#LiveReview: Chargola Fuckingfest (Femme) "La Razón y la Fuerza tienen nombres de Mujer"


No solo en el desarrollo social el rol de la mujer ha sido clave. El arte en todas sus ramas, sobretodo la música, ha dejado de lado una buena parte del machismo característico en un área dominada 'primordialmente' por el sexo masculino, más aún si nos enfocamos en el mismo Rock n' Roll. Desde íconos mundiales como Nina Simone, Janis Joplin y Joan Jett, hasta referentes locales como nuestras Violeta y Juanita Parra -hija de Gabriel, a quién ocupó su lugar en la batería de Los Jaivas después de su sensible partida en 1988-, han dejado una huella no solo imborrable, sino también decisiva al momento de derribar con todo tipo de clichés establecidos, muchos de ellos relegando el papel de la mujer a veces aun plano menos decoroso de lo que realmente es. Por eso y más debemos resaltar iniciativas como el evento realizado el sábado 27 de Mayo en el Arena Recoleta, un recinto que se ha ganado el rótulo 'tradicional' en lo que respecta a espacios para el desarrollo de la escena local desde comienzos de la década en curso, con agradecimientos incluidos a productores de la talla de don Jorge Chargola Hurtado (por lejos, uno que se la juega realmente por el Rock nacional hasta el sudor). Una jornada caracterizada por exponernos lo mejor de nuestras agrupaciones lideradas y/o integradas por una selección de figuras femeninas icónicas a nivel local. Por supuesto, también debemos rescatar una reflexión respecto a ciertas costumbres que dan para pensar cuando se trata del compromiso con nuestra escena y, por qué no, la identidad local de la que muchos nos jactamos de representar cuando llega la hora de la verdad.

Primero vamos a lo que realmente importa, la música. Porque cerca de las 17 horas, y previa presentación por parte de Sirena -cantante de la banda Aurora Voraz-, quien ejercería el papel de 'maestra de ceremonias' y realizando concursos para amenizar el evento, la jornada debía abrirla Cruor, pero los repentinos problemas de salud que aquejaban al baterista impidieron que la banda se presentara como tal, por lo que, en lo que se podría calificar como una jugada maestra, la destacada Paulina Cádiz, junto a su compañero Andrés Vidal, decidieron revivir de inmediato al duo Almorta, agrupación cuya longeva actividad se puede resumir en un set que la misma Paulina calificó como una colección de canciones creadas hace más de una década. Vuelvo a repetir el concepto 'jugada maestra' cuando desde el escenario surge una sensación de honestidad pocas veces presente en el Rock más pesado, aquella que con una guitarra acústica no solo desnuda el alma del artista, sino además la de gran parte de los asistentes presentes en el recinto ubicado en Avda Einstein, ante lo cual es imposible resistirse. Como corolario de esta breve pero emotiva presentación, permanecen latentes las palabras de Paulina respecto a lo complicado que resulta hacer Metal en este país, más aún cuando se es mujer y madre. Una verdad que, por cierto, debiera ser una motivación para quienes, hombres o mujeres, realmente se la jueguen por hacer música con el corazón, sobretodo en este país tan ingrato con sus artistas, sus hijos pródigos.


Luego llegaría el turno de Sangre De Acero, agrupación cultora de un Heavy Metal que desborda poder y actitud gracias al desempeño escénico de la cantante Karina Muñoz, dueña de un amplio y privilegiado registro vocal, y cuyo papel al frente del quinteto resulta decisiva al momento de transmitir aquella energía incendiaria con que el recinto empieza a arder en llamas. "Delirando Poder", "Cabezas de Madera", "Dolor Interno" y la homónima "Sangre de Acero" formaron parte de un set breve en duración pero letal al momento de estimular a los pocos presentes en el lugar, incentivando de alguna manera a dejar la timidez mediante esos coros propios de un género cuya efectividad se basa en dejarlo todo sobre el escenario. Por supuesto, el mérito también hay que atribuírselo a la base instrumental conformada por las guitarras de César Matínez y César Martínez Fortín, el bajo de Raúl Gómez  y la batería de Jean Pierre Torres, todos uniendo fuerzas hasta conformar una muralla sónica inexpugnable. El Heavy Metal se siente en nuestra sangre como una pasión ardiente, más aún en las venas de nosotros los Hijos del Acero.


