En una tarde particularmente otoñal
de mayo, el equipo Resistance se
dirigió nuevamente a la Blondie donde se aprontaba a realizarse la tercera
ceremonia de Spider Prod. que ésta vez nos traía a Batushka junto con Sinistro,
quienes nos dieron un espectáculo más bien contrastado, pero que no dejó a
nadie indiferente.
Diez minutos pasadas las siete y el
escenario es tomado rápidamente por los portugueses de Sinistro, que en una hora nos lograron deleitar con su Doom más
orientado al Post Metal, en una presentación que tuvo de todo, momentos tanto
brutales como de introspección que hicieron que el público que usaba
espaciosamente más de la mitad del recinto vibrara y se dejara llevar por la
encantadora voz de Patricia Andrade quien, como una sirena que conduce a los
marinos a la perdición nos cautivó llevándonos a inhóspitos terrenos, siempre
acompañada por las guitarras pausadas y riffs pastosos que salían de los
amplificadores y te empujaban en un espectáculo hipnótico. “Partida”, “Reliquia”, “abismo” y “Cidade” fueron algunas de las canciones
elegidas por los portugueses que fueron interpretadas con gran potencia.
Mención aparte para Patricia y su actuación histriónica, que se contenía y se
movía sintiendo la música con cada parte de su cuerpo, incluso tapándose su
rostro en una ocasión con su blusa y moviéndose aparatosamente como un monstruo
salido de Silent Hill, otras veces como si fuera una marioneta manipulada por
un maestro que tiraba de hilos invisibles, todo esto mientras la banda nos aplanaba
con sus composiciones demoledoras.
Termina el turno de Sinistro y pasa el equipo a desmontar
su batería, revelar la de Batushka
(que estaba aislada por una especie de biombo transparente), montar toda la
imaginería de los polacos, alfombras, candelabros, el altar donde iría el
cuadro que vemos en la portada del disco y empieza a sonar una música con
cantos gregorianos, el equipo prende un par de velas, y el humo empieza a salir
del stage, luego de un tiempo mas bien prolongado los músicos salen a escena y
Bartolomé (vocalista) prende las velas que faltaban y se pasea con su inciensos
inundando el fronts con el humo que emanaba de él, pone el simbólico cuadro en
su altar, hace un gesto breve gesto con su mano y da por iniciada la liturgia.
Como era de esperarse “Yekteniya I” abre el concierto de forma
pausada pero tornándose de manera súbita en algo más caótico, de ahí en
adelante, como en una procesión, las canciones fueron avanzando en el orden que
les fue dado en el disco de 2015 y con una precisión notable, “Yekteniya II” avivó aún más al público
que ya hacía uso del recinto completo de Estación Central, el inicio de “Yekteniya III” fue acompañado en su
inicio con el público coreando “eh eh eh” acompañando a la campana tocada por
uno de los coristas “Yekteniya IV”
abre de forma más pausada, notable también el bajo que se queda solo en un
momento dándole una profundidad notable a la interpretación. “Yekteniya VI” abre con la participación
principal de sus coristas que lentamente va tomando ritmo, el batería tras su
biombo se mantuvo siempre brutal, pero impertérrito en su interpretación, tal
como el resto de los músicos que acompañaba a la banda, que eran ocho en total.
“Yekteniya
VII” nos muestra parte de la faceta más introspectiva de la banda al ser
uno de los temas más pausados del grupo, pausado pero siempre conteniendo la
energía tanto de la banda como de cada uno de los que estuvimos allí presentes,
“Yekteniya VIII” abre de forma
similar, pausada, con el maestro de ceremonias lanzando agua…. ¿bendita?… con
el vocalista lanzando agua… tal como sucede en cualquier liturgia, ésta letanía
cierra el concierto de la misma forma que comenzó, sin mediar palabra alguna.
Podrá sonar cliché, pero más allá de
un recital, quienes estuvimos presentes en esta tercera ceremonia vivimos una
experiencia más allá de lo musical, desde las interpretación mastodóntica de Sinistro, hasta las salvajes letanías
de Batushka nos sumergieron en una
dimensión paralela Durante el poco más de dos horas y media que duro el show en
su totalidad, tal vez opacado en menor medida por un grupo de no más de cinco
personas que gritaron hostilmente a la banda Durante toda la presentación de la
agrupación de Polonia, haciendo que incluso en un momento Bartolomé se le
notara visiblemente molesto aún tras su capucha y su protuberante túnica,
afortunadamente, éste hecho no generó una merma en la calidad global del show,
que fue un show contrastado, donde teníamos las melodías aletargadas de Sinistro, pero con una interpretación que
desbordaba energía y, por otra parte, el show caótico de Batushka que siempre se mantuvo parsimonioso, sin hacer más
movimientos de los necesarios por parte de todos los músicos, dándole a ésta presentación
un contraste cruzado, que todos los que estuvimos allá, más que ver y oír,
pudimos vivir
Escrito por: Pablo Madrid
Fotos por: Tay Martinez
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