¿Se puede hablar del Metal de los años '90 sin mencionar a Pantera? Imposible, salvo si vives desde hace más de 30 años en una caverna. Y es que la huella de los vaqueros infernales, grabada a fuego como solo los grandes saben hacerlo, permanece fresca hasta hoy gracias a esos cinco LPs que marcaron una época y, sobretodo, una manera de ver y enfrentar la vida. No hay fundamentalismo ni dejo de nostalgia que valga ante el legado con que los de Texas pasaron a la inmortalidad.
¿Soy fan de Pantera? Sí, y el martillazo en el cráneo tras tasar el video de "5 Minutes Alone" en el recordado programa "OK" de UCV-TV -Metallica, Slayer, Sepultura, Fear Factory, Megadeth, Machine Head, Carcass, Helmet, los renovados Napalm Death, Cannibal Corpse, Death... cuántos nombres desfilando en esos programas de TV que se extrañan, y con harta razón- dejó secuelas que, hasta hoy, hacen efecto en los sentidos de quien escribe. De ahí, la Rock and Pop, la Concierto y, finalmente, la Futuro -recién llegando a Santiago con solo 15 años- hicieron lo suyo y con la cinta Maxell de 30' o 45' por lado, la música que me volaba los sesos llegaba al Walkman con tan solo presionar "Rec" en el equipo, a veces mamándose las locuciones en el comienzo de la canción. Otros tiempos antes de la descarga digital como 'pan de cada día'. Ni hablar del intercambio o préstamos de cintas, con varios caídos en combate o "desparecidos" en el carrete de turno.
No sé qué tan fanático me siento de los vaqueros, al menos después de más de dos décadas. Cuando llegué a la etapa glam de estos señores y le encontré con la portada del mítico "Power Metal", no entendía nada, era otra banda pero con casi la misma formación. El ingreso de Phil Anselmo en el disco del '88 era una paliza sónica de Heavy Metal al estilo de Judas Priest, pero nada comparado a lo que se vendría a partir de 1990. Hasta hoy, los cinco trabajos editados entre el '90 y el 2000 son sagrados y fijos luego de toda una vida. Respecto a proyectos posteriores, Superjoint Ritual me parece que fue lo más certero que hizo Phil Anselmo y más convincente que el Metal sureño de Down, al menos. De Hellyeah y Damageplan, hablaré en otra ocasión.
Al momento de los análisis meticulosos y los rankings, las miradas siempre se dirigen a los seminales "Cowboys From Hell" (1990) y "Vulgar Display Of Power" (1992), ambos obligatorios en toda colección de Metal que se respete. Rebatir la importancia de ambas placas no tiene sentido porque hasta hoy podemos apreciar una influencia que trasciende más allá de una era o estilo determinado. En ambos trabajos -en especial "Vulgar..."- podemos apreciar el rejuvenecimiento de un género que, por entonces, parecía condenado a un funesto destino luego de una década de gloria y popularidad global como lo fue la del '80. Innegable, evidente por donde se le mire. Pero hasta entonces, Pantera seguía relegado a la categoría de 'revelación', un fenómeno que ad portas de derivar en un cataclismo nuclear. Y ese desastre total llegaría de la mano de "Far Beyond Driven" (1994), una placa asesina en todas sus líneas y de lo más musculoso de los últimos 30 años.
Bajo la supervisión del destacado productor Terry Date -su aporte fue fundamental tanto para los vaqueros como para el Metal de aquellos años-, "Far Beyond Driven" equivale a la consagración de una propuesta derivada del Thrash pero que no tuvo empacho en incluir elementos del Doom, el Death Metal, el Hardcore-Punk y, porqué no, el Blues. A esta mezcla explosiva debemos añadir el groove con que la música provoca daño a su alrededor, un electroshock de Metal mortífero y sin clasificaciones rebuscadas, generada por cuatro personalidades que encarnaban la extrema agresión musical en el estudio y el escenario por igual. Con el Death Metal llegando a su punto cúlmine de popularidad y una serie de nuevas tendencias tomando la música pesada como base de inspiración y expresión, Pantera llegaba a 1994 con una formación lista para llegar a la cima, tal como años antes pasó con Judas Priest, Iron Maiden, Metallica y Slayer.
La apertura del disco, un puñetazo directo a la cara, emulando la portada del anterior "Vulgar...". Al menos esa es la impresión que nos da "Strenght Beyond Strenght", hardcore-punk muy en la vena de Discharge, con una sección bañada en lodo y estiércol, suficiente como para dejarte K.O. si te pilla volando bajo. Un Phil Anselmo 'emperrado' hasta el tuétano, Dimebag Darrell imponiéndose como artífice de un sonido capaz de demoler edificios y, a la vez, construir una muralla impenetrable. En la base rítmica, en tanto, la batería de Vinnie Paul y el bajo de Rex Brown hacen y deshacen a su gusto sin sacrificar una pizca de tamaña unión. Sí, desde el inicio queda demostrado el nivel logrado por Pantera culminando la primera mitad de la década.
