¿Con qué propiedad puedo hablar de Baroness? Con la de una persona que, gracias a la recomendación de un amigo, allá hace una década exacta, queda marcando ocupado con la brisa refrescante con que "The Red Album" inaugura el viaje sonoro hacia el corazón de la psicodelia en su forma más pura. Un trabajo editado en 2007, dos años antes del golazo con "Blue Record", la placa que, por entonces, situó a los de Savannah al estrellato mundial. Y en este caso, descubrir la novedosa propuesta de estos señores implicaba algo más allá de "solamente" la música, con el permiso de los puristas.
Hablar de Baroness, en primera instancia, es referirnos a un principio universal: "Todo entra por la vista". Imposible hablar de la música, en este caso sin referirnos a sus portadas repletas de fantasía psicodélica, imágenes cuyo contenido lisérgico cobran vida y forma real a medida que cada disco es reproducido en su totalidad. Y gran parte de este éxito a nivel artístico se debe a la mente detrás de este monstruo que parece no conocer de límites ni puntos débiles: John Dyer Baizley.
Nacido en Pittsburgh hace 49 años, la carrera de JDB ha sido más reconocida, curiosamente, por su carrera como diseñador e ilustrador que por sus virtudes como genio musical. Pig Destroyer, Kylesa y Torche son solo algunos de los nombres que aparecen en su currículum, además de un reciente diseño de polera para Metallica. La información respecto a su carrera y trabajo, en primera instancia, parece escasa y el halo de misterio en su figura se reduce a lo justo y preciso, alejado del mainstream. No obstante, es cuestión de tasar sus trabajos como ilustrador para hacernos una idea respecto a un personaje cuya creación musical se define como el fiel reflejo de su visión como artista visual y creador de paisajes y personajes cuya aura mitológica tiene mucho de inspiración en el mundo real.
Lujuria, vanguardia, simbolismos relacionados con el lado oscuro de la naturaleza, con la enfermedad y la muerte tomándonos de la mano para invitarnos a iniciar un camino sin retorno. Por supuesto, tomando en cuenta que la gran mayoría de sus creaciones son protagonizadas por bellas mujeres, todas encarnando esa oscuridad a la cual parece imposible resistirnos. Como su mismo creador lo indica en su sitio oficial, los monstruos perfectos de su firma tienen el don de sumergirte en sus propios encantos, coqueteando peligrosamente con el borde del precipicio.
La idea del peligro como un elemento fascinante responde a la influencia determinante de referentes como Roger Dean, el hombre detrás del logo y las icónicas portadas espaciales de Yes -su currículum también incluye nombres con el peso de Uriah Heep, Gentle Giant, Budgie y el supercombo progresivo de los '80 Asia- y una de las figuras clave en el desarrollo del Prog Rock de los '70 como una identidad genuina, con la música aportando al concepto en toda su extensión. Por otro lado, También es menester destacar el papel de Ed Repka, el ilustrador del Thrash Metal de los '80 y cuyas míticas portadas para Megadeth, Evildead y Nuclear Assault hablan por sí solas respecto al género en su esencia. Po ende, se explica esa mezcla con que JDB forjó su sello artístico, encontrando dos mundos distintos -en apariencia- para que converjan en un propósito en común.
Ahondando un poco más en la obra de oriundo de Pittsburgh, resulta chocante de entrada la idea de un mundo apocalíptico con matices propios de la primavera. En un mundo donde se tiende a asociar, culturalmente, la muerte con la decadencia, Baizley nos ofrece una visión tan descabellada como revolucionaria en su concepción; un paisaje onírico, cuya decadencia se manifiesta a través de las flores y las frutas que surgen de sus árboles y plantas respectivas con la vitalidad juvenil de la mencionada estación del año. Por otro lado, la tentación de la carne a la que hacen referencia las escrituras bíblicas, no puede estar mejor retratada; personajes cuya figura sensual nos sumergen en un sublime trance de erotismo puro, pero a medida que contemplamos estas figuras, descubrimos ciertos detalles que generan desconcierto. El rasgo metamórfico con que estos seres burlan el paso del tiempo y abrazan la muerte como el mayor placer carnal que puede haber.
Mencionamos a Roger Dean y Ed Repka un par de párrafos más arriba, debido a que la técnica de JDB, al menos en apariencia, no denota mucho alguna formación de corte académico. En ese aspecto debemos sumar el nombre de Rick Griffin, conocido por su fundamental aporte a la psicodelia en todo su esplendor y reconocido por sus trabajos para Grateful Dead, la legendaria banda californiana que encarnó los valores de un movimiento que barrió con todo límite artístico y musical en su fórmula, además de una interesante incursión en el comic y su conversión religiosa en 1970, esta última jugando un papel importante en el trabajo artístico del californiano. Su proyecto denominado "The Gospel Of John" asoma como una influencia de gran importancia para John Dyer Baizley, para quien la espiritualidad proyectada en sus creaciones resulta un elemento de primera necesidad.
Que el sonido Sludge Metal con que la oleada liderada por Baroness, Mastodon y Kylesa se manifestara con ese equilibrio brutalidad-delicadeza a partir de la década pasada, en gran parte le debe su auge a una mente que expande sus pensamientos hacia terrenos prohibidos y repletos de misterios con aroma a encanto y locura. Y con mayor sentido tomando en cuenta que cada disco de las bandas mencionadas despierta la inquietud propia del coleccionista de arte en todas sus formas. Música e ilustración, Rock y sensualidad, psicodelia y erotismo hasta los confines de la muerte. Gracias a los tipos como John Dyer Baizley, el álbum como experiencia pocas veces fue reivindicado como tiene que ser, en base a esos monstruos que despiertan el lado más oscuro y fogoso la naturaleza humana.
Recuerda que Baroness se presenta este viernes 21 de Junio en el Club Blondie de la capital. Puedes adquirir tus tickets acá!
Escrito por: Claudio Miranda
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