inspirada en cuando Ozzy y Geezer creyeron ver a "hadas con botas" luego de fumar marihuana. Volviendo a lo musical el espectáculo continua con "After Forever",  perteneciente al disco Master Of Reality (1971), seguido de la psicodélica "Into The Void", canción de afilados riffs, que es sucedida por "Snowblind", durante el track aparece la primera bengala de la noche. Al terminar Ozzy procede a presentar a la banda, como ya saben, Geezer Butler en el bajo, Tommy Cufletos en la batería y, el padre de todos los riffs, Tony Iommi en la guitarra, este último es quién más aplausos se lleva. Hago una pausa para destacar la performance vocal de Ozzy Osbourne, quién pese a tener 67 años entrega una calidad como si estuviese en los mejores momentos de la banda en la época de los 70's, siendo honestos la voz de Ozzy jamás se ha caracterizado por su virtuosismo y técnica, además no podemos decir que el hombre se ha encargado de cuidarse, es más, muchos aún nos preguntamos como sigue vivo luego de una vida repleta de excesos. Pese a todo lo antes descrito es imposible imaginar a un Sabbath sin esa voz cortada y tenebrosa berreando cada estrofa.


Siempre que nos referimos a Black Sabbath pensamos en rock pesado y la definición del heavy metal, pero la banda va más allá de eso, debido a que posee bases cimentadas en el blues y el jazz, de hecho esto se ve evidenciado en la forma de tocar de Iommi y Butler, quienes con mucha disciplina usan una técnica bluesera que consiste en tocar un poco atrás del beat de la batería, lo que permite entregar esa potencia y pesadez que tanto los caracteriza.  Volvemos a uno de los puntos álgidos del show, las sirenas de guerra se dejan caer sobre el Nacional, se avecina uno de los himnos de la agrupación, desde Paranoid llega la emblemática "War Pigs", la cuál es coreada por las más de 50,000 almas congregadas en el recinto de Ñuñoa, es curioso ver que una canción de protesta contra la guerra de Vietnam, siga vigente hasta el día de hoy "los políticos empiezan guerras y luego se esconden", otro símbolo de la eterna vigencia de la banda, y porque no decir de lo arruinado que el mundo está. Cabe destacar la gran puesta en escena de la banda en la parte gráfica, en la pantalla se podían apreciar imágenes en vivo con diferentes filtros, combinadas con cinemáticas preparadas para cada canción, nada que decir, profesionales en su máxima expresión. La velada continuaba con "Behind The Wall The Sleep" mientras Ozzy intentaba animar un público que a ratos parecía apagado, digo esto porque en honor a la verdad habían sectores del estadio que solo se veían animados por los "hits" de la banda, mientras permanecían algo desconcertados durante temas más "desconocidos". Con la intro "Basically" un eximio Geezer Butler nos abría las puertas a N.I.B, otro de los grandes hits de su debut homónimo, acá y citando a Ivan Arenas me daré un lujo, que tremenda sonó "Hand Of Doom", vuelvo a destacar el desempeño de Ozzy se nota que hubo preparación y que el tiempo de sobriedad han hecho lo suyo. "Rat Salad" sirvió como una suerte de descanso para Geezer, Ozzy y Tony, ya que Tommy Cufletos tomó la batuta con un solo de batería de cerca de 7 minutos, impecable en cuanto a ejecución y técnica, con el cuál se gano el respeto por parte de la fanaticada que colmaba el Nacional. Hago una parada para referirme a Cufletos, que si bien es un aporte de energía y entrega cierto aire de frescura, hubiese sido más emotivo y preferible ver al señor Bill Ward detrás de la batería, pero como bien se ha documentado no hubo forma de llegar a un acuerdo para que el baterista original estuviese presente en esta despedida, además el tiempo y la calidad han demostrado que Cufletos fue una buena elección para sustituirlo porque lo queramos o no nadie es irreemplazable en esta vida, casos en el metal hay varios como Hanneman en Slayer, Portnoy en Dream Theater y un largo etc.

