#DeCulto - "The Fragile": Alcanzando el cielo desde el mismo infierno


Si abordamos el asunto en forma somera, podemos referirnos a "The Fragile" como una obra maestra por derecho propio, y es totalmente válido. La ambición artística de Trent Reznor es una constante a lo largo de los 30 años que lleva Nine Inch Nails como nombre de referencia en un panorama musical que, hasta la década del '90, creía que todo ya estaba escrito. Tras el batatazo del multiventas "The Downward Spiral" (1994), el mundo estaba a los pies de Reznor, un revolucionario cuyo nivel de transgresión lo elevó a la categoría de 'gurú' para una camada de músicos que vio en su figura un Mesías del Rock alternativo. Desde revelaciones de la época como Marilyn Manson hasta consagrados inconformistas como David Bowie, nadie podía permanecer indiferente al fenómeno liderado por el músico y productor del momento en esos tiempos.

Hilando fino y tomando en cuenta el concepto detrás de cada trabajo, "The Fragile" no era un producto de la casualidad. "The Downward Spiral" fue editado en 1994 y hubo un lapso de cinco años en que Reznor vivió en carne propia los extremos del estrellato. Nine Inch Nails, su criatura y "alter-ego", se volvió tan intocable como destacado y su éxito transversal terminó por validar una fórmula que intercalaba vanguardia musical con un sentido de la provocación llevado muchas veces hasta más allá de lo permitido, y con una agresividad que le valió ganarse a una legión de adeptos provenientes de Metal. Por otro lado, el nombre del álbum más exitoso hasta la fecha parecía una autoprofecía, y de las más desgraciadas: el comportamiento autodestructivo del reputado productor y músico adquirió ribetes preocupantes, muchas veces lidiando con la muerte como quien juega con fuego. 

Durante 1994-99, Trent Reznor se vio involucrado en una serie de proyectos y colaboraciones que ayudaron a cimentar su carrera profesional y artística. Su colaboración con David Bowie en el single "I'm Afraid To Americans" -con aparición estelar en su videoclip respectivo- fue un sueño de fan realizado. "Lost Highway", la aclamada película de David Lynch, le debe gran parte de su éxito en taquilla a su icónica banda sonora, producida por Reznor. Marilyn Manson daba el golpe a la cátedra con el supremo "Antichrist Superstar" (1996), un trabajo que contaba con el de Pennsylvania como supervisor en su producción. Todo aquello por nombrar lo más selecto de sus trabajos mientras Nine Inch Nails se encontraba durmiendo para recobrar fuerzas y retornar al estudio en grande... y en formato doble.


   Curiosamente, los años más productivos -y trabajólicos- del propio Reznor coinciden con el espiral de autodestrucción en que se sumió como si sólo delante de su mirada no quedara más que un destino pintado de negro. Las adicciones y la muerte de su abuela -quien lo crió desde los 6 años- terminaron por detonar una crisis personal que, en cualquier caso, pudo tener consecuencias fatales. La reyerta con Manson y el posterior quiebre con quien fuera su amigo y protegido, no hacía más que agrandar una bola de nieve en pleno derrumbe y, al mismo tiempo, dejaba en evidencia el amargo sabor de una carrera en ascenso que, paradójicamente, podía terminar con la vida del renombrado productor que, pasados los 30 años de edad, ya no quería saber nada de la música, al menos por  un buen tiempo.

   El ejercicio de autoindulgencia llevado a cabo en "The Downward Spiral", supuestamente le dotaba a Reznor de una paz mental y espiritual que lo liberaba de sus demonios para darle armonía su vida. Craso error: esa misma autoliberación fue la que le terminó sumergiendo en la oscuridad a la que tanto temía (?), con el tormento de la ruina moviendo los hilos de sus acciones y pensamientos de forma negativa. La idea del suicidio estuvo ahí latente, lo que nos da una clara idea sobre cómo alguien que lo tenía todo, en realidad, se encontraba atrapado en su propio infierno. Y ese sentimiento de tormento y pérdida sería determinante en la concepción de "The Fragile", un disco sin la agresividad visceral de su antecesor del '94, pero dotado de belleza, calidez y tristeza. Elementos esenciales en una placa que nos muestra a su creador desnudo, exponiendo su fragilidad como ser humano y conviviendo con su peor enemigo mientras camina por la cuerda floja: él mismo.

