La promoción del recién salido del horno "Against All Odds" marcó el momento oportuno para el debut de una de las agrupaciones más importantes del Thrash Metal en la actualidad. Nada gratuito tomando en cuenta el nivel de espectáculo con que Crisix han coronado un año redondo, manteniéndose en la brecha como candidato fijo al relevo con que el género se mantiene con fuerza, incluso a la altura de los pioneros. Por otro lado, el título del disco también podría aludir a la bajísima asistencia que pudo haber jugado en contra, suficiente como para demostrar de qué están hechos. Y vaya qué actitud y categoría brindada para una minoría que respondió a la altura, con el Metal ardiendo en la sangre y dando cabida a una presentación que quedará en el recuento como una de las más apabullantes del año a nivel internacional.
Con el club Rock & Guitarras registrando asistencia en un tercio de su capacidad, el reloj marcaba las 21 horas cuando el Speed-Thrash de los chilenos de Unjustice desató el primer bombardeo. Nada de tomar prisioneros ni rehenes, simplemente arrasar con todo, dirigiendo el ataque siempre a una clase política indolente y traduciendo la crítica social en riffs de alto octanaje con que la música echa fuego en todos los rincones del recinto. "Criminal Activities" y "Double Dealing" no solo defienden con bravura los valores del género a la usanza de los '80, sino también los refresca al punto de barrer con todo prejuicio respectivo, todo aquello refrendado con una entrega en vivo al que es imposible permanecer impasible. Inicio de jornada como tiene que ser: a la vena y sin pelos en la lengua.
Minuto después llegaría el turno de Sobernot, una de las agrupaciones revelación de la temporada que se nos va y cuyo nivel de espectáculo apunta a lo alto. En plena promoción del aclamado LP debut "Silent Conspiracy", el cuarteto despliega sobre el escenario una serie de virtudes con que el público responde sin pensarla dos veces. "Vermis", "Nowhere To Run", "Dead Space", "Silent Conspiracy" y "Let Them Starve", una a una caen como misiles sobre la superficie y dando cuenta de la categoría con que el Metal nacional renueva su sangre. Por supuesto, la música por sí sola no basta si no hay un espectáculo acorde y anoche quedó demostrado lo fundamental de esta ecuación: Pablo La'Ronde bajando del escenario con con guitarra en mano y entablando con el público la comunión con que Sobernot juega y golea, tanto de local como jugando de visitante. Un deleite -y deber- para todo amante del género a nivel nacional, al que es imposible resistirse. No hay por dónde escapar del frenesí proyectado por estos cuatro sujetos que no saben de sobriedad cuando la consigna es dejar el alma.
El Thrash Metal químicamente puro de Massive Power, a estas alturas, no requiere de análisis rebuscados de ninguna clase. Con más de dos décadas preservando los principios de un género con temple de revolución en su esencia, el quinteto liderado por los hermanos Echeverria expone su fórmula arraigada en la crudeza de la vieja escuela y la pureza con que el género estableció su marca desde los años '80. Cuestión de tasar pasajes como "Violent Killing Posers" y "Mass Crime Corporation" para disipar cualquier duda respecto a la filosofía impartida hacia un público ávido de Metal rápido, violento y malcarado. Tocar Thrash Metal es una cosa, encarnar la esencia del género en la música y sobre el escenario es otra. Todo aquello Massive Power lo reafirma a su manera y barriendo con cualquier agente externo a sus ideales de destrucción y descontrol.
23:45 y, pese a la escaso público presente, el estallido con "Leech Breeder" marcaba el debut de Crisix a su manera: desplegando el mejor Thrash Metal del mundo y degollando a cualquiera que piense lo contrario. Y es que los españoles no se andan con chicas cuando se trata de ofrecer espectáculo y pasión a través de la música, como queda de manifiesto en la siguiente "Xenomorph Blood", una de las piezas con que "Against All Odds" se ha ganado la atención de los seguidores de un género que renueva su sangre con la urgencia requerida.
90' le bastaron a los catalanes para repasar lo mejor de su corta pero potente discografía, intercalando maestría técnica con espontaneidad, asumiendo que esta velada íntima debía pasar al recuerdo como tal. "Rise... The Rest", "Conspiranoia" y "Spawn" desfilan como una estampida, sin decaer un ápice de su intensidad. Con su histriónico cantante Julián Baz a la cabeza, las posibilidades de evadir el poder destructor de Crisix son nulas, por lo que la centrífuga humana generada desde el inicio amplifica su fuerza devastadora, cual tornado o huracán en actividad. Por supuesto, esa sensación resulta posible y se hace realidad mediante una experticia técnica a la altura de la vibra electrizante con que la música invade los rincones del recinto, con el público presente multiplicándose en cuanto a entrega y sudor.
Un momento esperado por los fans se dio con la dupleta "Prince Of Saiyans"/"Frieza The Tyrant", directo al corazón de quienes crecimos y vibramos hasta hoy con Dragon Ball Z. Un homenaje magnánimo tanto a la popular saga de animé como a quienes vivimos toda una vida siguiendo las aventuras de Goku y Vegeta, dejando en claro que la música puede trascender más allá cuando hay un sentimiento que expresar, o en este caso, un culto que no distingue raza ni edad, al menos para quienes fuimos niños en los '90. ¿Cómo no emocionarnos cuando la música extrema derriba clichés a ese nivel y roza la niñez de ayer y hoy? Eso es actitud, Thrash Metal hasta la médula de los huesos.
"Brutal Gadget", "Strange", "I.Y.F.F." y "Get Out Of My Head" terminan por echar abajo el recinto, dictando cátedra de entrega por sobre cualquier cosa que no responda a la integridad artística y humana de los catalanes. Incluso se dan un espacio para intercambiar instrumentos entre ellos y ofrecer un medley compuesto por versiones de clásicos de Black Sabbath, Metallica, Slayer y Pantera, tributo acotado pero aplastante a las grandes luminarias del Metal y con el cual queda comprobado de qué están hechos estos tipos. La dupla guitarrera compuesta por Busi y Albert Requena, un ejemplo de cómo llevar a cabo su tarea como generadores del sonido característico de Crisix y transformarlo en una peligrosísima arma de destrucción masiva. El bajista Dani Ramis y el baterista Javi Carrión, en tanto, conforman una base rítmica tan precisa como machacante en su ejecución, como debe ser el Thrash y el Metal Extremo en su concepción. Y de Julián Baz, además de sus virtudes vocales ya puestas a prueba con éxito, debemos sumarle el dominio escénico con que se se dirige al público como todo un veterano de mil batallas.
Ya en plena recta final, una tripleta de antología que refleja el excelente estado de saludo del que goza el Thrash Metal en la década en curso: "G.M.M. (The Great Metal Motherfucker)", "Bring 'em to the Pit" y "Ultra Thrash", suficiente como para derribar los cimientos de la tierra y el status quo en su totalidad. "Pocos pero locos", reza un lienzo futbolero que le hace justicia al Metal como estilo de vida para una minoría que vive, muere, sangra y suda por ello. Por ahora, no sabemos si habrá una próxima visita en el futuro cercano, pero la masacre de anoche fue posible contra todo pronóstico. Crisix se impuso con sus propias armas y brindando una clínica de como sentir el Thrash en el cuerpo y la mente.
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