Al hablar de
Barón Rojo, los fans más avezados del heavy metal dirán que se trata de la banda
española que rige dentro del género en el habla hispana. Por otra parte, los
historiadores podrán decir que se trata de Manfred Von Richthofen, capísimo
piloto alemán de la primera guerra mundial conocido como el Barón Rojo, y que
ha dado nombre a la banda madrileña. Pues ambas aseveraciones son ciertas. Pero
además de estos dos barones rojos, existe un tercero y está precisamente acá en
Sudamérica y es precisamente el nombre de la hinchada del América de Cali.
Las barras bravas
en Latinoamérica son ciertamente las más alocadas. Quizás en sus inicios los hooligans
en Europa fueron temidos, sin embargo con el pasar del tiempo y la capitalización
que ha sufrido el fútbol desde hace décadas junto a las máximas medidas de seguridad
que se tomaron luego de tristes episodios como “la tragedia de Heysel” (fatal episodio que se dio en un partido entre la Juve y el Liverpool en la final de la Copa de Europa, hoy Champions League y que terminó con 39 fallecidos y cerca de 600 heridos tras la terrible avalancha de aficionados) las barras
bravas europeas están casi en extinción.
Acá en Sudamérica
la cosa es diferente. Basta con ir al estadio a disfrutar de un partido y
percatarse de cómo inútilmente la policía y la seguridad del recinto filtran a
cada espectador sin éxito alguno. Es cosa de mirar los pésimos resultados que
ha tenido estadio seguro y las estúpidas medidas tomadas por ellos mismos con
el fin de erradicar la violencia en los estadios. Tales como: la prohibición
del bombo en la barra, como si el tambor que sólo sirve para dar ritmo a los
cánticos de la hinchada local fuera el causante de toda violencia en las
canchas…
Por más aspectos
negativos que son visibles en las barras de América del Sur y que muy
difícilmente logren controlarse, también hay historias de esfuerzo y sacrificio
realizadas por los hinchas, quienes se organizan de manera notable para jamás
abandonar a su equipo. Ejemplos hay de sobra en todo Chile: las barras de
regiones que siguen a su escuadra a los estadios de la capital y viceversa.
Dentro de las
grandes barras de América Latina están: Comando Sur (Alianza Lima, Perú), La
Plaza y Comando (Cerro Porteño, Paraguay), La Banda del Parque (Nacional,
Uruguay), Los del Sur (Atlético Nacional, Colombia), La 12 (Boca Jrs.
Argentina) y las conocidas nuestras, Garra Blanca (Colo Colo) y Los de Abajo
(U. De Chile). Dentro de todas las barras bravas hay una que resalta por su
nombre mucho más que las otras, sobre todo para los seguidores del Heavy Metal
y la historia universal. Esa es la banda del Barón Rojo Sur, hinchada del Club
América de Cali de Colombia que, como ya dijimos, recibe su nombre de la banda
hoy liderada por los hermanos De Castro.
La barra
colombiana se formó cerca del 14 de diciembre de 1991. Sin embargo en ese
entonces eran conocidos como La Furia Roja. Ya en 1997 durante una final del
campeonato cafetalero que resultó con el América de Cali como campeón, se da
origen a la barra como tal. Precisamente el 21 de diciembre de 1997, mientras
se desataba la euforia en la barra norte de los diablos rojos, y se quemaban
todas las pancartas a modo de celebración, sólo una logró mantenerse intacta.
Esa fue precisamente el lienzo de “Barón Rojo” que hacía alusión precisamente a
los dos primeros barones mencionados: tanto a la banda como al piloto alemán.
Luego quienes
ocupaban inicialmente la tribuna norte del estadio, se movieron al espacio sur,
lugar en donde se concentraba la mayor cantidad de adeptos al club. Desde ese
entonces que la barra es popularmente conocida como Barón Rojo Sur.
Dentro de toda
hinchada, porra, barra o como usted quiera llamarle, existen organizaciones
enormes que un ser humano que no sigue el fútbol no puede imaginar. En la barra
del Barón Rojo no es la excepción. Dentro de las agrupaciones que pertenecen al
Barón Rojo Sur y que se conectan mucho más con la banda que toda la barra
propiamente tal, está la agrupación Hijos de Kaín y reciben el nombre
exclusivamente por la canción del mismo nombre perteneciente al álbum “En Algún Lugar de la Marcha” (1985).
La barra no sólo
se dedica a alentar a su club. Como en casi toda barra organizada, existen
también trabajos territoriales que van en pro de la comunidad. En este caso, el
Barón Rojo Sur, hace entrega de regalos a niños de barrios marginados de la
ciudad de Cali, así como de otros municipios del Valle del Cauca, a través de
su Fundación Barón Rojo Sur se organizan eventos de integración social con los
distintos jóvenes, víctimas de violencia o que hacen parte de pandillas
ilegales, promoviendo la convivencia pacífica y el estudio con su programa
"Aguante, Vida, Pasión y Carnaval" participando activamente en
actividades en pro de las comunidades más vulnerables.
Sin lugar a dudas las barras bravas en Latinoamérica son
parte fundamental de lo que es el folklor del futbol en esta parte del mundo. Más
aún cuando más allá de lo complejas que puedan llegar a ser sus pasiones, estas
logren penetrar en la sociedad de forma positiva, tal cual lo hace Barón Rojo
Sur. Haciendo honor a “Resistiré” uno de los himnos de la banda española, la barra se enfrenta a un capitalismo
violento y perverso que quiere ver a toda Latinoamérica sumisa, pero que, al
ritmo de los balones y los gritos ensordecedores de aquella tremenda
composición de heavy metal logran combatir como verdaderos “Hermanos del Rock
& Roll”.
Bastián Gómez
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