Solo sensaciones positivas se nos
vienen a la mente tras la realización de la edición debut de Rockafest la noche
del viernes 2 de diciembre en el Club Kmasú, un recinto, a estas alturas,
tradicional cuando se trata de eventos relacionados con el Rock y el Metal. No
solo por la altísima calidad de las bandas que conformaban el cartel, sino
también por la convocatoria y el ejemplar comportamiento del público,
partícipes y testigos privilegiados en una jornada que reunió a los más granado
del Metal nacional en su vertiente más épica y directa. El Heavy Metal, más
allá de los clichés y ciertos ‘dogmas’ impuestos, es un género que ha
demostrado su capacidad para rejuvenecer su mentalidad gracias al surgimiento
de agrupaciones surgida en la década presente, todas exudando calidad
artística/técnica y actitud sobre el escenario gracias a propuestas certeras en
su fórmula e interpretación. El evento, por cierto, también marcó un momento
especial protagonizado por Húsar, la Opera Metal nacional creada liderada por
el gran Ives Gullé, a quien podemos agradecer de por vida el haber procreado el
concepto basado en uno de los capítulos más apasionantes de nuestra historia
patria, como lo es la Guerra de Independencia (1815-1818). Suficiente como para
hacer de uno de los últimos festivales del año un evento imperdible.
Alrededor de las 20 horas se abrirían los fuegos con Triboulet, una de
las revelaciones que nos trajo este 2016, nada exagerado si consideramos que
tanto su reputación sobre el escenario como la excelente recepción obtenida por
su LP debut “The March Of The Fallen”
constituyen razones fundamentales por las que el sexteto se ha ganado la
devoción por parte de una inmensa minoría y el respeto -totalmente merecido-
dentro de una escena en la que prima tanto el virtuosismo como la innovación
siempre necesaria. ‘You’ll Never Be
Alone’, ‘To Start Over Again’, ‘In Our Hands’, ‘Perhaps’, ‘Dreams Of
Freedom’ y ‘March Of The Fallen’
definen, sobre el escenario, las gigantescas dimensiones proyectadas por una
agrupación que orienta sus capacidades técnicas siempre al servició de la
música por sobre las individualidades. Fundamental el trabajo desempeñado por
Nicolás Sáez en los teclados, quien se encarga de generar la atmósfera necesaria
para que las guitarras de Max Jaque y Benjamín Bello descarguen toda su artillería,
siempre con Sebastián Jaque al frente y su privilegiado registró vocal. Breve
presentación pero contundente, gran mérito por parte de una agrupación que,
desde el comienzo, sale directamente a atacar.
Del Power Metal pasamos, minutos
después, al Hard Rock en su faceta más fiestera, al estilo del Glam ochentero,
pero certera gracias a sus coros gancheros y melodías tan pegajosas como
potentes en su ejecución. El gran mérito de Exxocet radica en combinar un
repertorio de buenas canciones con la incandescente energía del Rock en su
máxima expresión. ‘Latina Girl’, ‘Goodbye
I Say My Love’, ‘Alive’, ‘Speed Of The Wind’ y ‘Raise Your Fist’ se dejan caer una tras
otra, siempre manteniendo en alto la actitud desenfadada con que el quinteto se
para sobre el escenario, al mismo tiempo que, dentro de una puesta escénica
siempre ligada a la parafernalia, hace gala de su calidad interpretativa a
nivel instrumental, cuya prolijidad resulta llamativa en un género pocas veces
puesto bajo la lupa de la crítica especializada. Cualquier análisis técnico o
crítica rebuscada resulta inútil ante los primeros acordes de ‘Party Tonite’ o la más agresiva ‘Battleline’, dejando en claro que el
Rock ‘n’ Roll, nos guste o no, es mucho más serio que la vida misma. Parece
contradictorio, pero a los fans presentes en el recinto ubicado en Avda. Blanco
poco y nada parece importarles. Lo que importa es vivir el momento y Exxocet
nos lo recuerda a su manera. Fiesta esta noche y todas las noches.
