El año 2000 significó, en todo sentido, una
serie de cambios socioculturales que se avecinaban con fuerza durante los '90.
A nivel global, destacan acontecimientos
como la conjunción de todos los astros descubiertos en la antigüedad -señal que
muchos veían como advertencia sobre un posible "fin del mundo"-, el
juicio legal en contra de Microsoft -empresa de computadores acusada de violar
las leyes de monopolio- y el triunfo del candidato republicano George W. Bush
en las elecciones presidenciales. En Chile, en tanto Ricardo Lagos asume la
presidencia de la república como representante del Partido Socialista, el mismo
año en que el dictador Augusto Pinochet vuelve al país con recepción de
"héroe" tras permanecer arrestado en Londres por delitos cometidos
contra la humanidad durante el régimen militar imperante entre 1973 y 1990. Por
otro lado, el año 2000 le entregaba una alegría al pueblo chileno a nivel
deportivo: la selección de fútbol sub 23 que clasificó a los Juegos Olímpicos
de Sydney, luego de una infartarte definición ante Argentina en el torneo
Preolímpico (1-0, gol de Reinaldo Navia en Londrina, Brasil), obtenía la
Medalla de Bronce -la primera medalla nacional desde Seúl 88- y consagraba a
Iván Zamorano como goleador.
Precisamente aquellos recuerdos son los que
se me vienen a la memoria al recordar los 17 años de un trabajo que marcó un antes
y un después, al punto de rebasar con holgura las fronteras de un género de la
talla del Nü Metal, una suerte de revolución que, pese a su éxito y apabullante
popularidad en el orbe, dejó pocos referentes vigentes hasta hoy tras el
estallido durante el cambio de siglo y milenio. Hablamos del mítico y colosal
White Pony, el trabajo con que Deftones,
la pandilla liderada por el hiperactivo Chino Moreno, no solo se desmarcó del
movimiento liderado por colegas de la talla de Korn, Limp Bizkit y Coal Chamber, sino además consolidó un
sonido propio en base a una propuesta que no tuvo empacho en tomar elementos
propios del Metal, el Trip-Hop, los mejores momentos de la New Wave de los '80
y la música electrónica para conformar una mezcla tan fresca como revolucionaria
hasta hoy, a prueba de todo tipo de etiquetas.
Grabado entre agosto y diciembre de 1999 bajo
la supervisión del renombrado productor Terry Date -responsable de los
anteriores Adrenaline (1995) y
Around
The Fur (1997), y también responsable de los mejores trabajos de bandas
como Soundgarden, Overkill, Pantera, Prong, White Zombie y un extenso etcétera-,
White Pony está compuesto de 11 tracks en su edición original, con la muralla
de guitarras incendiarias de “Feticeira” introduciéndonos de inmediato en un
conjunto de atmósferas sonoras que conforma la dupla conformada por Stephen
Carpenter y el propio Chino Moreno, este último poseedor de un registro vocal
cuya elasticidad refleja cuán geniales y retorcidos podían llegar a ser los
originarios de Sacramento al romper todas las reglas existentes, incluso dentro
del propio Nú Metal. La batería de Abe Cunningham en Digital Bath, en tanto, es
la prueba irrefutable de que Deftones,
a diferencia de sus compañeros de generación, ofrecía algo mucho más profundo y
conmovedor que los gritos angustiantes de Jonathan Davis al frente de Korn y la rebeldía juvenil y
'pachanguera' de Limp Bizkit. Tan
clara la tenía Chino Moreno, el alma y cerebro de Deftones, que recién comenzando esta placa, disipa todas las dudas respecto
al distintivo con que empezaron a ganarse la admiración tanto de los fans más
jóvenes como de quienes, con más edad, veían en este álbum el futuro del Rock y
el Metal.
