#LiveReview: Armored Saint "El Verdadero Triunfo"



El caso de Armored Saint responde, con toda seguridad, al de uno de los tantos nombres que marcó el rumbo para el Heavy Metal durante los años ’80 y, sin embargo, terminó sepultado con la turbulencia propia de los ‘90, como pasó como muchos otros de su especie. O al menos eso parecía, porque lo que ocurrió la noche del viernes 8 de Junio en el Club Subterráneo equivale a una muestra irrefutable de grandeza y actitud sin parangón. Esa grandeza que va más allá de vender millones de discos y/o llenar estadios, como ocurre actualmente con Iron Maiden, uno de los referentes máximos para los californianos desde sus inicios en 1982. Hablamos de una banda que no solo encarna el espíritu del Heavy Metal sin importar que suene a cliché o no, sino también se ha mantenido firme en la parte interna mientras estuvo activa, incluso en su peor momento, cuando en 1990, una letal leucemia se llevó al guitarrista Dave Prichard, marcando el ingreso de Jeff Duncan, el primer y último movimiento dentro de una entidad donde la amistad y el trabajo fueron determinantes en cada decisión, dando cuenta de una integridad artística y humana inquebrantables.


Tal como estaba anunciado, a las 20 horas en punto se producía la primera descarga por parte de los chilenos Robot The Mimbre, agrupación con casi 20 años de carrera y cultora de una propuesta que combina la fuerza del Metal Extremo con un concepto repleto de crítica y denuncia social, retratando un mundo donde el ciudadano común debe lidiar con la constante injusticia bajo la cual está sometido. “La Gran Máquina”, “Cadena de Producción”, “Estado De Necesidad”, “Vas a Ceder” y la más antigua “Robot The Mimbre”…todas una tras otra imponiéndose con una ira canalizada con maestría y fluidez, dejándose caer como bombas de racimo y esparciendo una vibra de enojo ante la cual es imposible permanecer impasible. Cinco músicos formando un ensamble sonoro altamente efectivo y remeciendo los estamentos que rigen nuestro diario vivir, llamando a atacar al verdadero enemigo. Eso es Robot The Mimbre en su máxima definición y, pese al reducido tiempo sobre el escenario -30 minutos aprox-, fue suficiente para que, por medio de sus engranajes, la criatura mitad hombre-mitad humano derritiera los barrotes de su jaula mental y se parara ‘cara a cara’ con la gran máquina.


Cuando el reloj marcaba las 21 horas, la espera de más de tres décadas llegó a su fin. El cañonazo inicial con “Win Hands Down” –corte que titula su trabajo más reciente, editado en 2015- fue el equivalente a un puñetazo de energía, necesario para decirnos que esto era real. Y es que al quinteto comandado con el entrañable John Bush –quién ya nos había visitado antes, durante su etapa en Anthrax- parece que el tiempo apenas le rozó. Con qué clase, con qué entrega!...Armored Saint no solo debutaba en suelo nacional, sino también lo hacía atacando desde el primer minuto. Y luego del disparo inicial, un bombazo para los fans de su era dorada, la frenética “March Of The Saint”, cantada y coreada con puño en alto, como debe ser el Heavy Metal químicamente puro.  Un comienzo sólido en todas sus líneas, coronado por una energética versión de “Dropping Like Flies”, extraída del excelso “Symbol Of Salvation” (1991) y perfecta para reafirmarnos que los clásicos se interpretan con la frescura propia de la juventud. Heavy Metal a prueba de cualquier tipo de nostalgia lacrimógena, a pesar de la notoria presencia de seguidores, cuyas edades promediaban los 40-50 años.
Si bien la presencia de cortes como “Pay Dirt” y “Left Hook From Right Field” develaban el excelente estado de salud del cual gozan los californianos desde su regreso en 2000 con “Revelation”, todos dábamos por asumido que los clásicos rigen, por lo que “Nervous Man”, “Aftermath”, “Last Train Home” y “Chemical Euphoria” tuvieron esa recepción propia de los himnos del Metal en todo su esplendor, transportándonos al pasado y, a la vez, dando cuenta de un estado de salud que muchas “viejas glorias” quisieran tener luego de cuatro décadas en la carretera. Bien de aquello lo sabe John Bush, un superclase que, pese al reconocimiento masivo como componente de Anthrax durante los ’90, siempre tuvo claro cuál es su norte como artista y persona, dejando en claro que lo hecho como cantante y fundador de Armored Saint es un triunfo en todo sentido. Un logro del que también forman parte sus camaradas de toda una vida, como es el caso de Joey Vera –a quien Metallica ofreció el puesto dejado por el malogrado Cliff Burton en 1986-, un bajista cuyo bajo perfil se disipa sobre el escenario para dar paso a su maestría instrumental y la ferocidad que le imprime a los coros como ‘voz de apoyo’.