Tras la trituradora de huesos del comienzo, llega el groove 'bailable' de "Becoming", con el extinto Vinnie Paul jugando de '10' y exponiendo sus credenciales como baterista y genio musical en su propia liga. Por otro lado, el aire pendenciero de "5 Minutes Alone" y el fuego sabbathero de "I'm Broken" mantienen en lo alto el nivel con que Pantera le da cara a cualquiera que pretenda joderlos gratis. Del track 2 al 5 -y contando la apertura matadora de "Strenght..."- "Far Beyond Driven" no da tregua a nada que no responda a los principios de Pantera como cultores de la música extrema y pesada, en el sentido literal de la frase.
A partir de ahí, el disco mantiene su vibra repleta de odio y perversión canalizados con una brillantez a la altura de la locura extrema que implicaba un nombre como Pantera en su mejor forma.
A la perversión enfermiza de "Good Friends And A Bottle Of Pills" -título derivado de un clásico escondido de Ted Nugent y un arreglo muy en la línea de la Rollins Band, con Anselmo relatando una historia que supera el límite de la sordidez-, le sigue la metralla implacable de "Hard Lines, Sunken Cheeks" y una muestra suprema de peso y agresión sónica, independiente de la velocidad. En tanto, el puñete sanguinario de "Slaughtered" -de esos títulos que lo dicen todo- y el horror reptante de "25 Years" conviven mediante una hermandad a prueba de balas y portan la bandera de la revolución al punto de protegerla con sus vidas si es necesario.
El genio de Dimebag Darrell en las seis cuerdas se manifiesta en su máximo esplendor a lo largo de la placa, en especial como compositor de los riffs más machacantes del Metal de los '90 y todos los tiempos, así como el don de generar atmósferas sofocantes, letales como el gas sarín y el cianuro. Tanto así que "Shedding Skin" y "Use My Third Arm", pese a no ser tan populares como los clásicos de siempre, contiene y proyecta creatividad infinita, a la altura de una experticia técnica con que la música arrasa con todo a su paso. Eso es Pantera en su esencia, una bestia a la que muchos conocen pero pocos sobreviven para relatar el encuentro con ésta.
Llegando al final de la placa, la 'mala leche' de "Throes Of Rejection", un ejemplo de cuánto puede ocurrir en una sola canción sin perder el hilo, de esas joyas escondidas para el público masivo y a prueba de coincidencias, con los hermanos Darrell dictando clases de dominio técnico al servicio de la música, mientras la garganta de Phil Anselmo escupe sangre a chorros. Como broche de oro, una versión del clásico "Planet Caravan" de Black Sabbath -héroes los de Texas e influencia vital a nivel de sonido y estilo-, muy apegada a la versión original con esos matices de blues y psicodelia con que los británicos hicieron historia en los '70, aunque fuera de lugar respecto al resto de la placa. ¡Cuánto le deben los vaqueros a los Sabs! Bueno, una infinidad de bandas y músicos anda en las mismas.
El golpe a la cátedra que dio el tercer LP de Pantera -contando desde el obligatorio "Cowboys..." en adelante-, se tradujo en la primera gira como cabeza de cartel, incluyendo su histórica actuación en Donington ese mismo '94, compartiendo escenario con Aerosmith, Sepultura y Extreme. Por lejos, entre lo más selecto del Rock y el Metal mundial en ese tiempo.
Por esos días, los cuatro componentes de la banda se encontraban al tope de sus facultades. Dimebag Darrell, genio y figura que no dejaba de sorprender con su sonido revolucionario, mientras Vinnie Paul se anotaba como un referente del Metal en la batería y más allá. En el bajo, Rex Brown cumpliendo como fiel escudero y encargado de la profundidad con que Pantera ultimaba a sus víctimas hasta hacerlas desangrar. Y de Phil Anselmo... bueno, un intérprete y letrista cuya ira con el mundo fue suficiente motivo para una legión de adolescentes que encontró en la música una vía de escape y, al mismo tiempo, una manera de de destruirlo todo cuando el entorno juega en contra.
Más allá de cuál sea el mejor trabajo de estos señores, "Far Beyond Driven" se anota como un trabajo sin desperdicio, una obra diseñada para una generación que vio el resurgir de un estilo supuestamente en peligro de extinción. La dirección que tomó el Metal hace más de un cuarto de siglo fue más allá de lo permitido, pero siempre fiel a la furia de su firma, barriendo con todo sin discriminación alguna. Y lo más importante: sin apellidos que limitaran su alcance. Eso fue y será siempre Pantera, al menos para quien suscribe: una institución que pavimentó su propio camino y allanó el de toda una época que buscaba destapar su rabia contra la mierda presente a diario. De eso se trata en parte la vida: sentirse más fuerte que todo, contra todo y contra todos.
Escrito por: Claudio Miranda
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