El retorno a las raíces tuvo su
noche memorable, los hermanos Cavalera pisaron suelo nacional y les recordaron
a todos porqué en algún momento fueron los porta estandarte del metal
sudamericano para el mundo, y tal como dijo Max en el escenario: "Traemos
el espíritu de Sepultura que sigue vivo y vigente".
El reencuentro fue mágico, algo
que llega a ser paradójico, porque Sepultura
como tal ha venido en varias ocasiones a Chile, con sus propios shows así
también como de teloneros, pero este regreso no era de Sepultura, aunque muchos así lo sentíamos, era de la unión de los
hermanos más extremos del metal brasileño, y nada menos que interpretando uno
de los discos emblema de la banda, Roots. Pero esto comenzó más temprano,
cuando los teloneros Incite hacían
su entrada al escenario del teatro Caupolicán a entregar todo el poder de su
música. ¿Qué tanto se puede decir de
Incite que no se sepa? Es un conjunto extremadamente poderoso, donde no
necesitan de canciones rápidas para sonar extremos, además sólida, tanto en
sonido como puesta en escena, donde saben perfectamente qué hacer y cómo
hacerlo para cautivar, incluso, al más escéptico de los fans. Con un Caupolicán
que si bien no estaba a tope de su capacidad en ese momento, si había mucha
gente ya dentro, que los apoyó y disfrutó del show, y, tanto público como agrupación,
quedaron maravillados el uno con el otro.
Esto quedó demostrado con las
muestras de agradecimiento hacia la gente, entregándose por completo en el
escenario y con un gesto que hace mucho no veía sobre el escenario, el bajista
"El" haciendo el fínale, deja su bajo a un lado y se lanza al público
-literalmente voló-, recibido por el mismo y después ayudado a ser devuelto al
escenario. Incite cumplía con el
principal objetivo de un telonero, calentar los motores para la banda principal,
con un show consistente, pesado, extremo y volviendo a repetir la palabra,
sólido. Con un poco más de 40 minutos logró cautivar a todos los presentes.
Y cuando en Chile continental los
relojes marcaban las 21:14, las luces del teatro Caupolicán -que a esa altura
estaba lleno a tope- se apagan, anunciando que el retorno más esperado del
metal por fin había terminado. Presenciaríamos de primera fuente juntos en un
mismo escenario al alma de Sepultura,
sin experimentos ni nada fuera de lugar, Max e Iggor Cavalera subían a
escenario junto a dos invitados, que los acompañarían en guitarra y bajo, los
presentes los recibían como corresponde, con una ovación cerrada, hablando en
perfecto español. Max saludaba a la gente, agradecía a todos por estar ahí, y
sin más, comienza con el clásico de clásicos “Roots Bloody Roots”, se escucha y en cosa de segundos el teatro era
una caldera total, todos cantando la canción insigne Roots, y quizás de la banda.
Max aparece en escena con un birimbao
(bilimbao o berinbao, llámele como quiera, todos entendemos de que instrumento
hablamos) y junto con eso, suena el temón “Attitude”.
Creo que de más está decir que comenzar un show donde repasarás un disco, y
hacerlo con los dos temas insignes, es para aplaudirlos de pie. No llevábamos
ni 10 minutos de concierto y ya habíamos muchos que nos dábamos por pagados.
Aunque por suerte para nosotros, aún quedaba mucho concierto todavía.
“Cut Throat” era lo siguiente en sonar, no eran falsas promesas de
tocar el Roots completo, era
una realidad, una realidad visible, audible y palpable como la vida misma. Uno
de mis álbumes favoritos de la vida estaba siendo interpretado en plenitud, con
dos de mis héroes de la música, más feliz no se podía estar. Con “Ratamahatta” llegó lo que, a lo menos para mí, fue una sorpresa.
Ese track en particular no pensé que le gustara a tanta gente, siempre la
consideré como uno de los puntos bajos, a pesar que a mí también me gusta, no
pensé que sería tan bien recibida. Quizás la emoción del momento, no lo sé.
Solo sé que me gusta mucho ese tema y al escucharlo en vivo me gusta más aún.