   De la fuerza aplastante del Heavy Metal pasamos al Rock duro en su faceta más directa y apasionada, de la mano de Von Dippel, agrupación liderada por la tremenda Paola Dippel, un referente indiscutido cuando hay que hablar de poder femenino en nuestro país desde hace más de una década. Poco más de media hora fue suficiente para desplegar calidad y actitud a un nivel poco común en nuestro medio, donde además de la arrolladora personalidad de la destacada cantante también pudimos ser testigos de la tremenda tarea realizada por músicos de la talla de Enrique Machuca (guitarra) y Felipe Cigna (bajo), mientras en la batería los acompañaba Franco Gabelo (Catoni), músico nacional cuya juventud resulta un aliciente perfecto para generar el groove electrizante con que "Hijos de la Ignorancia", "Guerrero", "Una Puerta Más", el single "Más Allá del Sol" y "Mi Pesadilla" proporcionaron el calor suficiente para aumentar la temperatura durante la tarde de un sábado con tintes invernales. Las cosas como son: una lástima la escasa cantidad de asistentes ante tamaño despliegue de calidad y fuerza, como debe ser el Rock n' Roll dentro y fuera de nuestras fronteras. Von Dippel al menos lo dispuso así, bajo su criterio, para el cual debe ser misión (casi) imposible encontrarle un contrapeso.


  Valparaíso, región considerada como Patrimonio de la Humanidad, también lo debe ser, con seguridad, del Rock chileno desde hace poco más de medio siglo. Y si nos enfocamos en el presente, aquella premisa se reafirma gracias a Tephiret, agrupación que, en tan solo 5 años, nos ha entregado dos soberbios trabajos en estudio, siendo el más reciente el aclamado Dual (2016), placa cuya promoción en vivo les ha valido una escalofriante reputación como acto en vivo. Desde la personalidad con que Catalina Blanco dicta cátedra sobre cómo cantar Rock y hacer del escenario un lugar de expresión artística total, hasta el milimétrico fiato generado entre sus componentes, como ocurre con la base rítmica conformada por el eximio baterista Esteban Silva (Kafod) y el bajista Rolando Peña, ambos dando cuenta de una experticia técnica que poco y nada de espacio deja a cualquier "crítica" rebuscada, solidez en su máxima definición. Suficiente para que el guitarrista Boris Valenzuela le 'prenda fuego' a su instrumento con una clase abrumadora, que cada nota se te impregne en la médula. Momento para enmarcar fue el emotivo homenaje a Chris Cornell con una breve y cálida versión del clásico "Black Hole Sun" de Soundgarden, dando paso inmediatamente a "Tierra" -single extraído del excelso Dual-, un corte que se ha ganado merecidamente el título de 'clásico instantáneo' tanto por su letra por como por su estructura compositiva e interpretación, rememorando así nuestra identidad local, no solo chilena sino también latinoamericana.


 Si alguien dudaba que el Metal y el animé no tienen nada en común, es porque no tuvo infancia o simplemente no le pone real atención a la calidad musical que poseen aquellos 'opening' que marcaron la juventud de muchos de nosotros. Simone, agrupación liderada por la cantante Simone Weber y compuesta por un auténtico 'dream team' del Metal nacional -Benjamín Lechuga en guitarra, Felipe Cortés en batería, Diego Contreras en el bajo, Nicolás Quinteros en los teclados...casi nada!- nos brindó una presentación totalmente dedicada a quienes fuimos niños ayer y lo somos hoy, independiente de la edad. "Slam Dunk", "Slayers" y "Dragon Ball Z" cobraron forma real por unos instantes en clave Metal, dando cuenta de una interpretación que intercala poder con sentimiento, perfecto cuando se trata de evocar los mejores momentos de nuestra infancia televisiva y enfocándonos en el presente a la vez. El cierre con una sublime versión de "Pegasus Fantasy" -la clásica intro de "Saint Seiya", o "Los Caballeros del Zodíaco" en Latinoamérica- es para atesorarlo en la memoria. Nada de eso sería posible sin el tremendo despliegue técnico por parte de cada músico, ni el ángel con que Simone Weber cautiva de inmediato al público, quizás no presente en la cantidad que a muchos nos hubiese gustado, pero con esa motivación que nos recuerda que, antes de las poleras negras y el cabello largo, muchos de nosotros ya teníamos una banda sonora compuesta por himnos dispuestos a ser entonados con puño en alto. ¿Quién dijo que es solo una cosa de "monos de la tele"?



