Redondo, potente, directo y sin nada del clásico "los queremos mucho porque son el país del mundo". Así fue la quinta visita de los germanos Accept, banda que, a estas alturas, y al igual que Iron Maiden y tantas más, ya pareciera ser de la casa.
Puntuales a las 21:00hrs "Die By The Sword" es lo primero que se deja escuchar. Posteriormente "Stalingrad" y "Restless and Wild" dieron inicio al primer trío de batatazos que dieron los alemanes, quienes además de aportar su cuota de talento y maestría, contaron con un recinto que desde un principio contribuyó a que el ambiente sonoro fuera idóneo para disfrutar una banda de tal calibre.
Dentro de las "sorpresas" de la noche estuvo "TV War", corte perteneciente al aclamado disco "Russian Roulette" (1986), el que fue precedido por "Pandemic" y "Koolaid". Esta primera media hora de show tuvo sólo un punto que desfavoreció; y es que en ocasiones, el micrófono de Mark Tornillo no tuvo el volumen necesario y a ratos se perdía entre las guitarras.
En cuanto a la ejecución de los músicos, nada que decir. Destacar como siempre lo enérgicos y compenetrados que se muestran en el escenario los capos de las cuerdas liderados por Wolff Hoffman. Christopher Williams en los tarros hace su pega y además de ello monta un espectáculo aparte. Es uno de esos bateros que uno no se aburre de ver.
Pese a que los shows de Accept que se han podido presenciar al menos en tierra chilena tienen una misma estructura, nunca es menor tener a un tipo como Hoffman haciendo sus solos. Sobre todo si el recinto acompaña de buena forma al espectáculo. El sólo del calvo guitarrista ayer no fue más de lo mismo, y eso se agradece enormemente.
Ya en la mitad del show llegó el filete. "Neon Nights", "Princess of the Dawn" y "Monsterman" sonaron fuerte en el Teatro Coliseo y fueron coreadas por todos. Y es que Accept tiene esa capacidad de convertir el heavy metal en un show de estadio, similar a las mejores canciones interpretadas por los hoolligans europeos. Misma sensación dejaron al momento de interpretar "Teutonic Terror" y "Fast as a Shark" cortes que a estas alturas ya son verdaderos clásicos del género.
Luego del encore Williams volvió con una camiseta de la selección chilena puesta. Quizás sea la misma que Wolff usó el año pasado, quién sabe. Lo cierto es que "Stampede" es un tema de esos que te dan ganas de mover la cabeza sin parar, y así lo demostraron la mayoría de los asistentes. Lo mismo con "Midnight Mover".
Ya al momento del cierre llegaría la infaltable "Balls To the Wall", convirtiendo al Teatro Coliseo en un verdadero estadio. Todos los "cristianos" corearon el clásico más destacado de la banda. Era que no. Cuando ya todos se daban por pagados, "I'm a Rebel" se dejó sentir por los parlantes del recinto, dando término así a un show más que contundente.
Sin interrupciones ni largas conversas con el público Mark Tornillo, Baltés y compañía abandonaron el escenario dejando a todos conformes. Se agradece bastante cuando las bandas vienen a tocar su música y no se llenan la boca halagando al público para ganárselo, sino que se lo echan al bolsillo simplemente haciendo lo que mejor saben.
Escrito por: Bastian Gomez
Fotos por: Diego Pino
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