"Tocar en Dorso es un sueño hecho realidad". Las palabras del baterista Fran Muñoz, pese a su brevedad, denotan claramente la importancia de Dorso en el Metal chileno durante más de tres décadas en la carretera. Es cierto, luego de más de tres décadas en la carretera ya no hay (casi)nada que no se haya dicho, relatado y afirmado sobre la banda que le dio identidad al género en nuestro país en base a una propuesta que combina desde el debut en grande con Bajo Una Luna Cámbrica (1989), la crudeza sonora del Metal Extremo con los mejores momentos del Progresivo -o, como afirmaría el músico y cineasta a comienzos de la década pasada, "Genesis uniendo fuerzas con Cannibal Corpse"-, pero con siete LPs en estudio, un registro en vivo -Lari La Live (2002)- y una formación consolidada como familia, hacía falta algo que refrendara la importancia de un legado que ha mutado en distintas formas, una más grotesca y genial que la otra y traspasando las barreras de la música en base a conceptos extraídos de la retorcida mente del 'Pera' -fan acérrimo del cine B, el gore y, sobretodo, la obra del mítico H.P. Lovecraft-, historias de monstruos y zombies con tintes de picardía 'a la chilena' y trabajos conceptuales tan desquiciados en su forma como fascinantes en su esencia -Romance (1991), el primer álbum de Metal conceptual hecho en Chile, obligatorio para todo fan del género que se declare como tal-, remarcando sin discusión un sello que se atrevió a desafiar el dogmatismo propio de un estilo que, pese a su sentido transgresor desde tiempos inmemoriales, genera escozor entre los más 'metaleros' más conservadores, así como la recepción positiva entre quienes tienen claro que la música de Dorso es capaz de desafiar todo tipo de leyes, incluyendo las de la Física.
En un ambiente íntimo y distendido, y con
palabras incluidas por parte de personalidades como Alfredo Lewin, se llevó a
cabo el lanzamiento del libro "Dorso: Un experimento méntor", escrito
por la periodista y comunicadora audiovisual Feña Mánquez, cuya incursión en la
música incluye su paso por Darkemist, agrupación local referente del Metal
gótico y de la cual la escritora nacida en Chuquicamata fue tecladista durante
una década. Precisamente sería en aquel período cuando Darkemist y Dorso -Fran
Muñoz sería compañero de Feña Mánquez en la misma banda antes de poner sus pies
en territorio dorsálico- compartirían escenario y, a la vez, entablando una
relación de amistad que posibilitó la concepción de la idea sobre escribir un
libro acerca de la banda, aunque con matices narrativos bien singulares, al
punto de ofrecernos un producto que no se limita solamente a relatar
formalmente la historia de la agrupación, sino mucho más: sumergir al lector en
la intimidad de cada uno de los componentes de la banda, tanto la alineación
actual como de quienes estuvieron en su momento -menciones a Eduardo Topelberg
y Marcelo Naves, imprescindibles al hablar de 30 años de Metal en Chile-, sus
vivencias, los comienzos de la banda durante la época escolar en 1984, los
cambios de alineación, extractos de entrevistas con chuchadas incluidas, etc. Y
como el Metal y la camaradería van de la mano, las experiencias extraídas de
otros próceres y compañeros de generación. Bien de aquello lo sabe Chris
Castro, la voz de los emblemáticos Squad y con quien Dorso compartió
escenarios, juergas y amistad a través del Metal como sentimiento. Y es
importante remarcar el concepto 'sentimiento' ante lo que genera la presencia
de 'Pera' Cuadra, los guitarristas Alvaro Soms y Gamal Eltit, y el ya
mencionado Fran Muñoz ante una fanaticada que se hace sentir tanto en las risas
y bromas -no reírse o sonreír con las 'tallas' e historias del 'Pera' es
inevitable, salvo si estás muerto-, como, obviamente, en plena presentación
musical esperada por quienes saben que en cada riff ejecutado y verso
pronunciado por el 'Pera' con ese histrionismo que lo hace único, las historias
más descabelladas se vuelven reales como la vida misma.
Precisamente, luego de la presentación del
libro, llegaría el momento de lo realmente importante: la música, de la mano de
una soberbia versión de "Vacalaca", con los fans que abarrotaron el
segundo piso del Centro Cultural Alameda apropiándose de los versos. Puede que
la experticia técnica de cada componente no amerite ninguna clase de debate,
menos en pleno ritual familiar, pero el cariño expresado por los fans de Dorso,
traspasando las barreras generacionales, resulta escalofriante. El pasado
glorioso con "Marte Horror Planet" -perteneciente al enajenado BIg Monsters
Aventura (1995)- y el futuro a la vuelta de la esquina simbolizado en
"Gore & Roll" -corte que le da título a lo que será su próximo LP
en estudio- se intercalan de manera magistral para dejar en claro que la
propuesta de Dorso no sabe de dogmas ajenos ni tendencias impuestas por la
industria. Y si se trata de aquello último, acentuado con la inmunidad al paso
del tiempo, la versión desplegada de la floydiana "Cíclope" se erige
como muestra apabullante de una genialidad que se mantiene vigente por sí sola,
con Álvaro Soms y Gamal Eltit exponiendo sus credenciales como instrumentistas
dotados de una capacidad creativa de otra dimensión, mientras Pera realiza lo
mismo en el bajo como digno discípulo egresado y titulado con honores de la
escuela de referentes míticos como John Wetton y Greg Lake. En la batería, el
desempeño de Fran Muñoz, un músico que sabe perfectamente el cómo intercalar la
sutileza del Jazz con la brutalidad del Death Metal, resulta abrumador.
Maestría técnica multiplicada por 4.
Para finalizar la presentación, una tremenda
versión de "Silvestre Holocaust", con el público sumergido en la
catarsis máxima. Para enmarcar en el recuerdo: un eufórico y afable Pera Cuadra
bebiendo vino en cartón de un sorbo, reflejando de manera sublime la actitud
desenfadada y callejera de una agrupación que, pese a la influencia artística
por parte de King Crimson y Genesis, no tiene empacho en reírse de todos, hasta
de sí mismos. A lo grande. Porque sin ese sentido del humor que los ha hecho
únicos durante tres décadas de carrera, habría sido imposible la alquimia
derivada de la críptica búsqueda de nuevas sonoridades a través de terrenos
misteriosos iluminados por la luna cámbrica concebida por la genial y
desorbitante imaginación de Rodrigo 'Pera' Cuadra. Dorsalia, el país donde los
zombies emergen del río y los rituales lujuriosos forman parte de la tradición
local, por fin publica su historia oficial, luego de treinta años. En otros
treinta esperamos el segundo volumen de esta historia que traspasa las
fronteras del cosmos.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Mauricio Villarroel
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