La muralla esquizoide de “Elite” y la
sutileza seductora de “RX Queen” te dejan de rodillas, rendido ante los pasajes
sonoros que emulan el más lisérgico de los viajes en ácido. El riff machacante
de "Street Carp", en tanto, logran despertarte de aquella experiencia
extrasensorial solamente para refregarte en la cara esa capacidad de pasarse
por el culo todas las etiquetas que intentes ponerle. Porque más allá de las
preferencias personales, precisamente lo que define la esencia de Deftones es su sentido de anarquía
sonora total latente en un contexto en que la reinvención del Metal liderada
por Pantera, Fear Factory y Machine Head
aún causaba estragos. Pero a Chino Moreno, un visionario con todas las de la
ley, poco y nada le importó regirse bajo lo dictaran las tendencias de
cualquier tipo. Y "Teenager" es prueba apabullante de lo que hizo de
White POny un disco revolucionario sin necesidad de abusar de los riffs de alto
octanaje. El trip-hop, contra todo pronóstico, terminaría siendo un género
aliado para la propuesta de Deftones y, a la vez, consistiría en una muestra de
fanatismo hacia el estilo por parte de CHino Moreno, un melómano empedernido
capaz de poner en su playlist a Massive
Attack, Steve Vai y Lynyrd Skynyrd. Una mezcla rara para
quienes se quedaron, lamentablemente, atrapados en una revolución que, pese al
daño masivo provocado alrededor a lo largo del planeta, no tardaría en menguar
hasta convertirse en el recuerdo de una era. Y Deftones es de aquellas bandas
que, a través de placas como la editada en 2000, siempre se rehusó a pertenecer
a una determinada tendencia.
El groove rocoso e hipnótico de "Knife
Party" -con un solo de scracth en el puente a cargo del bueno de Frank
Delgado- y las llamaradas que expele un corte de la talla de "Korea"
-con Chi Cheng desempeñando una notable labor en las bajas frecuencias al
momento de complementar el peso incendiario de las guitarras-, se intercalan
con una agilidad tremenda, de la misma manera en que la placa en su totalidad
emula de manera certera y (casi) real los efectos del 'pony blanco', uno de los
tantos nombres que recibe la cocaína. No cabe duda de que Deftones, a través de su tercer álbum, concibió una placa en que la
música puede abrirte los ojos respecto al camino que debes escoger, pero
recuerda una cosa: una vez que la pruebas, no hay camino de vuelta.
El
erotismo y la muerte se encuentran de manera abrasiva en "Passenger",
un corte que cuenta con la participación en las voces de Maynard James Keenan,
la voz y mente conceptual de Tool,
agrupación de la cual Deftones bebió
en gran cantidad al momento de concebir su propuesta basada en la evolución
constante. Tras cartón, un corte que adquiriría de inmediato el título de
himno, "Change (In The Hoouse Of Flies)". No sería raro afirmar que Deftones, sin necesidad de insinuarlo
de manera notoria, adquiere en este pasaje tintes propios del Progresivo
gracias a un coro que se expande como el Universo. Sublime hasta la médula de
los huesos. Y para el final, el corte más largo de la placa -siete minutos y
medio- y con el cual White Pony se convirtió en una obra con matices
revolucionarios al más puro estilo del Sgt
Pepper de The Beatles. Al
menos esa es la impresión inmediata que te deja "Pink Maggit", una
pieza de antoligía, indescriptible con palabras y cuyo final, con los latidos
del corazón finalizando el viaje, te deja mirando fijamente hacia el horizonte.
White Pony debe ser, con toda
seguridad, el trabajo angular no solo de Deftones,
sino de una era en que, en palabras de célebres pensadores modernos como Noam
Chomsky, o cambias o mueres. Al mismo tiempo, significó un shock tremendo para
quienes éramos adolescentes al momento del cambio de era. La verdadera
rebeldía, en realidad, consistía en algo mucho más profundo y concreto que la
definición de aquel sentimiento según MTV. No hubo necesidad de recurrir a
polémicas, videoclips provocativos ni parafernalias inútiles. White Pony es un trabajo que,
luego de 17 años, sigue plantándose cara a cara con cualquier peso pesado que
se interponga en su camino. Por cierto, es importante mencionar la inclusión en
la posterior reedición del álbum del single “Back To School”, canción que el
mismo Chino Moreno ha admitido haberla odiado en su momento, al punto de
calificarla como un ‘error’. Sea un error o no, está claro que pocas veces ha
sido tan grato, como diría nuestra eterna Violeta Parra, volver a los 17 sin
ninguna clase de remordimientos. Después de todo, ¿cómo sentirse culpable por
recordar tiempos escolares cuando se está bajo los efectos del ‘pony blanco’
retorciendo tus pensamientos?
Escrito por: Claudio Miranda
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