   Si para muchos el encanto de "The Downward Spiral" radicaba en la perversión de su relato y la personalidad controversial con que Nine Inch Nails barría con los estamentos de lo políticamente correcto, "The Fragile" iba más allá y se atrevía a mostrarnos el dolor interno de su creador. ese sufrimiento que se esconde bajo una piel ruda que no le teme a nada y, como el mismo Reznor lo reconoció hace unos años, cree que su inteligencia lo mantendrá inerme a los peligros que implica ser estrella de Rock. La montaña rusa con que el álbum nos lleva de la mano al averno espiritual de Reznor durante sus más de 100' de música y sonidos de todo tipo, nos proporciona una sensación similar a la que experimenta cualquier adicto a sustancias como el alcohol y la cocaína. Bocanadas de euforia que te sitúan en la cima del mundo y un oleaje de tristeza que te envía al fondo de todo hasta ser consumido por la oscuridad. 

   Rescatable que Trent Reznor decidiera inmortalizar su 'Via Crucis' personal en una placa doble, divididas en "Left" y "Right", ambas partes dotadas de la cohesión suficiente para mantener en la totalidad de la placa esa sensación de angustia y castigo con que "The Fragile" pone a prueba nuestra inteligencia emocional. Por otro lado, la conexión entablada entre las más de 20 piezas que componen el doble LP se manifiesta como un eterno círculo de muerte y desesperanza, donde la lucha con nuestro ego se hace tan tortuosa como necesaria mientras la música fluye entre la ira y la reflexión.

   Yendo al aspecto de la producción, hay que recalcar que el genio retorcido de Trent Reznor no basta por sí solo sin una selección de nombres que, al menos en este trabajo, se despacha un aporte fundamental en favor del todo. Adrian Belew, Mike Garson, Page Hamilton, Tony Thompson, Dr Dre, Bill Rieflin y John Lewis son sólo algunos componentes de este "dream team" con que Nine Inch Nails retomó su senda para entregarnos una obra donde convergen la grandeza artística y la decadencia humana en toda su forma. Y si le sumamos la labor adicional del mítico productor Bob Ezrin como gran responsable del resultado final, podemos explicarnos en gran parte la vibra sofocante y abrasiva del álbum, así como la frescura de un sonido que, después de 20 años, se mantiene adelantado a todo lo que ha surgido hasta hoy.

   Quizás en otra ocasión repasaremos en estas líneas el álbum con mayor profundidad, pues se trata de un descenso real hacia el inframundo mental de un Trent Reznor que, afortunadamente, saldría airoso de sus conflictos internos, aunque para ello habría que recorrer un largo camino de espinas. Pero si es por destacar los pasajes más destacados de esta obra, piezas como "The Day the World Went Away" -vaya título cuando se trata de mandarlo todo a la cresta-, "Pilgrimage", "Into The Void", el hit por excelencia "We're In This Together" -el single más exitoso y, aunque cueste creerlo, interpretado en vivo en muy contadas ocasiones, allá en 2007, ¡8 años después de su estreno!-, y la más brutal "Starfuckers, Inc" -un ataque sin sutilezas hacia la industria del Rock y sus rostros-, resaltan como auténticos clásicos en un repertorio que da para todo sin límites de ninguna clase.

   De cualquier forma, "The Fragile" es de esos trabajos que hay que saber apreciar dependiendo del estado anímico en que uno se encuentre, con una muralla de sonido tan ecléctica en su esencia como demoledora respecto a al mensaje escrito en su superficie. Un asunto de innovación y sangre, sobretodo lo segundo. Porque en su momento más bajo a nivel personal, Trent Reznor se la jugó por tocar fondo por completo antes de llegar a lo alto; antes de tocar el cielo, descendió al mismísimo infierno, incluso sin siquiera saber si saldría de ahí para contarlo.


Escrito por: Claudio Miranda

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