Es sabido, a estas alturas, que el Metal
nacional suele moverse a través de la autogestión, lo que implica, más allá de
lo material, una constancia donde prima la pasión y la libertad de poder
disfrutar lo que nos ofrece el género en sus variadas ramas, permitiendo
establecer la siempre necesaria conexión entre el público y los fans.
A
eso de las 21 horas, la intro que da inicio a "The Beat Of Machinery"
nos anuncia el comienzo del espectáculo de Violent
Passion Surrogate, agrupación formada hace poco menos de un año y liderada
por el insigne guitarrista Gabriel Hidalgo, cuyo interés en la faceta más
experimental del Metal Extremo lo llevó a reclutar a músicos dotados de una gran técnica y cuyos niveles de experiencia los ha llevado a tomar el
camino que combina la energía del Metal Extremo con una orientación hacia la
exploración más allá de los convencionalismos propios del género. Por lo mismo
resulta enriquecedor el poder ser testigo de un despliegue escénico y técnico
que amplifica en vivo lo logrado en el estudio. "Pain Will Remain",
"Dance Of Shapes" y "Sound of Hate" cobran en vivo una
fuerza sin contrapeso alguno, con Sergio "Panqueque" Domínguez marcando
presencia con una personalidad comparable a su desempeño en la voz. Sin
embargo, sensaciones encontradas nos quedan ante el sonido en vivo, en que la
saturación juega en contra cuando se trata de apreciar cada elemento al
detalle, incluso dejando en segundo plano el notable desempeño del baterista
Guillermo Pereira, una máquina cuando se trata de hacer y deshacer con una
maestría única. Sin embargo, tanto el material correspondiente al EP homónimo
como los adelantos de lo que será el primer LP funcionan con una solidez
tremenda, en especial cortes como el single recién estrenado "Fear Index"
y "Shadow Goverment" -esta última dedicada "con cariño" a
la clase política que manipula los hilos de nuestro país- funcionan de manera
magistral en base a interpretaciones contundentes y una actitud en escena que,
pese a las escasas presentaciones en vivo, va amoldando esta maquinaria que
esparce violencia y pasión por toneladas.
Poco después llegaría el turno de los
nacionales Drake, cuyo fructífero
presente se ve reflejado en el éxito obtenido a través de su álbum Simbiosis (2016), lo que les ha
valido forjar una reputación incuestionable a nivel de propuesta sonora y
escénica, gran mérito por parte de Felipe Del Valle, quien desde el explosivo
comienzo con "Espíritu" lidera la escuadrilla con una personalidad
que amplifica su figura, como también ocurre con su prodigiosa voz. Por
supuesto, la dupla de guitarras compuesta por Felipe Vargas y Gonzalo Nuñez
sacan a relucir de inmediato sus virtudes instrumentales en favor de lo que
realmente significa Drake en vivo y
en estudio, al igual que lo hacen el baterista Julio Parraguez y el bajista
Jaime Ballesteros, ambos encargándose de darle peso y profundidad a una
propuesta en que la actitud y el buen gusto al momento de componer y tocar
resultan unidas en un despliegue de poder tan inusual como necesario e nuestro
medio.
El coro gigante de "Inmortal", la
pasión candente de "La Respuesta" y el golpe eléctrico de "Con
Fe En Existir" dan cuenta de como el quinteto lo da todo sobre el escenario, sobre todo ante un público escaso en cantidad pero que
no tarda en conectar con lo que ocurre sobre el escenario, donde cada componente
utiliza sus cualidades en favor de una sola unidad de energía capaz de levantar
muertos y derribar muros. Desde la velocidad de "Ellos No saben cuál es tu
dios" hasta el groove sísmico de "Atlas", elementos que se
intercalan de manera certera con una maestría impresionante, a la altura de lo
que pueden ofrecer cinco personalidades distintas entre sí pero enfocados en
brindar un espectáculo de primer nivel. Eso, en su esencia, es Drake: al igual que el famoso corsario
inglés que asoló nuestras tierras a mediados del siglo XVII, el 'azote de Dios'
toma forma humana para no dejar a nadie ileso en su incursión. Prueba de ello
es la interpretación de "Tierra de Brujos", la cual nos sumerge de
inmediato en la mitología del sur de nuestro país, ante lo cual no hay manera
de escapar, simplemente caer rendidos ante la magia del Heavy Metal en su
faceta más épica y siempre con un mensaje que nos llama tomar consciencia
respecto a nuestras fortalezas como seres humanos.
A
nivel de individualidades, es poco lo que se puede desmenuzar cuando sus cinco
componentes unen sus fuerzas en plan casi suicida, siempre dispuestos a dejarlo
todo y más durante poco más de una hora de show. Jaime Ballesteros no solo es
el encargado de las bajas frecuencias, sino también uno de los responsables de
remarcar la actitud de la banda junto a Felipe Del Valle -un frontman total, en
todo sentido-, mientras el tridente Nuñez-Parraguez-Vargas cumple su tarea en
el sonido clásico de Drake con una efectividad que barre con todo intento de
crítica meticulosa. Conclusión que nos queda luego del final con "En
Silencio se forja el Metal", punto cúlmine de una presentación que,
insistimos, mereció mucho más asistencia , lo cual da para pensar. Y a pedido
de un público ya encendido, una tremenda versión de "Eterna Paz",
suficiente para coronar una presentación sólida en todas sus líneas y donde
quedó graficado fielmente el significado del Rock/Metal más allá de cualquier
etiqueta o tecnicismo inútil. La noche del 31 de Marzo imperó la actitud y el
deseo de innovar por parte de dos agrupaciones que, más allá de las diferencias
estilísticas, dieron cuenta del profesionalismo adquirido en un medio que ha
sabido moverse contra viento y marea hacia su objetivo.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Cristhian Quiroz
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