Treinta años de Nightfall
Tres décadas han pasado ya desde la publicación del segundo álbum de una de las bandas más importantes del Epic Doom, Candlemass, quienes no sólo movieron barreras, sino que sentaron también sentaron los cimientos por donde se construiría un estilo único que, si bien es cierto venía desarrollándose desde hace mucho hasta entonces, ellos contribuyeron a fortalecerlo y formar desde allí una escena robusta y que hoy sigue vigente. Es por eso que en The Resistance revisamos éste disco con motivo del cumpleaños de esta tremenda obra.
La historia de Nightfall podría remontarse al momento mismo en el que publicaron su Disco debut "Epicus Doomicus Metallicus" (1986) ya que Johan Längquist dejó en claro desde el principio de las grabaciones que el sólo pondría su voz en el disco, que no giraría con la banda, ni formaría parte de ésta. Con sentimientos encontrados al tener un material bajo el brazo, pero no un cantante ni un guitarrista con quien presentarse, comienza la búsqueda por miembros de tiempo completo, así es como llegan a Messiah Marcolin y Lars Johansson, siendo el primero elegido luego de un improvisado casting por teléfono pasa a ser oficialmente miembro del grupo, Messiah es un gran vocalista y su interpretación histriónica lo llevaba más allá, dándole un toque de drama que combinaba muy bien con su voz operática. Ya siendo miembro oficial de la banda y siendo también una persona muy inquieta que logró conseguirle a la banda su primera gira internacional, que los llevaría por media Europa abriendo para King Diamond, quien estaba en el pináculo de su popularidad por esas tierras. Lars por su parte supo captar bien el sonido de la banda y agregar su porción de talento sin desvirtuar lo que ya estaba hecho. Así, con una gira a cuestas y con la banda ya completada, es que comienza el proceso creativo que daría inicio a las grabaciones de su segunda producción.
Nightfall parte con
“Gothic Stone”, una intro que genera
la expectación perfecta para arrancar de forma notable "The Well Of Souls" , siendo la bienvenida perfecta donde
la banda se luce haciendo lo mejor que sabe hacer, riffs lentos pero poderosos,
donde, si había duda alguna de la calidad vocal del nuevo frontman, ésta se
desvanece antes del primer coro. “Codex
Gigas” es un tema instrumental que sirve de puente entre la canción
anterior y "At the Gallows End",
que, una vez más nos muestra la potencia de Messiah entre los lamentos de su interpretación, donde nos cuenta la
historia de una persona condenada a muerte por ser un pecador en algún tiempo
pasado indeterminado.
El disco sigue con “Samarithan”, una canción a la que cuesta darle un sentido que no sea cristiano, una reinterpretación de la parábola del buen Samaritano donde ya Messiah explota, dándole fuerza a su voz y una emoción única a éste tema. Como dato anecdótico: ésta fue una de las primeras canciones compuestas por Leif Edling, pero no quedó dentro de Epicus por petición su baterista Mats Ekström que la encontraba muy simple, sería entonces una variación del riff principal que daría las primeras notas para “Solitude”, tema que abre su primer álbum.
El disco sigue con “Samarithan”, una canción a la que cuesta darle un sentido que no sea cristiano, una reinterpretación de la parábola del buen Samaritano donde ya Messiah explota, dándole fuerza a su voz y una emoción única a éste tema. Como dato anecdótico: ésta fue una de las primeras canciones compuestas por Leif Edling, pero no quedó dentro de Epicus por petición su baterista Mats Ekström que la encontraba muy simple, sería entonces una variación del riff principal que daría las primeras notas para “Solitude”, tema que abre su primer álbum.
“Marche Funebre” comienza el lado B y sería también la intro por excelencia de sus presentaciones en vivo de ahí en adelante. "Dark Are The Veils of Death" es donde además de las voces destacables, están presentes las guitarras con mayor protagonismo y los solos son más pirotécnicos, sin perder la identidad de la banda culminando con un segmento intermedio notable. “Mourners Lament” nos pone en la piel de una persona de luto y nos envuelve en una atmósfera lúgubre y tensa, donde vocalmente Marcolin vuelve a sobresalir poniendo su voz por sobre los acordes Fúnebres de la banda, siempre lideradas por Leif.
“Bewitched” sería la canción que se convertiría en un clásico instantáneo,
con un riff de entrada ganchero, no por eso menos pesado y una melodía cautivadora, que culmina en un coro
simple pero efectivo, que nos va embrujando a medida que avanza la canción y
finalizando con un canto a capella impecable. “Black Candles” despide el álbum con otra pista instrumental,
comenzando con una guitarra acústica a la que se suman guitarras con distorsión
en riffs lentos, densos y pesados que van desvaneciéndose lentamente hasta quedar
en silencio.
En
la Re-edición de 2011 de Epicus…
es el mismo Leif Edling que nos cuentas las aventuras y
(mayormente) desventuras de la grabación de su primer disco, y como lograron
pasar por toda adversidad y sacar su proyecto adelante, es entonces cuando, ya
con una banda completamente formada entran al estudio a grabar lo que es hasta
hoy uno de los mejores discos no sólo de su discografía, sino que tiene un
espacio dentro de la historia de la música. Nightfall
también ayudó a desarrollar una escena por allá por Europa que se consolidó
notablemente y que logró echar raíces creando un nuevo género, inspirando a
bandas como Solstice o Solitude Aeturnus (cuyo vocalista, Robert
Lowe se autoproclamaría como el mejor vocalista que Candlemass ha tenido), incluso llegando a nuestras tierras donde
podemos encontrarlas en bandas de la talla de Mar De Grises, Procession
entre un largo etcétera.
Treinta
años y aún suena fresco, la ha envejecido bien y sigue vigente, sigue captando
nuevos oyentes y moviendo melenas lentamente, treinta años después, siguen
llevando al Doom Metal más allá de lo épico.
Escrito por: Pablo Madrid
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