Referirnos
a Michael Stephen Portnoy va mucho más allá de sus reconocidas virtudes como
baterista -las cuales lo elevaron, con justa razón, a la categoría de referente
para todo intérprete de este instrumento que se diga tal dentro del un género
tan complejo e interesante como el Progresivo- y su fructífero pasado como
mente y motor de Dream Theater
durante un cuarto de siglo. Es cierto, el connotado músico neoyorkino, a sus 50
años, dejó una huella importante como compositor principal y productor -ambos
roles desempeñados junto al guitarrista John Petrucci, sobretodo durante la
década pasada- en la banda que lo lanzó a la fama y con la cual consiguió el
éxito como referentes del género durante las últimas dos décadas, todo en base
a trabajos discográficos de gran factura que daban cuenta de una ambición
musical nunca antes vista y que, para esos años, ante el imparable auge del
grunge y los movimientos alternativos que reinaron durante los '90, parecían no
encajar con nada de lo que estaba pasando en su entorno.
Quienes nos hemos sumergido en el universo de
DT y hemos explorado minuciosamente los conceptos imperantes en todo su
catálogo, sabemos que la figura del extrovertido baterista y actual integrante
de The Winery Dogs, Flying Colors, The Neal Morse Band y un infinito etcétera, reiteramos, va mucho
más allá de su incuestionable maestría instrumental. Tal como lo hizo Roger
Waters al mando de Pink Floyd
durante los '70, Portnoy supo encarnar durante su estadía de 25 años en la
banda la figura del genio conceptual, aquel que, más allá de sus habilidades
técnicas, supo priorizar la integridad artística como creador de paisajes
sonoros, con la maestría musical siempre al servicio de del concepto y/o el
relato, emulando lo hecho por Queensrÿche
y Marillion durante los '80 y los
mejores momentos del género durante los '70 -Pink Floyd, Yes, Genesis, Rush-, siempre forjando una identidad propia, un estilo reconocible
hasta hoy, incluso sobrepasando las fronteras de un estilo en particular.
Su hubiese que resumir la genialidad
conceptual de ex estudiante del Instituto de Música de Berklee, al menos entre
los fans y la prensa especializada hay consenso definido. Nos referimos a la
denominada 12 Steps Suite (o
en castellano, la suite de los 12 pasos), una pieza dividida en 5 canciones y
cada una conteniendo una sub-sección que representa cada uno de los pasos a
seguir durante un determinado proceso de sanación interna. Como es sabido y su
mismo creador lo ha admitido, Mike Portnoy compuso esta gigantesca y sublime
obra basándose en su experiencia personal, cuando sus problemas con el alcohol
lo llevaron a un punto del cual pocos han salido airosos. El triunfo mundial
tras la publicación del aclamado Metropolis
Pt2 Scenes From a Memory (1999) y la gira promocional inmortalizada en
el video Metropolis 2000: Live From
New York (2001) situaban a Dream
Theater como absolutos referentes del Metal Progresivo, pero en la interna,
Portnoy sobrellevaba una lucha tenaz contra su alcoholismo, el cual llegó a su
puto de inflexión una vez finalizada la gira. Por ende, al momento de comenzar
el nuevo milenio, la edición del soberbio Six
Degrees Of Inner Turbulence (2002) marcaría un punto clave no solo a
nivel de producción, sino además por incluir, abriendo el álbum, el track
"The Glass Prison", corte compuesto por tres partes tituladas:
I.-"Reflection", II.- "Restoration" y III.-
"Revelation.". Al año siguiente vería la luz el más metalero Train Of Thought (2003), donde
aparecería "This Dying Soul", track compuesto por
IV.-"Reflections Of Reality (Revisited)" y V.- "Release". El
siguiente Octavarium (2005)
incluiría como apertura, al igual que la sección inicial de la suite, una
aplastante y grandilocuente "The Root Of All Evil", compuesta por
VI.- "Ready" y VII.- "Remove", mientras que Systematic Chaos (2007)
destacaría por la inclusión de "Repentance", compuesta por VIII.-
"Regret" y IX.- "Restitution". La suite llegaría a su fin
en 2009 con la publicación de Black
Cloud & Silver Linings, trabajo que incluiría en su tracklist
"The Shattered Fortress" y sus tres partes finales, X.-
"Restraint", XI.- "Receive" y XII.-
"Responsible".
