De que el legado de Víctor Jara tiene una trascendencia universal y en todo ámbito, es algo que no vale la pena discutir. No solo recordamos hoy su macabro y cobarde asesinato, sino también celebramos su obra tanto musical como artística en su totalidad, aquella obra que lo hizo inmortal y lo erigió como símbolo de revolución y cultura popular dentro y fuera de nuestras fronteras. Por ende, da igual la preferencia personal en estos casos al momento de hablar de una figura que encarnó los valores del arte y el compromiso con el pueblo en su esencia.
Por supuesto, aprovechando la tribuna que me concede Resistance como columnista improvisado, me es necesario evocar un recuerdo de niñez que explica muchas cosas respecto a la visión de la música por parte de su servidor: un mural con el rostro y nombre del trovador, pintado en la pared del antiguo camino ferroviario Valparaíso-Viña del Mar. Desgraciadamente, debido a las obras de remodelación y construcción del metro-tren urbano en la V Región, tamaña obra visual se perdió para siempre, no así el recuerdo y su significado. Víctor Jara Vive en todas partes, sobretodo en la memoria.
Como decía al comienzo, no vale la pena discutir el legado de Víctor en el arte, mucho menos en la música, donde su leyenda y aporte perviven con fuerza titánica. Pero cuando la pregunta atañe a un género como el Rock, la discusión reaparece inevitablemente. A veces por una necesidad entendible, otras con el veneno de la ignorancia que tiende a limitar el concepto 'Rock' al infaltable cliché angloamericano. Suena duro pero las cosas como son: si bien la relación de Jara con el género no es 100% directa, -al menos por lo que creemos entender como Rock-, el significado de su poesía y la honestidad con que el mítico cantautor transmitía sus ideas lo convierten en una influencia decisiva, sobretodo tomando en cuenta la historia reciente de nuestro país durante los últimos 50 años.
Remontémonos a 2001, cuando el sello Alerce editó y publicó un álbum tributo con versiones Rock, interpretadas por artistas de distintas latitudes que, de alguna forma, ven en Víctor Jara la quintaesencia del Rock con sangre latinoamericana y más allá de esta tierra. Desde Reincidentes dándole a "Plegaria a un labrador" esos matices combativos propios de una revolución popular armada, hasta la violencia sin frenos con que Boom Boom Kid se anota con una "Te Recuerdo Amanda" radicalmente distinta a su versión original. Por supuesto, Attaque 77, La Floripondio, Pedro Aznar y Los Miserables, entre otroas luminarias, se hacen presentes a su manera y dejando en claro cuánto pesa Víctor Jara como influencia artística y conceptual.
De esta nutrida compilación, imposible no reparar en la puñetera versión de "Canto Libre" por parte de Ratos de Porao, agrupación pionera del cruce entre el Hardcore Punk y el Metal en Brasil y toda Sudamérica. "El verso es una paloma que busca donde nidar...", y se armó el desmadre, aportando con la cuota de riffs de alto octanaje y la orientación confrontacional del Rock y el Metal en todas sus ramas. Es ahí cuando la pregunta a la relación entre Víctor Jara y el Rock se responde de manera automática, dejando en claro que esto pasa por un asunto de identidad en un continente que, a pesar de sufrir el golpe de las dictaduras en todos sus rincones durante los años '70-80, ha hecho valer su sangre y el espíritu de unidad más allá de cualquier frontera.
Desde el otro lado de la cordillera de Los Andes, Attaque 77 y Pedro Aznar, pese a lo disímiles en sus propuestas, se unieron a esta iniciativa despachándose tremendas versiones de "Herminda de La Victoria" y "Deja La Vida Volar", respectivamente. Distintas entre sí, pero denotando ambas la honestidad con que el arte se dirige a los sectores populares y encarna la transgresión propia de quienes se dejaron abatir por el miedo y la muerte. No se quedan atrás, ya en nuestro territorio, La Floripondio ("Inga"), La Pozze Latina ("Las Casitas del Barrio Alto") y, en especial, Los Miserables ("Mobil Oil Special"), todas agrupaciones que han declarado públicamente su admiración por la obra del legendario cantautor y despliegan ésta tanto en la música como en cuanta entrevista realizada.
Vamos un poco más adelante, ya metidos en los 2000-10, con los locales Priapo e Hidalgo destacando con sendas versiones cuya fuerza rockera adquiere proporciones tan escalofriantes como aplastantes. Mientras los primeros le dan a "El Aparecido" un aspecto peligroso y cercano al Rock duro repleto de calle y cojones, la banda liderada por el reputado guitarrista nacional Gabriel Hidalgo hace lo mismo con "Charagua", versión incluida en el excelente "Yupaychay" (2009), trabajo que realza el Metal instrumental de alta factura técnica pero siempre jugando en favor de la raíz local. Distintas propuestas sonoras pero ambas manteniendo en alto el legado de quien debe ser, por lejos, el referente cultural más importante de nuestro país y a nivel mundial, a la altura de Violeta Parra, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Casi nada.
Para terminar, la expresa admiración de Tom Morello por Víctor Jara -hecho público recientemente- da cuenta de aquella rebeldía que encarna la figura de Víctor, tanto en vida como a más de cuatro décadas de su asesinato en manos de los militares, marcando también el comienzo de una etapa oscura para el ciudadano común y la cultura en nuestro país. De cualquier forma, Víctor Jara no solo es sinónimo de Rock chileno, un género que tantas veces ha batallado para surgir en su propia tierra pero cuya identidad nos recuerda el sentido del canto como expresión de libertad. Definitivamente, el canto libre es el arma más poderosa que puede existir, mucho más que cualquier pistola o ametralladora. Gracias, Víctor, por el sentido de la razón en la música.
Vamos un poco más adelante, ya metidos en los 2000-10, con los locales Priapo e Hidalgo destacando con sendas versiones cuya fuerza rockera adquiere proporciones tan escalofriantes como aplastantes. Mientras los primeros le dan a "El Aparecido" un aspecto peligroso y cercano al Rock duro repleto de calle y cojones, la banda liderada por el reputado guitarrista nacional Gabriel Hidalgo hace lo mismo con "Charagua", versión incluida en el excelente "Yupaychay" (2009), trabajo que realza el Metal instrumental de alta factura técnica pero siempre jugando en favor de la raíz local. Distintas propuestas sonoras pero ambas manteniendo en alto el legado de quien debe ser, por lejos, el referente cultural más importante de nuestro país y a nivel mundial, a la altura de Violeta Parra, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Casi nada.
Para terminar, la expresa admiración de Tom Morello por Víctor Jara -hecho público recientemente- da cuenta de aquella rebeldía que encarna la figura de Víctor, tanto en vida como a más de cuatro décadas de su asesinato en manos de los militares, marcando también el comienzo de una etapa oscura para el ciudadano común y la cultura en nuestro país. De cualquier forma, Víctor Jara no solo es sinónimo de Rock chileno, un género que tantas veces ha batallado para surgir en su propia tierra pero cuya identidad nos recuerda el sentido del canto como expresión de libertad. Definitivamente, el canto libre es el arma más poderosa que puede existir, mucho más que cualquier pistola o ametralladora. Gracias, Víctor, por el sentido de la razón en la música.
Escrito por: Claudio Miranda
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