Cerca de quinientos espectadores asistieron al show de Labyrinth anoche en la Blondie. Varios fanáticos acérrimos y mucho seguidor de la vieja escuela del power metal no quiso perderse la segunda venida de los italianos después de nada más ni nada menos que 18 años!!
Los encargados de comenzar la jornada fueron los locales Drake. En cerca de media hora de show ante un lamentablemente paupérrimo marco de público (como es de costumbre con las bandas locales), los chilenos hicieron su pega como ellos saben: clara, concisa y con harto huevo. Sólo un par de casi imperceptibles fallas técnicas en el sonido que no mermaron para nada la presentación de Drake. Perfecta ejecución en la voz por parte del ex Delta Felipe del Valle. También así de los músicos Felipe Vargas y Gonzalo Núñez en las seis cuerdas, Jaime Ballesteros en el bajo y Julio Parraguez en los tarros.
Ya cerca de las 10 de la noche era el turno de Ives Gulle Invasión. Proyecto ópera rock nacional que tuvo más de un desperfecto a la hora de subir al escenario. Los acoples se hicieron notar en más de cuatro ocasiones, lo que molestó un poco a los músicos. Sin embargo, pese a los desperfectos, las voces subieron una tras una mientras Vincent Zbinden en los tarros no cesaba en ningún momento.
Ya cerca de las 10 de la noche era el turno de Ives Gulle Invasión. Proyecto ópera rock nacional que tuvo más de un desperfecto a la hora de subir al escenario. Los acoples se hicieron notar en más de cuatro ocasiones, lo que molestó un poco a los músicos. Sin embargo, pese a los desperfectos, las voces subieron una tras una mientras Vincent Zbinden en los tarros no cesaba en ningún momento.
La obra y la puesta en escena de Ives Gulle es notable. Similar a la puesta en escena que ofrece Húsar. Con temas como "Newen", "Inquisición", "Ejército Libertador" y "Humillación", se echaron al bolsillo a un público que ya se agolpaba a presenciar el show de los italianos. Cabe mencionar a los fanáticos que corearon junto con la banda. Es destacable por el simple hecho de ver a alguien que canta las canciones de una banda local. Suena nefasto escribirlo, leerlo, escucharlo, pero es lamentablemente cierto. Muy pocas personas se agrupan a ver a las bandas soporte. Esta vez, por fortuna fue la excepción. Bien por Ives Gullé Invasión. Bien por su parada en escena, bien por su actitud, por su música y bien por sus seguidores. El metal chileno necesita proyectos como este.
Puntuales como de costumbre en el viejo continente, los italianos subieron al escenario de Blondie con gran parte de lo mejor de su repertorio. "Moonlight", "New Horizons" y "The night Dreams" sonaron fuerte con una notable ejecución por parte del colocolino Olaf Thorsen, quien en la primera pausa advirtió a los fanáticos que durante la jornada no se hablaría de ninguno de los dos clubes más populares del país, sino que sólo de Chile. La simpatía con que Olaf intervino a ratos, fue parte de lo más destacable del show, considerando que el músico vivió en Chile hace poco más de una década.
Durante el inicio Labyrinth cargó su set a canciones más veloces. Incesantes y poderosos riffs fueron la tónica de la primera hora de show con temas como "Lady Lost in Time" o "State of Grace". Incluso el mismo Olaf se encargó de aclarar que para "Thunder" ellos ya estaban demasiado viejitos para tocarla, así que debían tener cuidado.
Luego de aquellos momentos de simpatía por parte del guitarrista, el show continuó con un cover instrumental a Cenit X con la canción "Feel", seguido de "Time After Time" del clásico "Return To Heaven Denied" (1998), del cual ,seguido del anterior corte, interpretaron "Falling Rain", "Die for Freedom".
Luego de unos perfectos solos de bajo y batería por parte de Nick Mazzucconi y John Macaluso respectivamente, vuelve la banda a escena a interpretar parte de su nuevo material "Architecture of a God" (2017). Arrancando la jornada post encore con "Bullets", la canción que le da el nombre al disco, "Freeman" y "Still Alive" para poner broche de oro a la jornada con "In The Shade"
Un concierto redondísimo. Setlist cargado a clásicos y una impecable voz de Roberto Tiranti hicieron que los 18 años de espera poco importaran. La ejecución en los teclados por parte de Oleg Smirnoff, tuvo notables pasajes que a ratos sonaban como cualquier banda prog que domina hoy el género. Destacable también la producción del evento, quienes a pesar de los mínimos errores que hubo sobre el escenario, lograron solucionarlos de manera rápida y oportuna, logrando así que el show de los italianos fuera más que memorable.
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