#LiveReview: Santiago Gets Louder 2017


Si la primera edición del festival Santiago Gets Louder (2015) tuvo como objetivo reunir a lo más potente del Rock/Metal de la era moderna, esta vez la invitación estaba dirigida hacia los fans del género pero en su faceta más clásica, aunque sumando nombres novedosos que, de alguna manera, mantuvieron la conexión natural entre el pasado y el presente para así mirar siempre hacia el futuro. Por supuesto, la mayor atención la obtuvo un personaje cuya visita quedará registrada en los archivos de la historia de los grandes eventos musicales en Chile, no solo por tratarse de un debut histórico y la larga espera por parte de su fanaticada, sino también por un despliegue musical y escénico de categoría mundial. Es por eso y más que el equipo de Resistance estuvo presente ayer en un repleto Movistar Arena, lugar donde una vez más se escribió y vivió la historia.

TIRANO



Puntual y sólido. Así se podría definir el acto inaugural a cargo de Tirano, nuestro representante nacional y exponentes de un estilo que combina la cara más extrema y combativa del Metal con melodías potentes. Tal como estaba anunciado, a las 14:15 el cuarteto nacional disparó los primeros fuegos con su propuesta repleta de furia y crudeza en el escenario Talavera -sector exterior del recinto- disparando cortes devastadores como "Autoagresión", "Tirano", "Alma Muerta" y "Furia" -todas pertenecientes a su LP debut titulado Awkan., próximo a  ser editado por el histórico sello nacional Toxic Records-, a lo que se suma una suprema versión de "Lost" de Kreator. Un set diseñado para desatar el mosh, como pudimos apreciar quienes estábamos presentes desde el inicio, agregando también una actitud escénica a la altura de sus credenciales como músicos e intérpretes. Misión cumplida y comienzo de lujo, con el volumen al tope.


VIMIC



La banda liderada por el reconocido baterista Joey Jordison hizo lo suyo en el Domo. Ad portas de editar lo que será su álbum debut titulado Open Your Omen -aún sin fecha de publicación definida, ojalá para comienzos del próximo año-, el sexteto no dudó en desplegar un repertorio intenso  a nivel de música y, sobretodo, actitud, con el cantante Kalen Chase -reconocido por su particular melena blanca- dictando cátedra cuando se trata de hacer del escenario su hábitat natural, dirigiéndose a los numerosos fans presentes con una naturalidad a la altura de su portentosa voz. Entre los nombres a resaltar, además de Chase y el propio Jordison, el del guitarrista Jed Simon -ex-Strapping Young Lad y con quien el histórico de Slipknot integró el fallido proyecto llamado Scar The Martyr- se hizo sentir sobre el escenario, secundado de manera notable por su compañero de cuerdas Steve Marshall. "Simple Skeletons", "She Sees Everything" y "My Fate" formaron parte de un set potente y una presentación correcta aunque no descollante, donde la interacción de Kalen Chase con el público fue clave. Esperamos el regreso por estos rumbos, con disco en mano por supuesto y con puesta en escena a full. 


TEMPLE

Un año después de su debut en el Club Kmasú -con el veterano Joe Lynn Turner-, la banda 'solista' de Walter Giardino concretó su regreso a suelo nacional, esta vez con un invitado muy especial. Hablamos del cantante chileno Ronnie Romero -radicado en España desde hace casi una década-, integrante de Lords Of Black y elegido por el legendario Ritchie Blackmore como parte de la nueva alineación de Rainbow. Y vaya que se sintió esta vuelta a casa! Desplegando un set breve pero con el volumen al máximo y con el chileno desplegando una puesta escénica propia de un superclase mundial, mientras Giardino sacaba a relucir su currículum como uno de los mejores guitarristas de Latinoamérica y el mundo. A destacar, por supuesto, el siempre merecido homenaje al eterno Ronnie James Dio a través de "Man On The Silver Mountain" (Rainbow) y "Neon Knights" (Black Sabbath). Por cierto, si Ronnie llega a leer esto, esperemos que le diga a 'The Man In Black' que acá esperamos ansiosos su regreso luego de más de 20 años. Soñar es gratis.


RATA BLANCA



Esta nueva visita de los argentinos debió ser la más especial. Cinco meses después de la trágica partida del histórico bajista Guillermo 'Negro' Sánchez -cuyo puesto lo ocupa actualmente Pablo Motyczak-, Rata Blanca nuevamente se presentó en nuestro país y sobre el escenario, desde el bombazo inicial con "Los Chicos Quieren Rock", reafirmó las recientes declaraciones de Walter Giardino, quién señaló a los medios que "el espíritu del Negro aún está con nosotros". "La otra cara de la moneda", "El círculo de fuego", "Rock n' Roll Hotel" y el himno "Guerrero del Arcoiris" formaron parte de un set que intercaló de manera fluida el material reciente con los clásicos de siempre, generando la reacción eufórica de los fans como suele ocurrir en cada visita. Potente, emotivo, sin necesidad de rendir homenajes con discursos lacrimógenos. Y eso se agradece con el corazón porque la mejor manera de homenajear a tu hermano caído es haciendo lo que mejor sabes hacer: música, Rock n' Roll, todo con la categoría de los grandes. Como broche de oro, "Mujer Amante" -con Adrian Barilari cediéndole el protagonismo a la gente, para enmarcar en la memoria- y "La Leyenda del Hada y el Mago", los dos éxitos que pusieron a los argentinos en el mapa mundial y ambos clásicos imperecederos al paso de los años. Una hora de Rock n' Roll fue suficiente.


