Para el fan más acérrimo de los extintos Sonic Youth, la carrera solista de Lee Ranaldo poco y nada tiene que envidiar a lo hecho junto al tándem Moore-Gordon-Shelley desde hace más de tres décadas. Todo lo contrario: con el flamante “Electric Trim” (2017) bajo el brazo, la noticia sobre su retorno por estos rumbos –luego de tres visitas anteriores, dos como parte de la banda que le valió un nombre como pioneros del denominado “indie rock”, y la de fines del año pasado en el marco del festival En Órbita- motivó la convocatoria por parte de sus devotos más fieles y “busquillas”, los mismos que tienen bastante claro aquel principio de que “las coincidencias no existen”. Y es que el caso de Ranaldo es tan digno de admirar como desconcertante. Una carrera musical que no conoce de nostalgias y bebe tanto de los icónicos The Velvet Underground como de los Beatles más lisérgicos y experimentales. Por ende, y tomando en cuenta que el foco está en la reciente placa mencionada, esta visita marcaba tanto el interés de los fanáticos como la fidelidad de éstos hacia un músico cuyo sonido barrió hace 30 años con todos los clichés que orbitaban en torno a la guitarra. Como forma de expresión e instrumento de arte.
Acompañado del productor Raül ‘Refree’ Fernández –guitarra eléctrica y sintetizador- y el eximio baterista Booker Stardrum, serían pasadas las 20 horas cuando el músico de 62 años da inicio a lo que sería un monumento al caos como el orden natural de todo. Una intro cacofónica y melódica a la vez, dando paso a “Moroccan Mountains”, corte con que la música nos sumerge en un trance del cual no hay manera de abstraernos. El vendaval inicial muta en una nebulosa tan cálida como espontánea en su concepción y ejecución, ratificando la contundencia con que la consigna “menos es más” se erige como una verdad universal. Ver a Ranaldo con guitarra acústica en mano y azotando su instrumento con un arco de violín –al más puro estilo de Jimmy Page-, conforma un deleite para los sentidos y constituye la evidencia irrefutable de una integridad artística que no obedece a nada que no provenga de sus propios exponentes.
“Let’s Start Again”, “Circular (Right As Rain)”, “Electric Trim” y “Uncle Skeleton” se dejan caer seguidas, casi sin pausa y adquiriendo una dimensión pantagruelesca respecto a sus versiones en estudio. No hay necesidad de jugar “para la galería” -en jerga futbolera-, solo basta con desplegar recursos musicales a la usanza de quienes hacen de la música una forma de expresión genuina. Y los tipos como Lee Ranaldo son la mejor prueba de cuán poderoso es el culto generado tanto entre sus fans como en los amantes de la música alternativa. La palabra “Rock”, por lo mismo, le queda chica y lo hace saber sobre el escenario, donde junto a los mencionados Raul Refree y Booker Stardrum, conforma una unidad de ataque y (de)construcción que hace y deshace a gusto. ¿Cómo no sentirnos afortunados de presenciar tamaña Declaración de Principios, donde la música es la que habla y pronuncia un discurso tan potente como natural en su forma?
Llegando a la recta final, la melodía entrañable de “New Thing” –canción que habla sobre el Internet, tal como la presenta el neoyorkino-, continuada por una muy rockera “Purloined”, marcando el punto cúlmine de una montaña de emociones y atmósferas que hace del espectáculo un encuentro con el alma del arte y la mente de la creación en su estado más puro. Concluyendo el set, una tempestuosa y oceánica “Thrown Over The Wall”, el corte con que cierra el reciente “Electric Trim”, con el trío apelando a sus virtudes como pintores que dan color y vida a un lienzo sonoro rico en naturaleza y originalidad.
Del propio Lee Ranaldo es poco lo que se puede afirmar con palabras, más allá de su rol como pionero y generador de un sonido que, pese a la asociación con el “indie rock”, se resiste todavía a cualquier clasificación que no provenga de su mismo creador. A lo más, podemos referirnos a su figura como un todoterreno que se mantiene en forma, de manera extraordinaria ya entrado a su sexta década de vida. Sus colaboradores en esta gira también tienen que decir, y bastante, como el propio Raül ‘Refree’ Fernández, excelso productor y multi-instrumentista, cuya presencia a nivel de escena y sonido resulta tan intimidante como motivadora para quienes desean tomar un instrumento. Mención similar para el baterista Booker Stardrum, quien en cada golpe pareciera construir una constelación donde el caos y la luz se toman de la mano, tal como lo hace el trío como lo que debe ser: la unión de fuerzas en favor de una sola identidad.
Tal como reza el título de su reciente trabajo en estudio, Lee Ranaldo cumple con su objetivo al frente del Electric Trim Trio: darle una serie de ajustes eléctricos al presente que se impone sobre el escenario. Nada de pirotecnia ni posturas prefabricadas, solo cuestión de magia y ciencia entrelazadas en una misma dirección. Nada como generar electricidad por tus propios medios, aplicando el oficio en medio del caos como los versados en las lides de la independencia.
Escrito por: Claudio Miranda
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