El nombre de Resilience se ha instalado en una posición privilegiada dentro de la escena nacional, gracias a su propuesta que combina la pasión del Heavy Metal con una magnánima puesta escénica que refleja la abrumadora honestidad con que exponen su arte a un numeroso público con el que la conexión se establece desde el inicio. El comienzo con ‘Respira’, ‘Resiliencia’, ‘Alma Perdida’ y ‘Voces’, adelantos de lo que será su próximo LP titulado “Contra el Viento” -producido por el prestigioso músico nacional Gabriel Hidalgo- sorprende de manera grata por parte de una agrupación enfocada en su fructífero presente. Y gran parte de esa sensación de sorpresa se la debemos a Nasson, un frontman cuyo magistral desempeño vocal –lo que se llama ‘sentir lo que uno canta’, importante tomar apunte de aquello para ustedes cantantes!- es comparable con su tremenda personalidad, perfecta para hacer de una excelente presentación musical en un espectáculo al que todos estamos invitados. Incluso el cantante se da el lujo de caracterizarse, en algunos pasajes, con capucha y máscara, al más puro estilo de leyendas como Peter Gabriel y Russell Allen. Por supuesto, el desempeño instrumental a cargo del guitarrista Felipe Valdés, el bajista Marcelo Oyanadel y el batería Hugo Ibarra no resulta fundamental en la propuesta de Resilience, sino además da cuenta de la imponente calidad música con que la banda marca presencia desde los primeros acordes. El futuro es ahora y para Resilience, se avizora un futuro esplendoroso.
Para Neogenesis, Rockafest debe ser la consolidación de un excelente 2016 marcado por la publicación de su LP debut “Desde Las Cenizas”, trabajo con el que, recuperan de manera certera, la mística de un género que intercala la grandilocuencia con actitud en escena. Desde el comienzo con ‘Cy’ hasta ‘Desde Las Cenizas’, resulta un placer para los sentidos el poder apreciar la inmensa calidad técnica con que sus componentes trazan en cada línea el universo imaginario plasmado en el álbum mencionado. Decisiva la labor de Carlos Silva en los teclados, no solo como generador del sonido de la banda, sino también impartiendo categoría en conjunto con el guitarrista Ricardo Martínez, ambos conformando una dupla aplastante en todas sus líneas. Mención similar para Daniel Sandoval, dueño de un excelente registro vocal potenciado por la personalidad necesaria para interactuar con un público que no tarda en caer rendido ante tamaña muestra de calidad y desplante, como pudimos apreciar en pasajes como ‘Sonidos del Metal’. ‘Tolerancia’, ‘Oscura Soledad’ y ‘Aferrado a Todo’, sobre el escenario, resultan tan matadoras como claros ejemplos de la tridimensionalidad con que Neogenesis se planta sobre el escenario para presentarnos sus credenciales a pesar del su relativa juventud. No cabe duda de que la V Región sigue haciendo historia cuando se trata de exportar agrupaciones cuya calidad técnica y creatividad supera todo lo esperado. Esperemos que 2017, tal como indica el nombre de la banda, implique un nuevo amanecer para un género que, a nivel local, tiene aún bastante que decir y expresar.
Apenas se apagan las luces, y con la intro ‘Retirada’, el público
presente en Kmasú aplaude al ritmo de la cueca inicial de fondo, mientras el
ambiente adquiere un tono cada vez más dramático, mientras aparecen uno a uno
los guitarristas Nicolás Arce y Matias Baeza, el bajista Ery López, y el
baterista Vincent Zbinden, todos liderados por Ives Gullé (caracterizando al
protagónico ‘Manuel Rodríguez’), acompañado por Felipe del Valle (‘José Miguel
Carrera’), interpretando ambos la inicial ‘Condena’.