EGO KILL TALENT



Con apenas tres años de vida, el caso de Ego Kill Talent merece ser resaltado, no solo por su escasa trayectoria -respecto a las otras agrupaciones, claro está- sino además por ese mismo factor que les hizo vale la invitación al festival, ocasión bien aprovechada para exponer sus virtudes escénicas e interpretativas. Dentro de lo acotado de su set, cortes como "Still Here", "We All""Just To Call You Mine" generaron una tremenda recepción, en especial por parte del público adolescente, incluso desatando el mosh en algunos pasajes. A destacar el trabajo como frontman de Jonathan Correa, quien no duda en incentivar al público desde el comienzo con un "accidentado" ceacheí, al mismo tiempo que se mueve sobre el escenario con una soltura impresionante, entablando feedback inmediato con el público sin recurrir a ninguna pose prefabricada. Mención similar para los guitarristas Theo van der Loo y Niper Buenaventura, y el bajista Raphael Miranda, todos desplegando una entrega flameante sobre el escenario. Sería lindo un retorno de los brasileños por estos rumbos, más aún cuando hay actitud y riffs potentes con algo importante que decir.

KING DIAMOND


Esperado por más de tres generaciones. La alerta previa con "The Wizard" de la legendaria banda británica Uriah Heep. Un telón rojo que se vuelve negro -dejando en blanco el logo de la banda- mientras suena la intro "Out From The Asylum" y la 'abuela' en silla de ruedas sobre el escenario, mientras los músicos liderados por el eximio guitarrista Andy LaRoque salen a escena en un recinto colmado que vendría abajo con el inicio de "Welcome Home". Y la aparición del enigmático King Diamond quien, a sus 61 años, y después de haber lidiado con la muerte hace un tiempo, dejó en claro sobre el escenario que su reputación como acto en vivo va mucho más allá de lo imaginable dentro del Heavy Metal. Su emblemático falsete se mantiene intacto, como en sus años mozos -con la asistencia bienvenida de su esposa Livia Zita brindando un importante apoyo vocal en las partes más 'agudas'- y su puesta en escena saca a relucir lo mejor de la Vieja Escuela: él y sus músicos son el centro del espectáculo. Nada de pantallas LED 8k de 60 metros ni esas parafernalias propias de la "modernidad". Horror puro, como queda demostrado en un set repleto de clásicos y, a la vez, centrado en su obra maestra, el supremo Abigail, que este año cumple tres décadas.


  Tras el apabullante comienzo con el track inicial del aclamado "Them", el show continua clásicos de la talla de "Sleepless Nights" y "Halloween", ambos aumentando la intensidad de una presentación que, en menos de mediahora, hizo valer una espera que duró más de tres décadas. Un pasaje a destacar es la suspensión momentánea del espectáculo por parte de Kim Bendix debido a la molesta 'iluminación blanca' que hacía imposible, en palabras del danés, llevar a cabo una experiencia a la altura de lo que nos merecíamos, no sin hacer gala de su característico humor negro. Eso es, derechamente, preocupación por el mismo espectáculo y, sobretodo, por el público, sus fans de toda la vida. Pasados unos minutos, las cosas se reanudarían de la mano de "The Eye Of the Witch", con el público prácticamente adueñándose del coro. Y de inmediato, la dupleta conformada por "Melissa" y "Come To The Sabbath", momento de ensueño para los fans de Mercyful Fate, la banda con la que el Rey Diamante empezó a cimentar su camino al infierno.


