Hace poco menos de un año, una
vez anunciado el cartel de la tercera edición del festival Armagerock, la
reacción mediática y las sensaciones tanto colectivas como personales
desembocaban en un punto: apuntar alto y darle en el blanco. Luego de la
edición inaugural en 2016 –el día de “la lluvia del año”- y tomando en cuenta
lo que significaba esta apuesta, hubo que creer, mantener la fe y remar en
conjunto hacia el mismo lado. Y vaya que se cobra sentido aquello, más aún
cuando los resultados están a la vista. Porque lo vivido la tarde/noche del
sábado 3 de Marzo en la Casa de la Cultura de la comuna de La Pintana permite
sacar cuentas alegres respecto a una iniciativa que, en poco menos de 3 años,
se ha consolidado como ejemplo a seguir para toda una escena que, es sabido,
tiene claro lo que significa caminar hacia adelante contra viento y marea. Y es
necesario recalcar que nada de lo que hemos afirmado hubiese sido posible sin
la calidad desplegada por las agrupaciones participantes en el evento, como
viene ocurriendo desde aquella recordada –y lluviosa- edición inaugural.
A las 19 horas puntual, y previa
presentación de nuestro querido Doctor Rock n’ Roll, Grotesk daría inicio a la jornada mediante una puesta en escena de
primer nivel. Con una intro en donde un ser cibernético con rasgos femeninos
presenta a sus cuatro componentes para rematar con la imagen de Sebastián
Piñera refiriéndose a la educación como “Bien de Consumo” –lo que se nos viene
durante los próximos 4 años…-, se deja caer el track del mismo nombre, con el
cuarteto imponiendo de entrada sus términos. “Entropía”, “Parásito” e
“Insomnia” fueron algunas de las muestras de calidad y actitud con que el combo
liderado por el guitarrista y cantante Fernando Naranjo –ataviado de su
inconfundible armadura- se para sobre el escenario para dejarnos en claro que
hay un mundo extenso y desconocido más allá de la crudeza del Metal Extremo en
todas sus variantes. Todo aquello es posible cuando el ensamble conformado por
el mencionado Fernando Naranjo, el guitarrista Roger Meirelles, el bajista
Daniel Fuentes y el baterista Ricardo Ceballos encaja sus piezas con la calidad
propia de quienes saben lo que implica expandir fronteras y sumergir al público
en este universo alternativo y, a la vez, tan cercano a la realidad. Excelente
y potente inicio para el evento, como lo amerita este festival que apuesta y
concreta en grande.
Poco después, a eso de las 19:45,
llegaría el turno de una agrupación que define el trabajo duro y el profesionalismo
como herramientas fundamentales para hacer de su propuesta artística un arma
letal. Al menos esa es la sensación que se nos viene a la mente con Nunca Seremos Dichosos, joven y
prometedora banda local que por estos días se encuentra promocionando su LP
debut "Tierra" (2017),
una excelsa muestra de Metal de raíz, identidad que cobra dimensiones
gigantescas sobre el escenario, al punto de ponerte de rodillas y no es para
menos. ¿Cómo no caer rendido ante el discurso ferozmente expuesto por Awká –guitarra
y voz- en “Xenofobia” y “las Venas Abiertas”? ¿Qué se puede hacer cuando Winkul
–con sus guturales y su dominio en las seis cuerdas, la identidad metalera de NSD no da espacio a ninguna fisura-
interactúa con el bajista Zigurat como si estuvieran listos para combatir al (verdadero)
enemigo de nuestra tierra? Mención aparte para el tremendo desempeño de Lüfke
en la batería, un bajo perfil compensado con una maestría en la percusión que
llega a dar escalofríos. Podríamos dedicarles párrafos enteros a estos chicos
que, desde hace 3 años, decidieron unir fuerzas en favor de una propuesta que
responde al llamado de un planeta y un continente que lucha por la
supervivencia ante la codicia de unos pocos, pero es en estos casos es donde la
música y la actitud hablan por sí
mismas. La extensión del show a pedido del público -y también por un imprevisto
que mencionaremos en el siguiente párrafo- luego del tocar el set elaborado,
tendría como protagonista a “Revolución”, uno de esos mensajes que invita a
tomar consciencia y reaccionar respecto a los problemas cotidianos que nos
afectan como seres humanos y componentes de un hábitat en constante peligro de
extinción. En una América sometida y dividida desde hace más de cinco siglos, no
se puede hablar de dicha sin antes luchar, si es necesario, hasta la muerte. Nunca Seremos Dichosos apunta hacia
arriba a través de la lucha en nombre de la tierra como bandera y consigna.
Lamentablemente, los progresivos
de Polímetro tuvieron que cancelar
su participación a última hora, lo cual fue informado sobre el escenario por
sus integrantes. Es entendible cuando uno de sus integrantes sufre un problema
de salud –el baterista Patricio Esquivel-, por lo que lo único que podemos
hacer desde esta tribuna es enviarle las mejores vibras en este tipo de
situaciones, sobretodo tomando en cuenta el histórico aporte del quinteto al
Prog nacional. Un imprevisto que poco y nada empañó el ambiente que reinaba en
un recinto prácticamente repleto y donde el Rock chileno estaba viviendo una
fiesta a la que todos somos invitados cual reunión familiar.
