Casi cuatro décadas de espera que se redujeron a nada anoche en el Club Rock & Guitarras de la capital, con un debut pendiente para los fans del Heavy Metal de viejo cuño en estos rumbos. No es un misterio el hecho de permanecer enterrados bajo las arenas del tiempo durante largos años respecto a colegas y discípulos más aventajados, pero un nombre como el de Raven ya es obligatorio para todo metalhead que se declare como tal. Y son esos tres primeros discos legendarios -cuatro si sumamos el recordado "Stay Hard" (1985)-, los que hicieron escuela para las generaciones posteriores, por lo que tanto a nivel de repertorio como de espectáculo, la visita de los de Newcastle era todo un imperdible para quienes crecieron al alero de las viejas glorias del género, incluso más allá de los consagrados Judas Priest y Iron Maiden.
Por supuesto, como en toda gran fiesta, los invitados también tienen algo que decir y, a nivel local, Exxocet viene de hace un buen rato forjando un presente fructífero en todo sentido. Ad portas del próximo lanzamiento de su flamante LP "The Mighty Jungle", el quinteto nacional aprovecho la jornada para calentar motores en base a un espectáculo deslumbrante en su esencia, combinando su aplastante personalidad escénica con una propuesta que descoloca y barre con todo prejuicio respecto al Heavy Metal y los dogmas que giran en torno. Por eso es que el potente inicio con "Rock & Roll" y Cannibal Carnival", ambas de la placa mencionada, nos pilla desprevenidos y sin otra opción que entregarnos al poder supremo del Heavy Metal con esas melodías diseñadas para tatuarse en tu mente y sentidos.
"Battleline", "Speed Of The Wind", "Raise Your Fist" y "Heavy Metal Angels" -agregando una excelente versión de la inmortal "Painkiller" de Judas Priest-, todas del LP debut "Rock & Roll Under Attack" (2015), todas echando fuego y dando cuenta de cómo un acto en vivo nacional se mueve y ataca en su propio terreno, adquiriendo la categoría internacional que solo un puñado es capaz de lograr en base a sus propias armas. Tanto la solidez de la base rítmica como las guitarras en llamas, ambas cualidades esenciales para entender el efecto que genera la música, sumando la presencia del cantante Chris Lion y un dominio escénico que seduce e intimida por igual, de frente y sin vacilar. Para Exxocet, al menos tomando en cuenta el show de anoche, solo buenos augurios respecto cuando se nota el profesionalismo y la entrega con que el Rock/Metal chileno apunta hacia lo alto y más allá de lo imaginable.
Quizás el nombre de Leather Leone sea poco familiar a nivel masivo, pero para quienes siguen su carrera desde los tiempos al frente de los míticos Chastain, fue un momento de comunión con un baluarte del Heavy Metal de los '80 en su forma más pura.Tampoco resulta casual que "Juggernaut" fuera el track encargado del puntapié inicial, teniendo en cuenta que el LP editado el año pasado -luego de muchos años de ostracismo musical-, marcó el regreso de la menuda cantante al circuito, congregando a la fanaticada más acérrima en clubes de reducida capacidad para ofrecer un espectáculo tan íntimo como incendiario.
A nivel de repertorio, no faltó ni sobró nada. No solo "Leather II" tuvo la presencia que merecía; la inclusión de "Shock Waves" -del álbum del mismo nombre, editado en 1989- nos situó en los días de su debut en solitario, y vaya de qué forma! Con un timbre que fácilmente emula al de Rob Halford, Leather dio cátedra de entrada sobre la relación entre el trabajo duro y el Heavy Metal, agregando su arrolladora personalidad y una banda compuesta por músicos elegidos con precisión quirúrgica. Porque sólo así se entiende la contundencia de esta máquina que extiende su funcionamiento más allá de acompañar a la entrañable cantante y anoche quedó demostrado sin contrapeso aquello.
Además de su aventura solista, también hubo espacio para satisfacer los deseos de una fanaticada que creció con leyendas de culto como Chastain, por lo que "We Bleed Metal", "Angel Of Mercy" y "Voice Of The Cult" bastaron para coronar un show redondo, sin puntos bajos y suficiente como para hacernos entrar en calor, cuando la noche santiaguina ya registraba temperaturas bajísimas a esas horas. Y hay que agradacerle a Leather por ello, además de recordarnos que, si el Metal está en la sangre, no hay nada que objetar.
Ya en el corazón de la medianoche, la larga espera se volvió cenizas, y tanto la aparición de los hermanos John y Mark Gallagher como el cañonazo inicial de "Take Control" terminó por convencernos sobre lo real de un sueño que, hasta hace más de un lustro, parecía imposible. Incluso con John lidiando con algunos problemas de sonido en su bajo, lo que importaba era que Raven por fin pisaba un escenario chileno. Quizás no fue un inicio perfecto, pero de ahí en adelante, el espectáculo sería total, hasta llegar a lo alto en menos de lo esperado, como quedó demostrado con la siguiente "Hell Patroll". La vieja guardia del Heavy Metal británico, rejuveneciendo con la espo0ntaneidad propia de los grandes.
