#LiveReview: Violent Passion Surrogate + Saken + Criminal "Una experiencia aplastante"



Poco menos de un año duró la espera para un nuevo retorno a suelo patrio por parte de la que debe ser, la agrupación que definió la identidad del Metal Extremo a nivel local.  No solo en el marco de la promoción de su reciente LP titulado Fear Itself (2016), sino además para conmemorar las dos décadas que cumple este año el fundamental Dead Soul (1997), un clásico obligado para todo ‘metalhead’ criollo que se declare como tal. Razón suficiente para que La Batuta, punto de reunión tradicional en nuestro medio, se repletara como pocas veces suele ocurrir, con los cerca de 300 asistentes presentes manifestando su fanatismo acérrimo hacia Criminal de la mejor manera, como corresponde con los grandes referentes, sea a nivel local o internacional.


Por supuesto, a esta fiesta todos estábamos invitados, y entre aquellos invitados no podían faltar algunas de las mejores agrupaciones nacionales que están dando que hablar últimamente, como es el caso de Violent Passion Surrogate, agrupación liderada por el eximio guitarrista Gabriel Hidalgo y cuya propuesta ha obtenido una recepción totalmente positiva, tanto por el EP editado el año pasado como por los adelantos correspondientes a lo que será su LP debut. Desde el comienzo con “The Beat Of Machinery”, queda claro de qué están hechos cada uno de sus componentes, todos dotados de una experticia técnica tan magnánima como el sonido logrado en vivo y en estudio. 


Por supuesto, la presencia de Sergio ‘Pankeke’ Domínguez resulta decisiva al momento de definir la identidad de una agrupación que prioriza la música por sobre cualquier cosa sobre el escenario, aunque cortes como “Shadow Government” –con dedicatoria incluida al Pdte. de los EE.UU, quien hace unos días ordenó atacar Siria… ¿algo nuevo?- conforman aquella de muestra de actitud que hace de VPS una agrupación que, pese a declararse una “banda nueva” –en palabras de ‘Pankeke’, nos da señales de un futuro esplendor más pronto que tarde. Media hora de presentación puede que haya sido poco para quienes ya estamos familiarizados con esta tremenda propuesta, pero cuando la categoría se impone sobre el escenario, con eso basta y sobra. Con menos se logra más, y, Violent Passion Surrogate lo reafirma sobre el escenario de manera aplastante sin ningún contrapeso.


Poco después llegaría el turno de Saken, mítica agrupación formada en los ’90 y referente de una época en que el Metal, a nivel local, empezaba a moverse de manera profesional solo con la difusión de unos cuantos medios y siempre en base a autogestión. La banda liderada por el guitarrista Álvaro Font, ofreció un set conformado por material de sus dos trabajos en estudio, primando lo ofrecido en el más reciente Dense & Thick (2015). Sensaciones encontradas quedan cuando el poder de la música no se refleja sobre el escenario de igual manera, a pesar del comportamiento del público que ya, a esas horas, repletaba a más no poder el recinto ubicado en Plaza Ñuñoa. Hacia el final, una serie de problemas técnicos que afectaron seriamente al bajista Rodrigo Velázquez –quien abandonaría el escenario mucho antes que sus compañeros- impidieron digerir de mejor manera la presentación de Saken, aunque el respeto y el denominado ‘apañe’ por parte del público ayudaron a que se mantuviera el ambiente festivo reinante.


Sin preámbulos ni entradas pomposas. ¡Al grano! Así comenzó el retorno de Criminal a nuestro país, azotando el recinto al instante con la metralla incesante de “Down Driven”, corte perteneciente al reciente Fear Itself (2016). Increíble lo que genera la sola presencia de Anton Reisenegger, un gigante de nuestra escena que, pese a su ya legendaria figura, no tiene empacho en ‘aleonar’ al público a garabato limpio. Seguidas de inmediato  sonaron “Pressure” y “Cáncer”, con el cuarteto desplegando todas las virtudes que han mantenido a Criminal en la brecha durante más de un cuarto de siglo, siempre imponiendo sus términos sin que nada ni nadie se interponga.
El hímnico “Self Destruction” y el groove pendenciero de “The Root Of Al Evil” amplifican su poder devastador en vivo, al mismo tiempo que dejan en claro que esto no se trata de un viaje a través del tiempo, sino más bien la prueba irrefutable de cuán vigente se mantiene Criminal gracias a una propuesta tan certera y aplastante como el discurso plasmado, uno acorde a los tiempos que vivimos y a la sociedad que nos rodea, como pudimos apreciar también en el material reciente a través de “Animals To Gods”. De igual manera, la más antigua “Stillborn” –del recordado debut Victimized (1994)-, inspirada en la historia de quienes murieron al nacer y no alcanzaron a corromperse con la maldad del mundo, llega a ser un deleite para quienes, más allá del mosh y el headbanging, pudimos apreciar las virtudes técnicas e interpretativas de una banda que, durante más de dos décadas, ha definido todos los parámetros del Metal extremo a nivel local, en su identidad y discurso. Y si hablamos precisamente de discurso, “Por la Fuerza de la Razón” se ensalza automáticamente como himno, tomando en cuenta la historia de nuestro país hasta hoy, donde la sangre inocente derramada clama por justicia y venganza, ya sea en esta vida o la otra.


  A nivel musical, es casi imposible realizar un análisis meticuloso ante tamaña muestra de calidad y actitud sobre el escenario. No solo parte del propio Anton, sino además del guitarrista nacional Sergio Klein –un monstruo de las seis cuerdas y dueño de una presencia en escena tan sobria como característica- y el bajista inglés Dan Biggin, este último compensando su sobriedad escénica con un desempeño efectivo en las bajas frecuencias. Por cierto, hay que destacar la tarea desempeñada por el baterista Danilo Estrella (Timecode, ex Psicosis), quien se encarga de ocupar durante esta gira nacional el lugar del querido Zac O’Neil y justamente estaba de cumpleaños, ante lo cual Anton no dudó en interactuar con él de una manera hilarante pero siempre espontánea, siempre “a chuchá limpia”, como debe ser.


Los 20 años del emblemático Dead Soul, por supuesto, eran motivo suficiente para la alta convocatoria y la serie compuesta por “Denial”, “Scapegoat”, “SSS”, “Collide”, “Slave Master” y la megaclásica “Hijos de la Miseria”, que no tardó en desatar todo su poder destructivo entre los fans ubicados en la ‘cancha’, con el público saltando, cantando y cabeceando como si fuera la última noche de nuestras existencias. Fundamental resultó, además de la candente respuesta de los fans, el excelente sonido con que Criminal reproduce de manera letal lo logrado en el estudio. Y para rematar la noche, “Rise and Fall” –pedida a gritos durante gran parte del show- y el himno “New Disorder” se dejaron caer como bombas sobre una legión de fans que vibra, respira y grita por Criminal desde hace dos décadas. Prueba de ello, por ejemplo, fue la presencia de un fan ya entrado en años que le mostraba a Anton su copia en cassette del año del Dead Soul, graficando el nivel de devoción que genera la banda desde sus inicios, ya sea con o sin ayuda de los medios. De esta manera terminó la que se podría calificar como su presentación más sólida respecto al menos al regreso anterior y en un ambiente íntimo, donde poco más de 300 almas renovaron su comunión con el referente máximo del Metal chileno como se debe. Criminal, una vez más, ha confirmado sobre el escenario que los años pasan pero la actitud permanece más aplastante que nunca. La fuerza de la razón rigió entre las almas muertas hambrientas de sangre, venganza y Metal.

Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Remigio Olivares

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