El Rock/Metal sinfónico de The Fallacy marcó presencia y solidez en todas sus líneas. El duo conformado por Marco Cusato y Angeline Bernine ofreció un set en que la calidad interpretativa duplicó sus efectos gracias al excelente juego de luces con que la banda -con Felipe Cortés apoyando en batería- dio cuenta de su propuesta, siempre bebiendo de las sonoridades góticas con que el Rock se convirtió en una expresión artística totalmente ajena al mainstream y orientada hacia un público más sensible y abierto a la adición de sonidos tanto clásicos como modernos. Un set que denota todo tipo de influencias, desde el neoclasicismo melancólico de Lacrimosa hasta el groove 'bailable' de Rammstein, pasando por la pureza expresada por referentes noventeros como Theatre Of Tragedy, todo plasmado a través de una puesta escénica de primer nivel, con Marco y Anyeline dejando en claro que esto es, netamente, cuestión de actitud y trabajo. Nada más que eso para potenciar una creatividad capaz de sumergirnos en aquellas historias de sangre, vampirismos y tormentos con que The Fallacy se erige como referente actual en su género y, por qué no, más allá de sus fronteras.


Si hablamos de representantes femeninos nacionales del Metal en su faceta más sinfónica, Caterina Nix encarna sobre el escenario todos los principios de un género que, pese a su carácter ecléctico, se ha abierto sin mayores prejuicios hacia un público masivo que valora la elegancia y el sentimiento en la música por sobre cualquier artificio o parafernalia innecesaria. Y aquello se hace notar precisamente desde el comienzo, mediante el despliegue técnico con que cada componente ayuda a dar forma a una propuesta que, pese a las raíces europeas, no tarda en cautivar al público mediante una interpretación sublime y una personalidad quizá más sobria respecto al resto del cartel pero capaz de adueñarse del escenario con sus propias armas. Puede que así lo haya visto Caty Torrealba al momento de fundar este proyecto hace unos año, siempre creyendo en sus capacidades como compositora e intérprete cuyas influencias artísticas rememoran la época de oro de un género liderado en su apogeo por referentes mundiales como Within Temptation, After Forever y la versión clásica de Nightwish. La escuela europea adquiere identidad propia con nuestra embajadora exponiendo sus credenciales con un elevado sentido del arte sobre el escenario.


Los muertos salen de sus tumbas cuando aparece sobre el escenario Voodoo Zombie, agrupación referente para los amantes del rockabilly con tintes de Shock Rock a la usanza de próceres como Screaming Jay-Hawkings, Alice Cooper y Misfits. Desde el potente inicio con "Pacto con Satanás", el cuarteto liderado por la carismática Katona Zombie saca a relucir sus virtudes escénicas recreando aquellas historias de zombies, criaturas nocturnas y misteriosos crímenes que alimentan el imaginario de una agrupación con poco más de una década en la carretera. Sin embargo, es necesario reparar en un punto que, a la larga, terminaría generando controversia por parte de sus integrantes cuando, en medio del set, se despacharon un encendido discurso sobre el apoyo a la escena nacional, lo cual fue aplaudido a rabiar por los presentes en el recinto en ese instante. Un discurso válido y bienvenido pero que, lamentablemente, queda solo en palabras cuando, una vez terminada la presentación, la misma banda se retira del recinto inmediatamente (...) Puede que aquello no empañe en absoluto la reputación de la banda dentro de su género, mucho menos su calidad como acto en vivo, pero cuando se pone en juego la credibilidad de manera gratuita -el mejor discurso se pronuncia con los actos, ¿es tan difícil entenderlo?-, te puede costar muy caro. Y la réplica llegaría después, sin anestesia.


  Ya en plena recta final llegaría el turno de una referente actual dentro de lo que es el Rock duro con actitud por parte de Cler Canifru, una de las figuras más importantes de nuestra escena durante la década en curso y dotada de una experticia técnica en las seis cuerdas, comparable con la personalidad necesaria para establecer un riquísimo feedback con un público que no tarda en caer rendido ante tamaño despliegue de calidad y maestría. Más allá del potente set interpretado y la calidad desplegada por los músicos que conforman su banda, es importante destacar el rol que la encarnado la propia artista al momento de reivindicar con tremenda fuerza el rol de la mujer en un ambiente donde el machismo suele estar presente en diversos aspectos, desde los epítetos por parte del público -muchas veces subidos de tono, como ocurre en todas partes-, hasta cuando se trata de compartir con colegas músicos, aunque el hecho de integrar establemente bandas de la talla de Hidalgo -agrupación liderada por el eximio guitarrista nacional Gabriel Hidalgo- es una clara muestra de cuánto ha ido cambiando la mentalidad en nuestro país, sobretodo dentro de un rubro donde para aquella evolución de pensamiento no solo basta la experticia técnica sino también tomar consciencia sobre lo que ocurre en nuestro entorno en todos los ámbitos. Aquello lo sabe perfectamente Jorge Chargola Hurtado, con quien Cler unió fuerzas para organizar este evento, iniciativa que esperemos sea aplaudida y continuada, aunque ojalá con más recepción por parte de la gente.