De inmediato llegan la coreada por el público ‘Ejército Libertador’, ‘Humillación’ y ‘Opresión’, todas dando
cuenta de las virtudes interpretativas con que Ricardo Susarte (‘Bernardo
O´Higgins’), Víctor Escobar (‘José de
San Martín’), Jaime Salva (‘José Miguel Neira’), América Soto (‘Marcó del
Pont’) y Cristián Farías (‘Mariano Osorio’) marcan su presencia sobre el
escenario, con el público reforzando los coros con fuerza. Por supuesto, Ives
Gullé, en su rol como el ‘incorregible’ revolucionario, lleva la batuta y su
inmersión en el personaje es el resultado de una metamorfosis que sumerge al
público en una experiencia fantástica, un viaje al pasado hacia una época
sonorizada de manera adecuada.
‘Unión’ y ‘Guacho’, ambas pertenecientes al disco 2 de la edición doble
editada en 2012, marcan el aumento del nivel dramático de la historia, en especial
la última, con Ricardo Susarte sacando a relucir todas sus virtudes
histriónicas al momento de interpretar al Padre de la Patria, quien se enfrasca
en una fuerte discusión con Rodríguez, quien le encara su condición social por
haber nacido fuera del matrimonio. ‘Héroe’
-con la participación de Cristián Banda en la guitarra acústica-y ‘Clandestino’
se intercalan de manera magistral manteniendo el desarrollo dramático de la
historia en base a interpretaciones soberbias. Y si hablamos de momentos
incendiarios, ‘Guerra’ marca el peak,
gracias a la arrolladora interpretación de Fox Torres como ‘Wekufe’, el
espíritu maligno presente en la magia negra, de acuerdo a la mitología mapuche,
quien no duda en causar estragos en el campo de batalla mientras las emprende
contra un vulnerable O’Higgins -herido durante la ‘sorpresa’ de Cancha Rayada
en marzo de 1818-. ‘Libertad’, ‘Lamentos’ y la más extensa ‘La Muerte’ conforman el clímax de una
obra en que, si en un com,ienzo el motivo era la causa independista, ahora nos
encontramos con los conflictos internos provocados por los desencuentros entre
O´Higgins y Rodríguez, acentuados en gran parte por la influencia de la Logia
Lautarina y acabando en el arresto y posterior asesinato del osado caudillo en
Til-Til. Tanto Rodrigo Varela (‘Diego José Benavente’, amigo de Rodríguez) y
Jaime Contreras (‘Bernardo Monteagudo’, consejero de O’Higgins y
correligionario en la Logia) se lucen con interpretaciones magistrales, donde
cada uno deja en claro la importancia de su papel, ambos fundamentales al
momento de revelar la oposición de ambos bandos.
Musicalmente, la gran virtud de
Húsar radica en la participación de sus músicos sobre el escenario. Tanto
Nicolás Arce como Matias Baeza participan activamente a nivel escénico y el
desplante de cada uno aumenta la electricidad de sus interpretaciones,
sobretodo al momento de los solos. Similar apreciación debemos plantear
respecto a Ery López, cuya presencia poco y nada tiene que envidiar a la de
Gullé y cía. Ahí es donde radica el secreto de Húsar, no solo como Ópera Metal,
sino también como una oportunidad para apreciar las virtudes interpretativas de
las voces más destacadas de nuestro país. De eso se trata el Metal, el Rock en
sus vertientes más pesadas y progresivas, si uno prefiere. Durante poco más de
4 horas de Metal nacional en vivo, pudimos transportarnos a otras épocas y
dimensiones, experimentar sensaciones placenteras para nuestros sentidos en
base a la música. Y lo mejor de todo: la sangre se renueva de manera
categórica. Para concluir, solo citaré las últimas palabras al cierre de la
presentación por parte de Ives Gullé: “Aún tenemos ROCK, ciudadanos!”. Y que
así sea por, al menos, un par de eternidades. El Ejército Libertador del Rock
chileno presentó a sus nuevos cadetes, liderados por una selección e sus
mejores comandantes.
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Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino
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