Desde
el debut en sociedad con el excelso EP homónimo (2015), la breve pero
productiva carrera de Éntomos ha
dado frutos como pocas veces suele ocurrir a nivel local. A través de su
propuesta radicada en la experticia técnica al servicio de la música y la
fuerza arrolladora del Metal con orientación progresiva, el cuarteto ha sabido
forjar sobre los escenarios su reputación como acto en vivo de primer nivel en
base a trabajo, profesionalismo y entrega, siempre manteniendo incólume la
integridad artística por sobre cualquier aditivo que no tenga que ver con el
arte expresado en cada riff. Gran prueba de aquello queda reflejado en Disidencia, LP estrenado a
comienzos de año y el cual tuvo su lanzamiento oficial la noche del 19 de
diciembre en el Club Subterráneo, recinto abarrotado por más de un centenar de
entusiastas. Lo que se anuncio como una fiesta también contó un par de
excelentes invitados, dejando en claro el vigoroso estadod e salud del que goza
el Metal en su faceta más técnica y moderna.
21 horas en punto y Entrospect se encargaría de abrir de inmediato los primeros fuegos
provocando el inevitable estallido. Metal furioso y, al mismo tiempo, de
exquisita factura técnica a lo que se suma esa sensación de brisa fresca con
que en vivo su muralla sonora gracias a la tremenda labor que se despacha
Felipe Silva en la guitarra, mientras Alex Jofré Olivares pone a prueba sus
dotes de frontman ante un público que no dudó un instante en responder ante
tamaña descarga de brutalidad y clase. Pese a lo breve del set -media hora de
violencia transformada en arte y sonido-, nos queda claro que Entrospect, sin pedir permiso, es de
esas agrupaciones que se muestra al desnudo y no escatima en exponer sus
credenciales a su manera, de manera fluida e imponiendo sus términos.
Poco
después, a eso de las 21:40, llega el turno de Lefutray, agrupación cultora de un Metal Extremo a prueba de
etiquetas pero cuyas influencias provenientes del Death Metal melódico de los
'90/2000 ha hecho mella durante más de una década de carrera. Con Juan Vejar al
frente, el cuarteto resume su trayectoria y vigencia con un set simplemente
incendiario. La guitarra de Cristian Olivares debe ser, por lejos el mejor
ejemplo de cómo conformar la identidad de un sonido tan espeso en su forma como
efectivo en su diseño y ejecución, al mismo tiempo que Juan Vejar saca a
relucir sus recursos como cantante experimentado y dueño de una personalidad que
no deja indiferente a nadie. Al mismo tiempo, la base rítmica conformada por el
bajista Miguel Hernández y el baterista Jonathan Muñoz hace y deshace con una
categoría y peso que sobresalen en la media local. Demoledor y sólido
espectáculo, sobretodo cuando se trata de brindar una cátedra de violencia
sonora sin parangón alguno.
A eso de las 22:30 horas, y ya con el recinto
ubicado en Providencia inundando por la euforia ya desatada, Pablo Nadinic,
Danny Barrera, Oscar Romero y Franco Mitchell aparecen sobre el escenario para
llevar a cabo su presentación totalmente dedicada a repasar Disidencia en su totalidad. Es
así como el comienzo con "Inmolación nos introduce en un viaje hacia lo
más recóndito de nuestra humanidad, dejando en claro de qué están hechos y la
efectividad de una propuesta artística que ve en la decadencia social una
fuente de inspiración y reflexión.
"Adicto
y Decadente", "Misántropo" y "Nativo" no solo nos
mantiene sumergidos en el universo sonoro de los 'bichos', sino también nos
permiten apreciar las virtudes creativas e interpretativas de una agrupación
que se debe al trabajo duro y a la convicción por hacer del Metal Extremo una
vía de expresión artística, donde la calidad y el peso se intercalan con una
maestría escalofriante. Bien de aquello lo sabe Pablo Nadinic, cuyo desempeño
en guitarra y voz es potenciada en base a personalidad y entrega inigualables,
al mismo tiempo que su compañero de cuerdas, el guitarrista Danny Barrera, saca
a relucir todas sus dotes como instrumentista avezado, lo cual se puede traducir
en sus solos de exquisito y fragante gusto, sin opacar por nada del mundo la
naturaleza metalera de Éntomos. En
cuanto a la base rítmica, imposible no pasar por alto el tremendo trabajo que
se despacha Franco Mitchell en la percusión. Cada golpe controlado y generado
con una fluidez milimétrica directamente proporcional a la entrega con que cada
golpe abre un vórtice hacia otra dimensión, y eso nos dice claramente que esto
va mucho más allá de los ritmos múltiples propios del género. En tanto, el bajista
Oscar Romero, pese a su aparente bajo perfil, realiza su labor como encargado
de las bajas frecuencias con una clase propia de un maestro luthier, no solo a
nivel técnico, sino también en lo que respecta al espectáculo. Porque cuando
hay que cabecear, moverse -dentro de lo que permite la exigencia de la música,
por supuesto- y dejarlo todo sobre el escenario, lo hacen todos y con una
espontaneidad que muchas bandas quisieran tener.
Si bien la presentación radicó en la
interpretación íntegra del flamante Disidencia,
también hubo un momento a destacar como lo fue la suprema versión instrumental
de "Gavilán" -original del EP homónimo-, el bienvenido y electrizante
homenaje a Violeta Parra -"una señora que cumplió 100 años", en
palabras de un alborozado Pablo Nadinic-, por lejos la gran e innegable muestra
de respeto y devoción de estos músicos veinteañeros a la raíz de nuestra
cultura. Podríamos dedicarle párrafos enteros a la maestría con que cada
componente nos brinda cátedra como si fuera una clínica, pero cuando la pasión
se desborda tanto en la interpretación sobre el escenario como en el calor
humano provocado por el cabeceo, el mosh y los coros con que cada corte se
transforma en himno, a veces las palabras sobran. Sensación similar nos queda
con "Instinto del Ser", "Disidente", "Retorno" y
"Humanidad", todos cortes que, en vivo, amplifican su efecto
envolvente hasta adquirir dimensiones propias de un mundo alternativo, donde lo
utópico y lo distópico parecieran convivir en aparente paz, aunque sin
abstraernos de la cruda realidad. Y para el final, una versión aplastante del
clásico "Domination" de los eternos Pantera, con el cariño demostrado por los fans y la devoción de
Pablo Nadinic y Danny Barrera hacia el siempre recordado Dimebag Darrell -traducido
en un soberbio trabajo de guitarras gemelas- sobrepasan todo tipo de
impresiones y fulmina cualquier muestra de escepticismo ante tamaña muestra de
categoría. Final perfecto para una presentación que, pese a alguna que otra
molestia generada por el acople en algún pasaje, nos permite ser testigos y
partícipes del auge de una banda que apunta hacia lo alto y se encuentra en
vías de lograr metas cada vez más elevadas y acordes a su clase. En una
sociedad donde ciertas "autoridades" nos prometen "tiempos
mejores", la disidencia aparece como la única opción ante una mayoría
manipulada. Esa misma mayoría es la que siente temor a una posible invasión de
bichos en toda la ciudad y el país. Sería hermoso que ocurriera algo así
realmente. Por mientras, que la música hable por sí sola, como debe ser.
Lefutray:
Éntomos
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