El solo de batería, da paso a pequeños golpes que llevan a uno de los riffs más reconocibles y pesados de la historia del heavy metal, hablamos de "Iron Man", el estadio se quería venir abajo, algunos sacudían la cabeza, otros coreaban, es que por más "trillada" que esté la canción es imposible quedar indiferente a ella. La rockandrolera "Dirty Women" de Technical Ectasy (1976) daba paso a otro reconocido himno, "Children Of The Grave", éxito que incito a la aparición de más bengalas que encendieron al Nacional, en ese momento la edad no era más que un número porque la vitalidad mostrada por Iommi, Osbourne y Butler, los transportaba a sus mejores momentos, aunque en honor a la verdad Ozzy se vio un poco más quieto a lo que acostumbramos a ver en su faceta de "showman", aún así el hombre loco continuaba dando aplausos y sacudiendo la cabeza, mientras el monstruoso Tony Iommi y Geezer Butler realizaban la característica dinámica entre guitarra y bajo, donde Butler entrega Groove mientras que Iommi lleva el sonido de su guitarra a primera línea. Nunca habrá palabras suficientes para destacar el trabajo del gran Tony en la guitarra, cada riff fue ejecutado depuradamente, una muestra de que con la edad, las enfermedades y todo lo demás, el hombre de hierro aún puede dar lecciones sobre como se debe tocar una guitarra.  La luz baja y el verdadero final se acerca, Ozzy pregunta si están listos para otra canción, juguetea un poco con el público diciendo que no los puede escuchar y los anima a corear "One More Song". El escenario sigue bajo cierta penumbra, cuando Tony Iommi es iluminado mientras toca los primeros acordes de un himno inconfundible, símbolo del metal en general y una de las mejores canciones jamás hechas, hablamos de "Paranoid", la cual desata la euforia del público presente, en ese momento todo problema se iba a lo más olvidado del ser, porque el sonido de Black Sabbath inundaba todo el aire y llenaba nuestros pulmones. "Paranoid" acababa, Ozzy se despedía con la cortesía correspondiente, la guitarra y el bajo se extinguían, posteriormente la banda hacía la reverencia hacia el público y se retiraban, la concurrencia coreaba con ferocidad "Otra,otra", la cuál no llegó, en vez de eso en la pantalla gigante se leía "The End", las grandes letras moradas nos anunciaban que todo había acabado. Por los parlantes del estadio escuchamos la última risa de Ozzy que daba paso a "Zeitgesit", canción perteneciente al disco 13 que cumple la función de Outro, aún remecidos y sin poder dimensionar lo presenciado el público comienza a retirarse, el final había llegado.

















La jornada del 19 de noviembre pasará a la historia, por ser la última vez que pudimos presenciar en tierras chilenas a esa ardiente estrella llamada Black Sabbath, banda que cual supernova se extinguió ante nuestros ojos en una explosión digna de su magnitud. En cuanto a sonido la banda y su equipo técnico entregaron una mezcla correcta con lo que se podía hacer en un recinto como el Nacional donde por su magnitud y arquitectura el sonido suele ser percibido de diferentes formas dependiendo de la locación, en cuanto a la ejecución instrumental no hubo espacio para errores, todo estuvo subyugado bajo la disciplina de los veteranos. Sería imposible no decir "faltaron temas", pero más imposible sería haberlos repasados todos, porque la historia de Sabbath es tan nutrida que cualquier setlist quedaría corto, aún así pudimos presenciar una selección de grandes clásicos que nos transportaron en el tiempo a esa época en que una generación buscaba un sonido para responder ante un mundo convulsionado. No se puede no agradecer la música, el legado y más aún la posibilidad de ser testigos de uno de esos momentos que solo se dan una vez en la vida. Porque no nos engañemos la banda se notaba cansada, los años no han pasado en vano y es mejor irse mientras se pueda estar a la altura del juego, por lo que a diferencia de otras giras de despedida lo de The End me parece más legitimo, espero equivocarme y que pudiesen volver, pero como señalé anteriormente es algo complejo. Aún así la banda se irá, pero su legado seguirá reinando en cada riff afilado y en cada banda que quiera hacer metal.

Setlist:
Black Sabbath
Fairies Wear Boots
After Forever
Into the Void
Snowblind
War Pigs
Behind the Wall of Sleep
N.I.B
Hand of Doom
Rat Salad (Con solo de Tommy Clufetos)
Iron Man
Dirty Women
Children of the Grave
Encore:

Paranoid

Escrito por: Diego Pino 
Fotos por: Carlos Müller (Lotus Producciones)


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