Cada
una de sus partes representa uno de los llamados "12 pasos de los
Alcohólicos Anónimos", como ocurre en todo proceso de rehabilitación que
se diga tal. Por cierto, un detalle curioso pero no menos importante es que
cada una de las 12 subdivisiones posee un título que comienza con la sílaba
"Re...", un juego de palabras alusivo a "rehab" ("rehabilitación",
en inglés). Como toda obra conceptual, la suite se caracteriza, a nivel
musical, por el uso constante de motivos musicales que se reiteran de manera
acertada en cada uno de los tracks, en algunos estableciendo el final de una
etapa y el inicio de la siguiente, todo encajando de manera magistral y
concisa. Una clara muestra de aquello es el hecho de que las últimas cinco
notas de guitarra de "The Glass Prison" sean las mismas que inician
"This Dying Soul", remarcando la intención conceptual de una obra
que, perfectamente pudo ser incluida en un solo álbum en su totalidad. Sin
embargo, Mike Portnoy quiso hacer de 12 Steps Suite una obra con desarrollo en
tiempo lineal y real. Es decir, cada lanzamiento discográfico representaba una
idea distinta a los demás pero con la suite siempre presente, sanación
espiritual en base a la música y siempre desplegando junto a sus compañeros, un
genio creativo que bebe desde el alma, honestidad pura. Algo similar se puede
notar en la misma "The Root Of All Evil", cuyo riff inicial es el
mismo con el que cierra "This Dying Soul". Estos motivos no solo se
reiteran a nivel musical, sino además quedan recalcados en las mismas letras,
sobretodo en lo que podríamos interpretar como el coro. La tipografía sonora
cambia pero la idea se mantiene presente, como se puede denotar en la más
oscura y floydiana "Repentance", quizás menos rimbombante que las
secciones anteriores pero no por ello menos efectiva y prueba de aquello es la
temática que aborda acerca de la visión intro y retrospectiva que expone
Portnoy sobre sus adicciones y, a la vez, una invitación a mirarnos hacia
adentro y reflexionar acerca de las experiencias y pensamientos con los que
debemos cargar a diario. De alguna manera, la honestidad que transmite tamaña
obra de arte se basa cómo nuestra consciencia nos llama a repasar nuestras faltas
y en cómo muchas de ellas no solo afectan nuestras vidas, sino también la de
nuestros seres queridos y la influencia en nuestras decisiones.
La
suite finaliza de manera casi sublime con "The Shattered Fortress",
con referencias a todas las secciones anteriores, culminando de forma notable,
tal como comenzó en "The Glass Prison". Otro detalle a destacar
resulta el antecedente presente en "The Mirror" -del álbum Awake (1994) y compuesta por el
propio Mike Portnoy, corte que aborda en su letra el tema del alcoholismo por
primera vez y con algunos de sus versos presentes en varios pasajes de la suite
como referencias. De alguna manera, el baterista dejaba entre ver un
sufrimiento que detonaría con el cambio de siglo y derivaría en una terapia
musical que, a la larga, conformaría su sello durante la década de 2000. Por
ende se entiende la razón por la cual, tras su partida, tanto los fans como la crítica
especializada lamentaron el anuncio de su partida en septiembre de 2010. De
alguna manera, tras su personalidad arrolladora frente al público, estaba el
artista que hizo de su lucha interna una fuente de inspiración, traduciendo
aquello en una pieza musical que llama a la limpieza del alma no sin antes
cruzar por una serie de etapas que, por muy dolorosas y complicadas que sea
abordarlas, son determinantes si queremos superarnos como personas y abrir los
sentidos hacia otra forma de pensar y ver las cosas. Suena simple y quizás para
muchos parezca un cliché, pero para quienes han experimentado en carne propia
el infierno real, resulta una lucha constante, de la cual solo depende de uno
mismo salir adelante o, de lo contrario, entregarse a la suerte.
El
próximo 19 de octubre, Mike Portnoy pisará suelo chileno una vez más, esta vez
con un show íntimo para interpretar 12
Steps Suite de manera íntegra e incluirá en el set algunas sorpresas.
No sabemos si además de la mencionada suite considerará otra referencia musical
respecto a la banda con la que alcanzó la cima del mundo, pero una cosa es
segura: el músico neoyorkino, quien creciera imitando y admirando a héroes como
Neil Peart, Keith Moon y John Bonham, nos mostrará su espejo personal. El
espejo que refleja la lucha diaria por vivir y hacer música, con quien y donde
sea.
VENTA DE ENTRADAS
Las entradas se encuentran a la venta través del sistema Ticketek, www.ticketek.cl y Cines Hoyts adheridos. La venta sin recargo se realizará en Tiendas The Knife y Rockmusic (Eurocentro).
Valores:
$50.000 Cancha
$40.000 Platea
*Valores informados no incluyen cargo por servicio
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