Cuando uno escucha hablar de Janick Gers, es
imposible no pensar en lo que viene haciendo en las seis cuerdas como
componente de Iron Maiden desde hace
más de un cuarto de siglo. Cuando comenzaban los tiempos difíciles para la
Bestia y todo el Heavy Metal, el oriundo de Hartlepool llegaba a la banda más
importante del Metal mundial a cubrir el puesto del renunciado Adrian Smith –quien
regresaría junto a Bruce Dickinson, junto con el que anunciaba su salida de la banda en
1993-, para el cual candidatos habían muchos pero solo uno cumplía los
parámetros correspondientes. Aunque, por cierto, más allá del aporte en el
sonido más crudo y ‘rockanrolero’ con que Iron
Maiden iniciaba la irregular década de los noventas, la marca de Gers quedaría
plasmada en su desempeño sobre el escenario. Algo que, nos guste o no, hace
rato que forma parte de la identidad de Iron Maiden como acto en vivo.
Nacido un 27 de Enero de 1957, Janick Robert Gers era un fan acérrimo
del Newcastle United y el fútbol ocupaba un lugar importante en su entonces
corta vida. Todo aquello hasta los 13 años, cuando llegó a sus manos una copia
de Deep Purple In Rock (1970)
y, de pronto, en la pared donde estaba el afiche de estrellas como Bobby
Charlton –capitán de la Inglaterra que levantó el título mundial en casa en
1966- ahora el lugar lo ocupaba Ritchie Blackmore, influencia que definirá
tanto su decisión de tocar la guitarra como en desarrollar una técnica en que
el virtuosismo y la agresividad formarían una combinación letal.
Luego de probar suerte en numerosas agrupaciones locales, llegaría la
primera oportunidad en grande como componente de White Spirit, una de las tantas agrupaciones británicas con que la
denominada New Wave Of British Heavy Metal remecía el Hemisferio Norte del orbe
–sobretodo Europa- reviviendo la mística del Rock duro de los ’70, por supuesto
siguiendo la refrescante propuesta de Judas
Priest y Motörhead, las dos
bandas más pesadas que existían a fines de la década mencionada. Pero, a
excepción de otras jóvenes promesas como Iron
Maiden, Saxon y Def Leppard, la NWOBHM se mantuvo en
una oscuridad de la que solo unos pocos emergerían con algo de suerte. La
propuesta melódica de White Spirit -y
esos teclados bien “a la Styx”-,
lamentablemente, no genera el impacto esperado y luego de un LP homónimo
editado en 1980, la banda se disuelve al año siguiente.
Janick Gers no pierde su tiempo y acepta de
inmediato la oferta de integrarse a Gillan, la banda liderada por el entonces
ex-cantante de Deep Purple, editando Double
Trouble (1981) y Magic (1982),
trabajos que, pese a fracasar en los rankings, daban cuenta de su efectiva
tarea en el sonido Heavy metal con que Inglaterra empezaba a conquistar
nuevamente el mundo.. Sin embargo, luego de unas pocas pero encendidas
presentaciones, Ian Gillan entra a pabellón para someterse a una cirugía en sus
cuerdas vocales –más tarde, en 1983, ingresaba a Black Sabbath-, por lo que disuelve la agrupación. Para Janick
Gers, nuevamente, el éxito resultaba esquivo y aquello sería una constante con
la que habría que lidiar durante toda la década de los ’80.
Quizás pocos los sepan, pero en medio de un
período difícil en su carrera, antes de integrarse oficialmente a las filas de
Iron Maiden, lo más cerca que estuvo de la banda londinense fue aquel
supergrupo denominado Gogmagog,
compuesto también por Paul Di’Anno y el baterista Clive Burr, a quienes se
sumaban el bajista Neil Murray (Whitesnake,
más tarde en Black Sabbath) y el
guitarrista Pete Willis (antiguo guitarrista y fundador de Def Leppard). Con esa formación, Gogmagog editaría su único
trabajo, el EP I Will be There (1985),
trabajo que no tendrá mayor repercusión y, por ende, significará la disolución
del supergrupo. Nuevamente Janick Gers debe esperar a que su carrera pueda dar
el vuelco, aunque, cerca de los ’30 años, y ante semejante panorama, el retiro
parece ser la decisión más lógica. Sería en ese lapso, a fines de los ’80,
cuando Dee Snider lo contacta para integrar su nuevo proyecto titulado Desperado, al que se sumaría también
Clive Burr. Pero el pasado de Snider en Twisted
Sister y la estética a la que estaba asociado no cuentan en absoluto con el
agrado de Gers, por lo que el guitarrista rechaza tajantemente la oferta. El
maquillaje y el cabello escarmenado, elementos estéticos característicos de la
época, no van con las ideas de un purista que ve en ello algo que va en contra
de su formación británica.
