Era
algo que se veía venir. El marco del Ciclo Ancestral cuadró perfecto y superó
todas las expectativas. Es que es (casi) imposible encontrar las palabras
exactas para describir lo que ocurrió la noche del Viernes 13 de Julio en la
Sala Crearock, donde dos de las agrupaciones más importantes del Metal nacional
compartieron escenario, denotando un punto de unión: la bravura con que cada
agrupación defiende y pregona su discurso. Esa bravura reforzada por una
experticia musical que brinda solidez, músculo, agilidad y asertividad en cada
riff y verso escupidos. Con aquellos elementos al alcance, no queda otra opción
que entregarse de rodillas al ataque en conjunto ejecutado por Éntomos y Nunca Seremos Dichosos, por lejos las bandas que remecieron la
temporada pasada con lanzamientos de primer nivel y presencia escénica
suficiente como para echar fuego y derribarlo todo.
Pasadas
las 21 horas, y con el recinto de calle Carmen colmado, la metralla implacable
de “Inmolación” daba inicio a la presentación de Éntomos, una agrupación que, pese a su juventud, no tiene empacho
en pararse a lo grande sobre el escenario que sea. Y esa actitud, presente en
los surcos que componen el magnánimo LP "Disidencia"
(2017), es la que impera en la música. No solo en el ataque de las
cuerdas –Pablo Nadinic y Danny Barrera en las guitarras, reforzados por Oscar
Romero como el hombre que canaliza el peso atronador de las bajas frecuencias-,
sino también en el desempeño de Franco Mitchell en la batería, haciendo y deshaciendo
a gusto, con una maestría a la altura de la pasión impregnada en cada golpe y
riffs ejecutados.
"Adicto
Y Decadente", "El Misántropo" y "Nativo" continúan el
set sin un ápice de tregua para la mente, siempre abriendo vórtices hacia la
realidad cotidiana que muchas veces evitamos ver.Todo gracias a la contundencia
que cada componente imprime en su tarea hasta conformar ese ensamble sonoro con
que los “bichos” despliegan todo su potencial infeccioso, sin miramiento alguno
y dejando la vida en cada movimiento. Ver a Danny Barrera estrenando nueva
guitarra a su manera, un estimulante para los sentidos e inspirador para todo
aspirante a músico que se diga tal, mientras Oscar Romero compensa su “bajo
perfil” en escena con un dominio abismal en el bajo, generando una presencia de
la que es imposible abstraerse. En tanto, Pablo Nadinic cada vez más se realiza
como frontman y líder en cada descarga, siempre aportando al funcionamiento de
esta máquina infernal donde la batería de Franco Mitchell intercala fuerza con
belleza con la fluidez propia de un veterano. En pocas palabras, las piezas del
puzzle entomológico encajan en cada milímetro, siempre bajo las leyes de su
propia naturaleza.
Además
del set basado en el LP "Disidencia" en su cuasi-totalidad -agregando
la sublime versión de "Gavilán", original de nuestra eterna Violeta
Parra-, hubo también un momento para recordar al recién malogrado Vinnie Paul
con un medley instrumental de los míticos Pantera,
encajando de una con “Disidente”. A la vez, el estreno de material inédito nos
habla de una agrupación que vive un fructífero presente pero mirando hacia el
futuro sin vacilar. Eso es Éntomos
en su esencia: un conjunto ‘joven’ –la edad no siempre es sinónimo de EXPERIENCIA-
que se atreve a dar el siguiente paso con sus propias armas y nos brinda
cátedra de actitud donde y cuando sea. Y lo más importante: mirando hacia
adelante a la vez que le saca el mejor provecho al ahora.
El
puñetazo a la cara con "Las Venas Abiertas" nos sumerge de inmediato
en el Metal combativo de Nunca Seremos
Dichosos, banda local cultora de un género que reivindica con autoridad la
sangre de todo un continente que ha resistido durante más de cinco siglos la
supresión del extranjero -una lucha que se mantiene hasta hoy-, siempre
confrontando y mirando a los ojos del verdadero enemigo. Y si el primer corte
nos brinda una descarga de poder de destrucción masivo, "La Última
Habitación" nos grafica, en vivo, el secreto de aquella ira canalizada con
que el cuarteto arrasa con todo aquello que constituya una amenaza contra la
Tierra que habitamos.
En poco menos de una hora de presentación, el
despliegue con que NSD hace del
escenario su territorio natural resulta escalofriante, tanto para iniciados
como novatos. Una canción como "Xenofobia", además de lo real de su
discurso, permite apreciar en vivo todas las virtudes interpretativas de cada
componente en acción. Al liderazgo que ejerce Awka sobre el escenario con
guitarra en mano, debemos sumarle el desempeño sobresaliente de Winkul , su
compañero de cuerdas y encargado de reforzar la sonoridad más ligada al Death
Metal con sus guturales que ya forman parte de la identidad sónica de la banda.
En cuanto a la base rítmica, la tarea ejecutada por Zigurat en el bajo y
lüfke en la batería -cada uno aprovechando su momento solista con una
experticia a la altura de la actitud con que enfrentan a cualquier enemigo que
se interponga en su causa-, resulta acojonante. Profesionalismo, discurso y
actitud en su máxima definición.
Si
bien el set parece algo "reducido" en cuanto a cantidad, volvemos a
reiterar el factor 'actitud' para explicar, de alguna forma, el por qué NSD se ha ganado un lugar merecido como
acto en vivo de primera categoría a nivel local. Nada de palabras "para la
galería" ni divismos, simplemente decir las cosas por su nombre y
brindarle al público una dosis de Metal Extremo con la cuota necesaria de consciencia
respecto a nuestro vapuleado planeta y las fronteras. Por otro lado, el fuego
que arde en la sangre de la Tierra deriva en una erupción de revoluciones,
donde la pasión y la inteligencia van de la mano al momento de imponer sus
términos, como se pude apreciar en "Eternidad",
"Revolución" y "El Sol ya nace hoy".
Para el final, una inédita
"Killari", adelanto de lo que será su próximo álbum y señal
irrefutable de un futuro tan prometedor como inmediato. Cierre perfecto para
una noche en la que una indomable raza clama venganza desde hace 500 años. Esa
raza cuya bravura sale a flote cuando es necesario, sobretodo en estos tiempos.
Y para lograr aquello, es necesario prescindir de toda 'etiqueta' que nos
imponga fronteras donde no debiera haberlas. Citando al poeta español Alonso de
Ercilla y su obra épica "La Araucana" , "...que no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio
sometida". Estamos volviendo a una época donde la libertad y la vida
tenían su precio: el combate, siempre cara a cara con un enemigo que solo busca
someter nuestras vidas a su control. Por eso y más, no podemos hablar de dicha
hasta que la lucha haya terminado.
Escrito por: Claudio Miranda
Fotos por: Priscilla López
NUNCA SEREMOS DICHOSOS:
0 Comentarios