  Poco después de la primera parte del espectáculo, la intro "Funeral" y el cambio de telón nos preparaba para la parte más esperada por padres, abuelos e incluso nietos. "Arrival", "A Mansion In Darkness", "The Family Ghost", "The 7th Day Of July 1777"... La obra maestra del '87 interpretada de manera íntegra, con un despliegue visual que de alguna manera, refleja en vivo la integridad artística de un personaje que supo llevar la música hacia una dimensión desconocida, donde la fusión musical, valga la redundancia, del horror literario de Stephen King y el suspenso presente en las películas de Alfred Hitchcock cobra una fuerza escalofriante para los sentidos y la mente. Todo aquello reforzado con la participación de una actriz que encarnaba a los personajes femeninos de la historia y rematada con el 'bebé Abigail' arrojada al aire. Épico, horroroso y macabro, al estilo de otras leyendas del shock rock como Peter Gabriel -durante su período en Genesis- y Alice Cooper.
A nivel musical, las cosas como son, hablamos de una banda que perfectamente puede hacerle 'cara a cara' a pesos pesados del Heavy Metal como Judas Priest, Iron Maiden, Accept, Black Sabbath, Ozzy Osbourne, Dio y otros similares. Además del propio Rey Diamante, el papel que juega su eterno colaborador Andy LaRoque es fundamental en la dirección musical, incluso sobre el escenario. Un guitarrista cuya visión del arte lo llevó, hace casi 25 años, a formar parte de los míticos Death de Chuck Schuldiner, secundado por Mike Wead -ex-Candlemass, sobreviviente de una de las últimas encarnaciones de Mercyful Fate y secuaz de Diamond desde hace más de dos décadas-, mientras la sociedad rítmica conformada por el bajista Pontus Egberg y el baterista Matt Thompson ejecutaba su tarea con fuerza y precisión lisa y llanamente asesinas, como se pudo notar en todo el espectáculo, incluso hacia el final con "The Possession", el clímax de "Abigail" y el final incendiario con "The Black Horsemen". Final de oro para una presentación histórica, de otro mundo. Es cierto, suena cliché, pero ante tamaña calidad desplegada, no hay derecho a pataleo. Dicen que sueños se hacen realidad, y las pesadillas también. El horror teatral de King Diamond en vivo debe ser, por lejos, la muestra de una verdad tan incómoda como ubicua: los clásicos no mueren, siempre vigentes e incólumes a las modas y el tiempo. Épico, horroroso hasta la médula. Si alguien se lo perdió, es probable que no pueda vivir en paz y termine consumido por la locura esquizoide presente en la historia relatada en "Them". Comprobado: la alquimia del Rey Diamante no se conforma de nada hecho al azar.


MEGADETH


A estas alturas, Megadeth no solo tiene la localía asegurada en nuestro país. La extrovertida personalidad de Dave Mustaine genera amor y odio por igual, pero jamás indiferencia. Y lo primero fue lo que imperó y desató la euforia irrefrenable con el riff inicial de "Hangar 18", mosh con bengala en cancha incluido. Podríamos reducirnos de inmediato a lo musical y la desgastada voz de su mencionado líder, pero lo que generan los californianos en cada presentación sobrepasa cualquier tipo de análisis meticuloso. En seguida, "Wake Up Dead" e "In My Darkest Hour", infaltables en un set diseñado para fans y público en general.


Hay que recalcar que la primera parte de la presentación estuvo conformada por bombazos pertenecientes al catálogo clásico de los californianos. Si bien entremedio un corte reciente como "The Threat Is Real" nos pone al tanto sobre el presente de la banda, "Skin O' My Teeth', la instrumental "Dawn Patrol", "Poison Was The Cure" y "Trust" completaron un tramo de hits cantados a coro por un recinto que, contra todo pronóstico, se mantuvo repleto hasta el final. Es cierto, no hay mucha novedad en el set, pero para los fans tanto de la banda como el Metal en su faceta melódica, salvaje y técnica a la vez, cada concierto de Megadeth se vuelve un ritual de mosh y headbanging, con cuerpos navegando sobre un mar de gente. Algo que se puede apreciar en pasajes como "Sweating Bullets" con el público entonando versos y coros en su totalidad, sin importar en absoluto que el colorado se olvidara de la letra en algún momento. ¿Le puedes reprochar algo así a alguien que le dio forma y sonido al Thrash Metal durante más de tres décadas? Con 15 discos de estudio y una reputación incuestionable como 'banda para guitarristas/músicos', nosotros al menos no nos atrevemos, aunque sí es necesario aseverar que el setlist presentado tiene similitudes notorias al que viene presentando desde 2013.


Además de Dave Mustaine y su fiel escudero, el bajista Dave Ellefson, debemos resaltar la tarea que cumplen el guitarrista Kiko Loureiro y el baterista Dirk Verbeuren. Mientras el brasileño -además de desplegar sus virtudes reconocidas como guitarrista- protagonizaba junto al colorado una dupla de temer, el belga, con pasado en la banda sueca Soilwork, hacía lo mismo con el propio Ellefson en la base rítmica, a la vez que su desempeño le otorga en vivo a la banda la agilidad necesaria para, una vez todas las piezas ensambladas, exponer toda la clase característica de una agrupación que, pese a las controversias protagonizadas por su líder fuera del escenario, fundó una escuela influyente para toda una generación de músicos que vio en el Metal una expresión de arte y, a la vez, un arma de denuncia contra todo lo establecido en la política mundial, como se pudo apreciar en la reciente "Dystopia", con Vic Rattlehead saliendo por primera vez al escenario.



 La pasión de los fans reflejada en "A Tout Le Monde", la más antigua "Mechanix" y el hit radial "Symphony Of Destruction" es a prueba de todo tipo de proyectiles. Y para el final, la dupleta conformada por "Peace Sells" -nuevamente Vic Rattlehead saliendo al escenario, épico!- y "Holy Wars...The Punishment Due", broche de oro para otra presentación de los californianos en nuestros país, aunque lejos de ser brillante como en ocasiones pasadas. De todas formas, el lugar que se ganó Megadeth en nuestro país es más que merecido. Que vuelvan todas las veces que quieran, aunque una notoria variación de su set sería bienvenida.


Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por Diego Pino 

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