Casi dos horas de "rock atlético", como los de Newcastle se refieren a su propuesta desde los albores de su carrera, en que el Heavy Metal dio cuenta de esos bríos que nunca se fueron. Los años no pasan en vano y eso es irrefutable, pero para una banda que ha hecho del escenario su hábitat natural durante cuatro décadas sin interrupción, ese principio se va al carajo. Y alguien cree que suena exagerado lo anterior, ahí están "All For One" y "Hung, Drawn & Quartered" para abofetearte y hacerte reaccionar. Himnos que se entonan con puño en alto y dejando la vida, como tiene que ser el Heavy Metal. Por supuesto, y si bien los clásicos rigen, también hay espacio para presentar novedades como "Top Of The Mountain", adelanto de lo que será la próxima placa en estudio de estos veteranos atletas de Metal, seguida por la omnipotente "Rock Until You Drop", la que titula su clásico trabajo debut y cuyo coro terminó por echar abajo el recinto santiaguino, al igual que el duelo bajo/guitarra con que John y Mark Gallagher hacen de la diversión un estilo de vida y pensamiento a prueba de todo.
De los dos hermanos, podríamos decir que John Gallagher fue a quien más se le notó esa segunda juventud con que su sexta década de vida regresó a la veintena de sus años mozos, corriendo y moviéndose sobre el escenario con la vitalidad propia de un eterno benjamín. Y aprovechando su espacio en solitario, da gusto poder apreciar tamaña categoría en las seis cuerdas, dejando las tripas en cada nota, en cada riff, en esos solos que sólo se pueden ejecutar con la sangre ardiendo hasta el vapor, sin consumirse nunca. Tras cartón, la dupleta compuesta por "Faster Than The Speed Of Light" y "Fire Power", necesaria y bienvenida en todo su esplendor. Por cierto, el desempeño del baterista Mike Heller -actualmente en Fear Factory y dueño de un currículum tan extenso como envidiable- es abrumador; una máquina incombustible en los tarros y dotado de una pegada que destila salvajismo y buen gusto por igual.
Así como "Rock Until You Drop" (1981), "Wiped Out" (1982) y "All For One" (1983) concentran todo el setlist para la noche, también hay lugar para "Stay Hard" (1985) un disco tan amado como odiado por igual. El corte que titula la placa aterriza para transformar el recinto en una 'pista de baile' y con la fuerza de su coro esparciéndose en cada rincón. De inmediato, el "hit single" de los británicos, la megaclásica "On And On" y ese coro de estadio con que el espacio se amplia y el público se multiplica como si nada. Memorable en todas sus líneas, una fiesta en honor al Heavy Metal como una causa más seria y sustancial que la vida misma.
Así como Mark tuvo su momento en solitario, también John aprovechó de demostrar sus habilidades como bajista versado y cultor de un sello sonoro a la altura de una sensibilidad musical que puede sorprender a quienes miran a huevo el legado de Raven. Un bajo distorsionado -a la usanza del malogrado Cliff Burton- que, por ejemplo, se da el lujo de citar a referentes como Led Zeppelin, al mismo tiempo que el virtuosismo de su "playing" se desnuda para probarnos que no hay truco en ello. Desde lo intacta de su prodigiosa voz -esos agudos, por Dios!, una firma indeleble- hasta su experticia técnica en las bajas frecuencias, el tipo en su totalidad es un referente universal como músico, creador y maestro de ceremonias. Imperdonable, por lo tanto, el poco reconocimiento en este rincón del mundo, al menos.
"Break The Chain" y "Mind Over Metal" nos introducen en la recta final, con la segunda erigiéndose como una delaración de principios respecto al prejuicio aún existente respecto a los fans del Metal a nivel global y esa 'locura' que tanto nos achacan desde afuera. Raven lo sabe de sobra porque así ocurrió en la década del '80, desplegando su espectáculo en medio del escepticismo con que cierta prensa ninguneaba a quienes se atrevían a ofrecer sobre el escenario algo más que música bien tocada. Y ese pensamiento adquiere mayor sentido en el remate con "Don't Need Your Money", el single debut de los de Newcastle y uno de esos himnos que permite comprender la integridad de estos hermanos que, a diferencia de otros hermanos con el mismo apellido, sí se la jugaron por el Rock como una causa por la cual vivir y morir.
Si bien tambén hubo espacio para su medley de clásicos del Hard Rock y el Heavy Metal -compuesto por clásicos de AC/DC, Black Sabbath, UFO y Judas Priest-, la historia de Raven y su etapa dorada recobraron la importancia que merece por derecho propio. Quizás los fans más exigentes pondrán hincapíé en lo amplio del catálogo de Raven, pero para ser la primera vez -y soñar con una segunda, como lo prometió John: "volveremos el próximo año!"-, no hay derecho a pataleo. Lo que cuenta es que, en medio de la gélida noche santiaguina, la Patrulla Infernal liderada por los hermanos más locos del Metal aumentó la temperatura ambiental en base al su Poder de Fuego, el poder del Rock más pesado y pirotécnico del mundo. Historia y espectáculo, cuando van tomados de la mano, son capaces de hacerte disfrutar el Rock hasta lo que aguante tu cuerpo, el mío y el de la inmensa minoría.
Fotos por: Priscila López
Escrito por: Claudio Miranda
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