Veintiuno de junio es la fecha que marca (de manera
oficial) la llegada del solsticio de invierno en esta parte del mundo y
coincidentemente, marca el debut de los checos de Cult Of Fire en Chile, quienes, con una carrera más bien
subterránea, pero no por ello menos exitosa, han sabido cosechar una gran
fanaticada en tierras locales. Blondie sería el local escogido para ser parte
éste culto, que convirtió esta primera noche invernal en una noche infernal e hizo
contrastar el frío capitalino con el calor de la ceremonia incendiaria que se
efectuaría al interior del recinto, el culto de fuego, venido directamente
desde Praga.
La
ornamentación de la banda estaba lista desde antes que el público ingresara al
recinto, cosa que elevó las expectativas de los presentes quienes rápidamente
se acomodaban frente al escenario. El programa decía que a las 9:00 sería el
inicio, pero un ligero retraso a la hora de ingresar al recinto (programado
para una hora antes) hacía suponer un delay a la hora del show también. 9:25 y
se comienzan a encender las velas de los candelabros, los inciensos y comienza
a caer desde los costados una densa cortina de humo, que, junto con la música hindú,
daría comienzo a esta gran letanía a las 9:30. los músicos van subiendo de a
uno al escenario, siempre cubiertos por una densa cortina de humo, sin
palabras, ni gestos, ni ninguna manifestación hacia el público comienza el
ritual con "When Death Is All”,
seguida inmediatamente de “Death” cuya guitarra melódica nos llevó a inhóspitos
lugares mientras Devilish nos condenaba a todos con su potente voz en vivo.
Cabe
destacar que al triunvirato compositivo se le sumó un músico más que
curiosamente era otro guitarrista, dejando la sección rítmica del conjunto
única y exclusivamente a la batería ante la ausencia de un bajista. “Horizont temnoty” y “On the Funeral Pyre of Existence” subieron
aún más el nivel de energía bajo el stage que se dividía entre gente que
cabeceaba enérgicamente y otros quienes prefirieron dejarse llevar por la
música de forma más introspectiva, cosa que canciones como “Khanda Manda Yoga” y “Kālī
mā” dieron el pie perfecto para una experiencia más reflexiva. El dúo que
cierra notablemente la presentación serían “Závěť světu” y “Satan Mentor”,
que luego de un “Muchas gracias Santiago” en un rudimentario español (para
sorpresa de muchos) cierra finalmente la presentación de Cult Of Fire nuevamente con música hindú acompañando la
salida de la agrupación.
En
una hora exacta pudimos notar que el culto de estos checos, es más que una
escenografía vistosa con músicos tocando en ella, es, de hecho, una ceremonia
en la que la interpretación pasa a un segundo plano y la música es la
protagonista, por sobre la teatralidad del fuego, y las diversas iconografías
que adornaban el escenario, fue una jornada donde pudimos apreciar el Black
Metal de una calidad interpretativa suprema, al mismo tiempo que el show en sí
se hacía más contenido, más reservado, donde todo parecía estar fríamente
calculado y que no había espacio alguno
para la improvisación y ni siquiera para algo de espontaneidad, salvo por las dos
veces en que el vocalista saluda a la audiencia, contrastes que terminaron
haciendo de ésta ceremonia macabra, una ceremonia inolvidable.
Escrito por: Pablo Madrid
Fotos por: Cristhian Quiroz
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