Durante
estos días marcados por las bajísimas temperaturas, la visita anunciada hace
unos meses de The Dead Daisies fue
suficiente para proporcionar la dosis necesaria de calor en base a su propuesta
basada en el Rock duro con influencias setenteras, donde los riffs de alto
octanaje y la entrega sobre el escenario resultan ser factores decisivos al
momento de brindar un espectáculo de primer nivel, con el público rendido
absolutamente ante tamaña muestra de maestría y actitud brindada por cinco
músicos poseedores de un largo recorrido a través de la carretera del Rock duro
pero capaces todavía de desplegar todas sus virtudes escénicas y técnicas cual
veinteañeros. Difícil hacer otra lectura respecto a lo ocurrido anoche en un
abarrotado Club Chocolate, donde lo íntimo del ambiente jugó a favor de lo que
terminó siendo, de principio a fin, una fiesta del Hard Rock en su máxima
expresión.
Por supuesto, cuando hablamos de fiesta, los
nacionales de Exxocet no solo
cumplían con los requisitos al momento de ser elegidos como el número de
entrada, sino además reafirmaron todas sus virtudes interpretativas sobre el
escenario desde el arranque con "Cannibal Carnival", uno de los
cortes pertenecientes a lo que será su próximo LP. Comandados por el siempre
carismático Chris Love en la voz, al quinteto le bastó media hora para
ratificar su solidez como acto en vivo, respaldada por el dominio técnico del
que cada componente hace gala de manera magistral pero siempre en favor de la
música por sobre las individualidades. Desde las novedades como "Mighty
Jungle" y "Rock & Roll" hasta los clásicos como "Latina
Girl" y "Speed Of The Wind", todas intercaladas de manera
certera y con el público respondiendo a la altura, da gusto apreciar la
poderosa química transmitida por Ricci Love y Lukky Sparxx, ambos conformando
una dupla de guitarras gemelas que rememora los mejores momentos del Heavy Metal
de los '80, de la misma forma en que el bajista Danny Crow y el baterista Tom
Azzter generan el característico groove directo como una puñalada a la yugular
con que Exxocet te atrapa
desprevenido, incluso más allá de cualquier purismo. Para el final, la
infaltable "Party Tonite", un himno al cual es imposible no
reaccionar aunque sea moviendo los pies. Pese a lo 'breve' de la presentación, Exxocet no solo dejó el ambiente listo
para lo que se vendría minutos después, también reafirma la contundencia de un
espectáculo al que nadie puede mantenerse al margen. Inexplicable y a la vez,
un favor para los sentidos.
Poco
después, y con el mash-up de Led
Zeppelin y Black Sabbath como
intro -búsquenla en Youtube para escuchar la 'versión' completa, una obra de arte
por donde se le perciba-,los buenos muchachos de The Dead Daisies hacían realidad su debut en un escenario nacional,
con sus componentes saliendo uno por uno. Doug Aldrich, David Lowy, Brian Tichy, Marco Mendoza...casi nada. Y
tras los acordes iniciales de "Long Way To Go", la aparición de John
Corabi fue la señal de que esto iba en serio. Cinco músicos dueños de un
currículum que incluía viejas glorias como Thin
Lizzy, Mötley Crüe y Whitesnake, pero que poco y nada
importó cuando se trata de juntarse a componer y tocar, cual agrupación
emergente pero con la experiencia suficiente para, por ejemplo, obtener
difusión a través de trabajos discográficos con los que el Hard Rock de vieja
escuela sigue sonando tan fresco y aplastante como hace más de dos o tres
décadas.
"Mexico",
"Make Some Noise" -track que titula su placa más reciente, editada el
año pasado- y "Song and a Prayer" -con Doug Aldrich cambiando su
Gibson Les Paul por una Telecaster cuyo modelo es similar al utilizado por
Jimmy Page en el álbum debut de Led
Zeppelin- en vivo adquieren un poder incontrarrestable ante cualquier
crítica y análisis rebuscado. El virtuosismo destellante de Doug Aldrich en
contraste con el bajo perfil de David Lowy deja en claro que, más allá de las
diferencias de personalidades, esta máquina llamada The Dead Daisies se mueve de manera fluida, al estilo de las
grandes instituciones del Hard Rock de los '70, cuando la entrega sobre el
escenario era tan fundamental como la experticia técnica. Bien lo sabe el
bajista Marco Mendoza, quien desde el arranque hace sentir el ardor de la
sangre latina con una energía que cualquier veinteañero quisiera tener. Un
maestro de ceremonias en su máxima definición, sin desmerecer en absoluto el
papel desempeñado por John Corabi, un cantante cuya presencia y cualidades
vocales superan todo tipo de barreras, en especial la de los años y los excesos
propios de un género apto solo para forajidos.