En
1989, luego de su salida de Marillion,
el cantante escocés Fish se encuentra trabajando en su debut solista titulado Vigil in a Wilderness of Mirror,
el cual verá la luz a comienzos del año siguiente. Entre los músicos reclutados
para concretar su proyecto personal, se encuentra Janick Gers, con quien
compone y graba el track "View
From The Hill", donde el treintañero guitarrista se despacha un solo que
deja poco a la imaginación. Sería suficiente para que ‘un tal’ Bruce Dickinson,
amigo personal de Fish, pusiera sus ojos y oídos para escribir y grabar “"Bring
Your Daughter... to the Slaughter",
originalmente incluida en la banda sonora de la quinta película de la
saga de terror “Nightmare on Elm Street”. De aquella colaboración, se
originaría lo que será el debut solista del cantante de Iron Maiden, Tattooed Millionaire (1990),
donde la labor de Janick Gers en las seis cuerdas será fundamental en una
propuesta mucho más relajada que lo que venía desarrollando Dickinson en Iron Maiden hasta fines de la década
pasada. Adiós Heavy Metal, bienvenido Rock n’Roll. De paso, el éxito que
obtendría Tattooed Millionaire
a nivel de críticas y ventas -a eso sumémosle una breve pero exitosa gira,
registrada en el video Dive! Dive!
Live! (1991)- significaría un vuelco notable en la carrera de Janick
Gers. Sería el mismo Bruce quien lo recomendaría para tomar la vacante dejada por Adrian Smith. Gers se integra de inmediato al equipo –previa requisito de que la banda se sacara las mallas ochenteras para reemplazarlas por pantalones vaqueros en favor de una estética más callejera- y de aquellas sesiones saldría No Prayer for the Dying..
El octavo trabajo en estudio de la Doncella de Hierro, publicado en Octubre de
ese mismo 1990, no cumpliría con las mismas expectativas de los fans respecto a
los trabajos anteriormente editados, pero para entonces ya había una numerosa
legión de devotos alrededor del mundo cuya lealtad se mantenía inquebrantable y
el LP, el primero con Gers acompañando a Dave Murray en las guitarras, no tarda
en convertirse en uno de los trabajos más vendidos de Iron Maiden. Gran parte
de aquel éxito fue adjudicada al gancho generado con el single “Bring You
Daughter…to the Slaughter”, regrabada por la banda luego de que Steve Harris
convenciera a Bruce Dickinson de su inclusión en la placa. Por primera vez,
Janick Gers experimentaba el éxito a nivel mundial, luego de 10 años batallando
con el fracaso comercial y una crisis vocacional que pudo significar el colgar
el instrumento para siempre.
Durante la década del 2000 y la presente,
contando con tres guitarras en sus filas, Iron Maiden ha acentuado de manera
gigantesca su reputación como acto en vivo de clase mundial. Janick Gers lo
sabe muy bien y lo aplica a su manera sobre el escenario. Durante los ’80,
mientras Harris y Dickinson eran los encargados de generar la energía explosiva
con que la Bestia causaba estragos en vivo, la dupla compuesta por Dave Murray
y Adrian Smith se concentraba exclusivamente en sostener la impenetrable
muralla sónica con que el Heavy Metal galopante y épico de Maiden dejaba su
huella. Un par de décadas después, el protagonismo de Gers en la puesta escénica
de una banda que se mantiene en forma pese a los años ha sido fundamental para
explicar el fanatismo presente en las generaciones más jóvenes. En el estudio
también ha sido fundamental su aporte en la composición, como se puede apreciar
en trabajos como Brave New World
(2000), Dance Of Death (2003)
y el reciente The Book Of Souls (2015),
donde su presencia en la composición más orientada hacia lo épico y progresivo
de la Doncella ha sido fundamental en la identidad de una banda que, pese a sus
cuatro décadas en la carretera, no mengua en lo absoluto su capacidad de crear.
¿Cómo habría sido esta versión actual de Iron Maiden sin Janick Gers en sus
filas? Una pregunta cuyas respuestas pueden estar sujetas a todo tipo de
subjetividades. Pero una cosa es segura: su presencia en la banda más
importante del Heavy Metal mundial pesa enormemente cuando se trata de vivir la
experiencia en vivo, así como la carrera del nacido en Hartlepool tiene mucho
en común con la de su banda a partir de los ’90, como la constancia y la
defensa de sus principios, al estilo de su maestro Ritchie Blackmore. ¿Qué
habría sido de Janick Gers si Bruce Dickinson no lo hubiese reclutado para
trabajar con él en lo que, en un comienzo, iba a ser la grabación de un track
para una banda sonora? Lo más seguro es que se hubiera retirado y no estaría,
actualmente, realizando acrobacias con su Fender Stratocaster sobre el
escenario. El tiempo y la constancia le dieron la razón, afortunadamente.
Escrito por: Claudio Miranda
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