   Y como número estelar, concluyendo esta edición de Chargola Fucking Fest Femme -ojalá la primera de muchas-, los primeros acordes de "Cabo de Hornos" indican la inminente aparición de Crisálida, una de las agrupaciones más representativas de nuestro país, tanto del Progresivo como de todo el Rock nacional, como quedó demostrado a través del trascendental LP Terra Ancestral (2015), trabajo que les ha valido tanto la consagración como una vigencia que sobrepasa lo temporal si consideramos la enorme calidad de su propuesta siempre orientada a reivindicar el espíritu de nuestra tierra. La personalidad con que Cinthia Santibañez marca presencia sobre el escenario, a estas alturas, debiera ser motivo para tomar apuntes para cualquier intérprete que se declare como tal, sobretodo si se cuenta con el respaldo propiciado por instrumentistas ya realizados, todos dueños de un dominio técnico de categoría mundial. Bien de aquello lo saben el baterista Rodrigo Sanchez, el bajista Braulio Aspé -dueño de una solidez tremenda como encargado de las frecuencias bajas- y el guitarrista Damián Agurto, todos intérpretes de Selección y encargados de generar las atmósferas sonoras con que Cinthia nos invita mediante su prodigiosa voz a sumergirnos en los secretos de nuestro continente y la memoria de nuestros ancestros. Al mismo tiempo, sería la misma banda, a través de la propia cantante, la encargada de responder con un decidor "los cambios parten por casa" a la polémica actitud de Voodoo Zombie y sus "palabras para la galería" de unas horas atrás. He ahí donde radica la grandeza de Crisálida, en su integridad como músicos y artistas; donde flaquea el verdadero compromiso -del cual muchos solemos jactarnos con palabras bien pronunciadas y/o arengas recurrentes en redes sociales-, se pueden contar con los dedos de una mano las agrupaciones que realmente lo sienten y lo grafican con hechos, con el propio arte al servicio del pensamiento crítico. En lo musical, "Morir Aquí", "Bajo Tierra" y ese himno  llamado "Raco: Viento del Sur" definen en vivo la esencia de una agrupación cuyo arte está hecho para conectar a la gente tanto con la propuesta presentada como con lo que ocurre en su entorno. Si la gente presente en el Arena Recoleta, por muy poca que sea en cantidad, se adueña con fulgor de esos coros con que Crisálida expresa su gratitud, es porque se trata de algo real, y la voz de Cinthia se erige como el canal perfecto para transmitir aquellas inquietudes que nos envuelven a diario como gente y comunidad.

  A la hora del recuento, las sensaciones son duramente encontradas. De que contamos con producto de primera calidad -incluso de nivel internacional-, eso queda demostrado sobre el escenario, donde la calidad y la actitud se imponen por goleada. En ese aspecto, pese a las dificultades con que el Rock nacional ha sabido moverse sigilosamente durante más de cuatro décadas, el género ha adquirido un profesionalismo aceptable en medio de un mercado cada vez más exigente. Por otro lado, más que el "apoyo" del que tanto solemos hablar a través de las redes existentes, está claro que aún estamos al debe cuando se trata de valorar lo nuestro. No solo se valora asistiendo a eventos musicales, sino además adquiriendo material físico -vinilo, CD, cassette, DVD, BRay- y descubrir el rico universo musical que posee Chile en su totalidad, incluso más allá del Rock y el Metal. Pero tal como lo dejó en claro Cinthia Santibañez, el cambio de mentalidad parte por nosotros mismos como individuos antes de darle ribete social. De pronto es ahí cuando cobra sentido el lema patrio "Por la Fuerza de la Razón" -sí, al estilo de nuestros Criminal-. Razón y Fuerza son sustantivos femeninos. Las coincidencias no existen.

Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Tay Martinez/Fabian Ortega

P.D: Esta reseña va dedicada al músico argentino Guillermo Sánchez, fallecido el mismo sábado 27 de Mayo, minutos antes de que empezara el evento. Que su espíritu sea el aliciente necesario para unirnos todos como hermanos más allá del idioma/acento y el color de la piel. El Rock no conoce de fronteras de ninguna clase.

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