Si acaso hay un elemento a resaltar en lo que refiere al set, la importancia que cobra un LP fundamental como “Symbol Of Salvation” (1981) en el set tiene una validez irrefutable. No solo se trata del primer trabajo con Jeff Duncan en las guitarras, sino también el último antes del receso que duraría cerca de una década, cuando la banda decide dar por terminado su primer ciclo, priorizando la amistad por sobre cualquier interés personal. Por ende, “Reign Of Fire”, “Spineless”, la propia “Symbol Of Salvation”, “Last Train Home” y la mencionada “Dropping Like Flies” tuvieron un protagonismo merecido, suficiente para permitirnos apreciar las virtudes creativas y técnicas de los guitarristas Jeff Duncan y Jeff Sandoval, ambos cumpliendo su tarea guitarrística hasta erigirse a la altura de duplas históricas como Murray/Smith, Downing/Tipton, Oliver/Quinn y DeGarmo/Wilton. Un sonido electrizante que se mantiene incólume al paso del tiempo, al igual que la solidez con que el baterista Gonzo Sandoval y el mencionado Joey Vera se desempeñan como generadores del groove inconfundible con que el santo blindado, con espada en mano, ataca a su enemigo sin vacilar.


Otro elemento a destacar, en cuanto a espectáculo esta vez, lo encontramos en el papel desempeñado por John Bush. Ad portas de cumplir 55 años, el calvo cantante luce cual veinteañero en todo sentido. Un desempeño vocal intacto y a la altura de la entrega con que el público cae rendido e interactúa con él. Desde la energía juvenil que irradia en cada pasaje, hasta las bromas que arroja respecto a la cerveza cuando alguien del público le ofrece una que no es de su gusto y pide una cerveza chilena con un humor tan negro como contagioso. Cómo no quererlo, si el tipo se siente en su casa y, al mismo tiempo, te ofrece una presentación de primer nivel, a la cual todo el mundo está invitado. Cómo olvidar cuando en “Book Of Blood”, una vez que Jeff Duncan y Phil Sandoval culminan su intervención hendrixiana, el pelado se reintegra para hacer estallar el recinto cual erupción volcánica. Son esos momentos los que definen la trayectoria, donde el pasado revive con la frescura juvenil que, muchas veces, nos abandona conforme el desgaste se hace evidente.

Para el final de la presentación, una dupleta hecha para todo seguidor declarado del Heavy Metal de viejo cuño. “Can U Deliver” y “Madhouse”, ambas del extraordinario debut “March Of The Saint” (1984) y perfectas para culminar casi dos horas de lo mejor del género en vivo, con Phil Sandoval tirándose sobre el público. Postal para el recuerdo con que el debut de Armored Saint en Chile pasará a la historia como un suceso irrepetible en lo que respecta a visitas internacionales históricas. Con el caballero armado portando en pleno campo de batalla el estandarte del Heavy Metal, no hay nada por qué preocuparnos, mucho menos por la muerte. Esa misma muerte que truncó la vida de un componente pero que jamás pudo con la esencia guerrera de una institución que hizo del Heavy Metal una forma de vivir y pensar. Sería lindo pensar en un regreso, pero por ahora es mejor disfrutar de esta victoria de la que todos fuimos partícipes y testigos.


Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Diego Pino


Publicar un comentario

0 Comentarios