Las siguientes fueron “Breed Apart” y “Straighthate”, ya con eso el teatro se vino abajo, realmente era
una caldera el Caupolicán, con un mosh pit al centro del teatro que solo paraba
para esperar la siguiente canción, el publico que no estaba en el mosh, cantaba
a todo furor las canciones y disfrutaba con el talento de los músicos en
escena.
Max en sus propias palabras
hablaba del mosh pit, y del que estaba en ese momento, pide que esa energía
siga adelante, nada menos que con “Spit”.
Seguido de eso, y con una pequeña intro, escuchamos una de las canciones que
quizás, menos se nota dentro del Roots,
hablo de “Lookaway”, y prácticamente
sin descanso, “Dusted” es lo
siguiente en sonar. Con el show en su mitad, aun faltando muchas pistas por ser
interpretadas, e incluso con un par de sorpresas que es imposible pasarlas por
alto. “Born Sttuborn” fue lo siguiente en ser interpretado, uno de los
temas más pesados y crudos del álbum. El mosh acompañando y que se detenía solo
para gritar su coro “BORN STUBORN!!”. Concierto redondo hasta el momento, sin
puntos bajos.
Salen todos del escenario y el
único en quedarse es Iggor, quien comienza a interpretar el instrumental “Itsári”, con base musical de la música
y el realizando las percusiones, con un respeto del publico por la performance
que la verdad me sorprendió. Muy pocas veces me ha tocado ver eso, sin una sola
pifia, ni tampoco nadie reclamando, solo era Iggor, la música y la gente
admirando el talento del batero/percusionista.
La canción que continua es “Ambush”, tema fácil de digerir y que
prende inmediatamente, si en el disco ya es uno de los puntos altos, con su
interpretación en vivo pasó a ser uno de los favoritos de quien escribe, y con
su coro imposible de olvidar, todos cantando con puño en alto “When you go
down, when you go down MOTHERFUCKER!!”.
Seguido de “Endangered Species”, pasar luego pasar a la canción más rápido del
álbum, con un discurso social pidiendo no más torturas, no más dictaduras, “Dictatorshit”, se cerraba la primea
parte del concierto. Que a todo esto, fue donde se armó uno de los Mosh más
potentes y grandes de la jornada. Si yo, que estaba solo un poco más atrás de
donde estaba el círculo del infierno, lo veía impresionante, imagino cómo se
debió ver desde galería. O para los que estaban dentro del mismo. Pocas veces
vi uno a ese nivel. Después de algunos minutos de
espera, la banda vuelve al escenario y comienzan los acordes de “Procreation”. Con esa pista se calmó un
poco el mosh pero los headbanging no se hicieron esperar, o por lo menos mi
cuello así lo refleja, que al momento de escribir eso aun duele.
Salen de escena los músicos
invitados quedando solo Max e Iggor, quienes sabiendo que están representando
el espíritu de Sepultura, y que
traen de vuelta algunas de las canciones de la época más agresiva de la banda,
regalándonos en medley de varias pistas que no teníamos por donde esperar que
fueran interpretadas, así sonaron por ejemplo “Desperate Cry”, “Inner Self”
-temazo total-, “Anticop”, “Orgasmatron”, incluso algunos cover
entremedio, “Polícia” de Cabeça Dinossauro, y algo de Slayer.
Y si eso no era suficiente, sube
a escena Richie Cavalera, hijastro de Max y cantante de Incite, para interpretar “Ace
Of Spades” de los emblemáticos Motörhead,
el teatro era una explosión, tema tocado más rápido que su versión original e
incluso más pesado, la fiesta era total, nadie quería estar sentado ni
distrayéndose en otras cosas, la música era el
100% de atención y la banda estaba dando sendo espectáculo.
El conjunto anuncia que tocaran la
última pista de la noche, despidiéndose y agradeciendo a todos por estar ahí y
por disfrutar del espectáculo, tocando nuevamente “Roots Bloody Roots”, pero esta era una versión Death Metal de la
insigne canción, tocada mucho más rápido (como en su época del Beneath The Remains), con el mosh
más impresionante de la noche y con la energía como si recién esto estuviera
comenzando.
Cierre brutal para una jornada
que no merecía menos. Sepultura está
de vuelta, y esperemos que esta no sea la última vez que veamos un espectáculo
así de los padres del metal extremo en Sudamérica.
Escrito por: Fernando Molinet
Fotos cortesía de: Carlos Müller
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