Una
versión prendidísima del clásico de Creedence
Clearwater Revival "Fortunate Son" y la blusera "We All Fall
Down" continúan el espectáculo, con el público ya entregado y celebrando
los 'pequeños' momentos de lucimiento personal de cada integrante, en especial
por parte de Doug Aldrich, legítimo representante en las seis cuerdas del
legado de Led Zeppelin y Deep Purple, reflejando aquello a
través de esos solos incendiarios, con
cada nota ejecutada exudando pasión y sangre al mejor estilo de los héroes de
la guitarra. Incluso cuando se trata de 'bajar las revoluciones' en pasajes
como "Lock 'n' Load" y "Last Time I Saw The Sun", se
mantiene funcionando la máquina con cada uno de sus engranajes de manera sólida
y uniforme, por supuesto sin sacrificar en absoluto la espontaneidad con que The Dead Daisies se erige como
espectáculo de categoría mundial, incluso más allá de las fronteras del Hard
Rock.
Un
momento para enmarcar en la memoria sería, por lejos, el solo de batería a
cargo de Brian Tichy, digno discípulo de la escuela fundada hace casi medio
siglo por referentes legendarios de la talla de John Bonham. Imposible no citar
nuevamente la influencia decisiva de Led
Zeppelin, tanto en estos cinco músicos como en todo lo que vino a partir de
1969, cuando Jimmy Page y cía establecieron los códigos del Hard Rock y el
Heavy Metal como los conocemos hasta hoy. Sublime hasta la médula, al igual que
la potente versión de ese clásico de The
Who llamado "Join Together", con John Corabi dictando cátedra
sobre cómo establecer feedback con el público, no necesariamente fans, sino más
bien gente que realmente ama la música, en especial si se trata de nuestro
viejo y querido Rock n' Roll. Poco después, y con dedicatoria a su ex esposa
incluida -imposible contener las risas-, "All The Same" continuó con
esta fiesta en la que el público se hizo partícipe como el sexto integrante,
siempre con puño en alto en los coros y cabeceando como reacción a ese groove
tan sensual como salvaje que solo se puede dar en el Rock duro sin necesidad de
ningún edulcorante, como también se pudo apreciar en "With You and
I". Actitud y calidad de manera ecuánime, siempre con la superioridad
característica de quienes saben lo que significa mantenerse fieles a sus
principios durante toda una vida.
Un
pequeño medley compuesto por extractos de "Dirty Deeds Don Dirt
Cheap" de AC/DC, "Run To
The Hills" de Iron Maiden y
"Heaven and Hell" de Black
Sabbath, mientras cada integrante era presentado por un alborozado John
Corabi, disipó todas las dudas respecto a lo que es capaz de generar The Dead
Daisies en vivo. Más aún cuando, luego de la velocidad desatada con
"Mainline", una versión en clave Heavy Metal de "Helter
Skelter" -original de los eternos The
Beatles- transformaría el sector de la cancha en un mar de gente saltando y
cabeceando al son de esos riff tan monolíticos como efectivos en su ejecución.
Una versión que contó, por supuesto, con la participación de la destacada
guitarrista nacional Cler Canifrú, quien a pesar de la timidez inicial, se
complementó perfectamente con los otros cinco músicos, en especial con Doug
Aldrich, con quien no dudo en 'intercambiar' por unos instantes sus mejores
recursos en las seis cuerdas. Y finalizando el set regular, una desenfadada
'Devil Out Of Time' -nuevamente Corabi se la dedica a su ex esposa...¡cuánta
inspiración en un quiebre sentimental, por Dios!- y "Midnight Moses",
esta última original de The Sensational
Alex Harvey Band. Para la anécdota, la locución del recinto que daba por
finalizado erróneamente la presentación, aunque el propio sonidista de la banda
le avisaría con señas al encargado del recinto sobre la 'falsa alarma'. Y para
el encore, un auténtico homenaje a las viejas glorias del Hard Rock, primero
con "We're An American Band" de Grand
Funk Railroad -la banda defintiva del Rock duro "made in USA"- y,
para cerrar, "Highway Star" el eterno clásico de nuestros favoritos
inmortales Deep Purple. Cierre
perfecto para una jornada en la que, por cerca de 90', celebramos el Hard Rock
como un estilo de vida más allá de la música. Por supuesto, con una celebración
de tamaña magnitud, el regreso de The
Dead Daisies podemos darlo por firmado para un futuro más cercano. Una
revolución que ha hecho ruido durante casi cinco décadas está destinada a
perdurar por los siglos de los siglos. Amén.
Galería:
The Dead Daisies
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Remigio Olivares
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