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La música siempre será sinónimo de muchas
emociones, así como pueden ser el amor, pasión, euforia, locura o rebelión. La
noche del domingo, fue eso y más, un revoltijo de emociones; una fiesta donde
todos se juntaron a tomar unas cervezas y disfrutar de eso, el buen y maldito
rock.
Se había anunciado que la tertulia sería a
lo grande, sin embargo, siempre hay invitados que se hacen esperar.
Lamentablemente, Dee Snider sufrió
un retraso de una hora para su show, detalle que preparó mejor el desarrolló
del show y que permitió brillar a sus figuras más que antes.
Siendo las 20:15 salen al escenario Exxocet, banda nacional que fusiona el
Glam con elementos de Metal y Hard, pero lo mejor no es que lo cuente yo, sino
cualquiera de los auditores que se dieron vuelta a mirar.
Era inevitable ver lo que la maquillada
pandilla estaba haciendo en escenario, con una puesta escénica cada vez más
pulida y un sonido avasallador. “Cannibal
Carnival”, “Mighty Jungle” y “Estrella Fugaz” dieron el arranque a un
show lleno éxitos y que presentó mucho material nuevo. ¿Fue eso un problema?
para nada, y es que lo que el grupo viene presentando tiene una calidad que
dejó a varios preguntándose ¿de dónde salieron estos chascones?
Exxocet dio muestra de lo que un conjunto
que aspira a la cima tiene que hacer, queda camino por recorrer claro está,
pero van en la senda indicada. Si no pregúntenle al vocalista Chris Lion, quien se hizo rugir como
nunca cuando se le apagó el micrófono en “Alive”
y su agudo se replicó en todo el recinto sin depender de la amplificación,
¡tremendo!
Un espectáculo redondo y que les dio el
lujo de cerrar con “Eagle Fly Free”
de Helloween y su himno “M.B.S.S.”. Así ofrecieron una performance
de más de una hora, con un gran profesionalismo, incluso de su baterista recién
llegado y de sólo 16 años.
Un conjunto que va como misil directo a su
objetivo, ser los mejores y que el público le reconoció con una tremenda
ovación, porque como pocas veces pasa con el telonero, acá sí estaban todos
atónitos mirando la fiesta de estos “glamers”.
La espera fue larga, y es que los problemas
en el aeropuerto retrasaron a Snider,
pero el público fue paciente y aguantó bastante bien, para a las 22:00hrs
comenzar su reencuentro con la leyenda del rock.
“Exiter”
de Judas Priest preparó a los
presentes, pero no pasó mucho para que Dee
saliera con todo a su paso, dejándolo todo en el escenario con la tripleta
compuesta por “Lies Are Business”, “Tomorrow’s No Concern” y “You Can’t Stop Rock N’ Roll”.
El frontman de Twisted Sister muestra una energía única, y pese a sus
inconvenientes personales se nota su gozo arriba del escenario y es que, la
verdad, se le hace poco el espacio con todo lo que hace (incluso bromeo con
ello). “American Made”, siguió junto
a un pequeño cambio de letra alusivo a los chilenos, pero el caos se desata
cuando de sorpresa llega “Burn In Hell”.
Dee tiene al público en el bolsillo, junto a su joven banda no necesita grandes pausas, sólo respira y toma agua para seguir arrasando con lo que se le cruce. “I Am The Hurricane” fue una de las sorpresas para todos, y es que el público venía con sus tareas hechas y muy al tanto de las últimas entregas de Snider. Canciones coreadas por gran parte de la audiencia.
Dee tiene al público en el bolsillo, junto a su joven banda no necesita grandes pausas, sólo respira y toma agua para seguir arrasando con lo que se le cruce. “I Am The Hurricane” fue una de las sorpresas para todos, y es que el público venía con sus tareas hechas y muy al tanto de las últimas entregas de Snider. Canciones coreadas por gran parte de la audiencia.
Sin embargo, hay clásicos que no pueden
faltar y “We’re Not Gonna Take It”
llegó por partida doble (también en su versión “Huevos Con Aceite”) que tuvo a todos riendo y saltando de la
euforia. “Ready To Fall” fue una
sorpresa para los más fanáticos del veterano, y es que el single de Widowmaker se llevó una más que
positiva recepción de todos.
El momento más emotivo de la noche cae con
“The Price”, la balada que rindió
homenaje a varios héroes del rock que han caído en estos años, siendo un homenaje
para su excompañero A.J. Pero.
Acá aprovecho de criticar el que es el
único detalle del show, porque si tuvo un problema, y es la proyección en la
pantalla. Si bien resultó a la perfección para el single anterior, el resto del
show tuvieron dificultades para poner imágenes y cuando estaban se pixealaban
por las resoluciones. Si no están preparadas o planificadas previamente para
usar, mejor no utilizar ese recurso y colgar un telón fijo, de lo contrario se
vuelve algo disonante a lo que pasa en escena.
“Become
The Storm” fue una sorpresa del disco solista de Snider y que tuvo buena acogida, con los fans que corearon cada
parte del estribillo. La situación fue aplaudida por Dee y ejecutó la clásica “Under
The Blade”, reconocida por todos los fans en el lugar.
Finalmente, el cierre de su espectáculo
llega con “I Wanna Rock” y “For The Love Of Metal”, donde el primer
single tiene uno de los momentos más mágicos de la noche, cuando el vocalista
tira el micrófono al suelo para aplaudir a sus fans, por la energía al cantar
con él. La situación paró en seco la canción, pero siempre con alegría y el
humor característico de Snider.
La presentación del Twisted Sister no es larga, son sólo 75 minutos, pero la potencia
que ofrece en vivo es inigualable. Dee
Snider es de esas leyendas que sólo necesitan cinco minutos y un escenario
para dejar en claro porque llevan años haciendo lo que hacen.
Pudo haber tenido problemas en el
aeropuerto, y se aplauden las gestiones de la productora por tenerlo lo antes
posible en el escenario, pero una vez arriba a De ese le olvida el mal rato y
todo es por amor al metal y rock. Una noche llena de entrega y pasión, de dos
bandas que aman lo que hacen, que tuvieron pequeños detalles, pero que ninguno
opaca sus presentaciones. Fue un encuentro entre el pasado y el futuro, y el
balance es que el rock jamás podrá morir con los cimientos y la vanguardia que
hoy en día tiene.
Escrito por: Felipe Pino Guerrero.
Fotos: Antonia Bisso
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