Pasadas las 21 horas, llegaría el turno de Crisálida, agrupación con 20 años de
carrera y un presente fructífero reflejado en el arrollador éxito obtenido por
su placa más reciente "Terra Ancestral" (2015). Cinthia Santibañez, Rodrigo
Sánchez, Braulio Aspé y Damián Agurto, una vez sobre el escenario, entablan una
conexión inmediata con el público con una honestidad comparable a la maestría
técnica que le ha valido a la banda un sitial de honor merecido como referentes
del Rock y la música nacional. Desde el inicio envolvente con "Bajo
Tierra", la música de Crisálida se mueve sobre el escenario con una
naturalidad cálida e intimidante a la vez, lo que nos permite corroborar, una
vez más, su reputación como acto en vivo de primer nivel. "Morir
Aquí", "Araucana", "Cabo de Hornos" y "Raco:
Viento del Sur" fluyen de manera cálida y potente, gran mérito por parte
del ensamble conformado por los talentos de cada componente en favor de la
música.
Desde el encanto con que Cinthia
Santibañez transmite su vibra como intérprete y mensajera hasta el groove
inconfundible que Rodrigo Sánchez forja en cada golpe y compás, pasando por la
temible maestría de Damián Agurto en las seis cuerdas -desde David Gilmour
hasta Adam Jones están presentes como influencias en su marca sonora ya
registrada- y la solidez que imprime Braulio Aspee en las bajas frecuencias,
todo complementado con una actitud escénica irresistible para los sentidos. A
destacar también el estreno de la inédita "Vultur" -con letra basada
en la historia del 'Niño' del Cerro El Plomo-, adelanto de lo que será la
próxima placa en estudio y que da cuenta de una calidad creativa que rinde
frutos para el futuro inmediato.
Y como broche de oro, la rabia
sin censura de "Te Mataré con Amor" inicia de una la presentación de Los Miserables, referentes máximos del
punk nacional desde hace más de 25 años. Explosivos, sin pelos en la lengua y
con el volumen al tope, los liderados por Claudio García, el guitarrista Pato
Silva y el bajista Amapola salieron de inmediato a lo que mejor saben hacer:
punk rock con discurso directo y riffs repletos de suciedad, mala leche y,
necesario recalcar, emoción. "Progreso", "No Transar",
"Hey Usted", "Santo Padre" y "El Origen" se dejan
caer seguidas como bombazos de furia canalizada, al mismo tiempo que el
ambiente de fiesta reinante alrededor de las 23 horas llegaba a su punto
máximo.
"Escucha, fascista y la
conch....!!!", grita Amapola al momento de introducir "Detenido por
Sospecha", uno de esos momentos que incentiva a cantar con puño en alto, o
la vacilona "Sorry sorry", esta última interpretada a pedido de uno
de los asistentes. He ahí lo que genera Los Miserables, ya sea con Claudio
García al frente o con Amapola secundando al menudo cantante en las voces
-mientras García a veces se pasea por detrás y a lo largo del escenario, como
si fuera su casa- en vivo, una comunión con los marginados, los mismos que
hicieron de "Tu Alma Mía" un himno diseñado para cantar a grito
pelado -la sección hardcore de la canción, un clásico para muchos quienes
fuimos niños y adolescentes a mediados de los '90-, donde los corazones rotos
encuentran su alivio en la ira sangrante del punk. Es cierto, la fisonomía del
recinto puede que no sea favorable para el mosh o un ritual similar de manera
"segura", pero el discurso combativo que ha mantenido al quinteto en
la brecha desde 1990 ha hecho de su discografía una colección de himnos
furiosos contra esta sociedad moderna con mentalidad del año 1900, siempre
apuntando contra el verdadero enemigo y quienes avalan la violencia con la que
éste pretende someternos.
Una vez finalizado el set con "Ultraviolento" -original del
legendario grupo argentino Los
Violadores-, llegaría el remate con "El crack", cantada a todo
pulmón en un recinto colmado. Final de lujo para una jornada en que el Rock
nacional tuvo su propia fiesta. Parafraseando a Claudio Palma con su relato del
recordado triunfo de Chile ante Uruguay en la histórica Copa América realizada
acá en 2015, el Rock es la fiesta de los abusados, los postergados, los que se
empeñan hasta las cejas para poder comer y alimentar a sus familias, los que se
juegan el pellejo por sus sueños de niñez, como reza el coro del corte con que Los Miserables cerraron su presentación. La Pintana debe ser por lejos, el ícono de
aquel estigma impuesto por los medios y, a la vez, un ejemplo sobre cómo
superar aquello de la mejor manera: escribiendo la historia como los de verdad.
Todo en base a trabajo duro, profesionalismo y, lo más importante: la actitud.
Esa misma actitud que ha hecho del Rock/Metal en Chile una forma de vida y
pensamiento comprendido por una inmensa minoría. Por cierto, si se estará preguntando
si habrá una cuarta edición, Armagerock tiene la respuesta de antemano. Que
siga esta fiesta en grande por el próximo año y muchos más!
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Tay Martinez
Grotesk:
Nunca Seremos Dichosos:
Crisalida:
Los Miserables:
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