Me remito de entrada a la experiencia personal y, en el caso de Scorpions, puedo decir que entra directo a la categoría de redescubrimientos, o descubrimientos dobles, como quiera llamarlo. La primera vez que supe de la existencia de los alemanes fue allá en la década del '90, primero con la balada "Wind Of Change" y otras canciones del mismo calibre. Poco después llegaría a mis manos un cassette compilado que, además de la canción mencionada y la archiconocida "Still Loving You", me dejaría con peinado de langüetazo con su selección de canciones de alto calibre rockero, entre ellas "Rock You Like A Hurricane", "No One Like You", "The Zoo" y el Heavy Metal al hueso de "Blackout". Sí, Heavy Metal hecho en Alemania, con la metralla riffera yendo de la mano con una orientación melódica a la que ni el metalero más duro se puede resistir. Ni siquiera a las baladas.
La segunda vez que descubrí a los teutones fue a comienzos del presente milenio, asumiendo que Scorpions era eso que escuchaba en mi Walkman durante mis años de Enseñanza Media y nada más. Craso error: mi tío, el hermano mayor de mi vieja, tenía en su colección un álbum que me dejó aún más en shock respecto a cualquiera de los "clásicos" que suenan en la radio. Y es que "Virgin Killer" (1976), partiendo desde su controversial portada, fue una sorpresa de la que aún quien escribe no se repone, a lo que debemos sumar la crudeza del sonido de los alemanes durante la década del '70, más ligado a la psicodelia y el Blues que del Hard Rock pegajoso que los consagraría a nivel mundial durante la década siguiente.
En la alineación que alcanzó la cima del mundo, resaltaba la figura de Matthias Jabs, un guitarrista dotado de una técnica exquisita y un feeling potente, a lo que debemos sumar la pirotecnia con que sus solos acusaban la influencia de Eddie Van Halen -el rey de la guitarra eléctrica durante la década del '80- pero con una vibración metálica acorde a la naturaleza Heavy de estos Scorpions que lograban llegar por igual al público 'metalhead' y al no tanto. Cuestión de tasar su trabajo en éxitos como "No One Like You", "The Zoo" -el manejo de la Talk Box, magistral- o "Can't Get Enough" para reparar en la juventud con que los alemanes se anotaron como estrellas y se mantuvieron vigentes hasta comienzos del '90, mientras la mayoría de sus contemporáneos se sumergía en las aguas de la decadencia.
Antes de la llegada del talentoso Jabs, su lugar lo ocupaba un tal Uli Jon Roth, un personaje que, bajo su estampa hippie, se dotaba de una calidad técnica que hizo escuela y se alzó como revolución para todo el Rock del orbe. Dueño de un estilo que se movía con libertad entre el blues y la música docta, el fuego sonoro que emanaba de los amplificadores le valió a Roth comparaciones acertadas con Jimi Hendrix, quizás su referente más cercano al momento de forjar su propia identidad artística. Como anécdota es vital mencionar el aporte del futuro guitarrista de UFO Michael Schenker en los inicios, culminando en el debut "Lonesome Crow" (1972) y regresando en 1979 para registrar su trabajo en algunos pasajes de "Lovedrive", pero nada de aquello empaña el éxito con que trabajos de la talla de "In Trance" (1975), el propio "Virgin Killer" (1976) y el definitivo "Taken By Force" (1977) marcaron una era de culto para los fans del Hard Rock setentero en su forma más pura y transgresora.
El Scorpions que conquistó el planeta en los '80 inauguró su ciclo dorado con un hit infaltable en sus directos: "Holiday" la primera power ballad con que los alemanes empezaban a llamar poderosamente la atención en los estados unidos, rompiéndola más tarde con "When The Smoke Is Going Down", la archiconocida "Still Loving You" y culminando con "Wind Of Change", el himno por antonomasia del fin de la Guerra Fría y la caída del Muro que separó a Berlín durante más de dos décadas. Por otro lado, la descarga incendiaria de "Rock You Like A Hurricane" y el coro de estadios de "Big City Nights" también ayudaron a cimentar el éxito total con que "Love At First Sting" (1984) tradujo la supremacía de los de Hannover como una de las agrupaciones más importantes del Hard Rock y, por qué no, la cultura pop de aquellos años.
La versión de Scorpions que su servidor desconocía hasta bien entrada la adolescencia, contenía una vibra distinta, mucho más repleta de feeling y vanguardia en su orientación. Desde el krautrock del primer LP, podemos notar una evolución que poco y nada merma su naturaleza heavy, donde los riffs de alto octanaje y la maestría con que las composiciones denotaban la influencia de la música docta sin perder un ápice de su puñete rockero. Una cualidad que podemos notar en el excelso "Taken By Force", donde "The Sails Of Charon", "Steamrock Fever" y "He's A Woman, She's A Man" proyectan el espíritu de una era quizás oscura para los fans novatos pero que para los fans más duros es resulta un deber.
Durante la década del '80, el triunfo mundial de los alemanes se pudo documentar en el tremendo "World Wide Live" (1985), un trabajo en directo que recoge la gira del multiventas "Love At First Sting" y nos presenta a un quinteto en su mejor forma, tanto como espectáculo en vivo como maestros en sus propias áreas e instrumentos. Un testimonio ineludible para todo amante del Heavy Metal en su época dorada, cuando el género de verdad gobernaba el mundo a su antojo y en (casi) todos sus rincones. Prueba de aquello es su versión en VHS, el cual contiene registros de conciertos en California, Japón, París y Rio de Janeiro, con el poder de los alemanes imponiéndose con la clase propia del estrellato pero siempre enfocados en su objetivo.
Si hubiese que resumir el poderío con que los teutones dejaron huella durante los '70, "Tokyo Tapes" (1978) es un documento de lujo. Tanto el repertorio como el hecho de que esos dos conciertos registrados en la capital nipona en dicho año fueran los últimos con Uli Jon Roth en la banda, bastan para hacerse de este doble LP en cualquier colección de Rock duro que se precie como tal, resaltando versiones memorables de "In Trance", "Pictured Life" y "Speedy's Coming" en sus versiones definitivas, mucho más espontáneas y punzantes que en el estudio. De paso, marcaría el final de una etapa que, pese al poco alcance obtenido en USA hasta entonces, se ganaría el cariño de una facción seguidora del Heavy Metal químicamente puro, al punto de que su influencia en la oleada del Power Metal que irrumpió con fuerza en la década del '90 es evidente.
¿Cuál es el punto de unión de ambas etapas? Todo se resume en la constancia de su líder y fundador, el guitarrista Rudolf Schenker. Un constructor y diseñador de riffs por naturaleza, responsable del veneno sónico que los alemanes esparcieron desde los inicios de su carrera, allá a finales de los '60. Por supuesto, un puesto de vital importancia lo ocupa Klaus Maine, quien junto a Schenker ha estado presente en todos los álbumes de la banda y dueño de una inconfundible voz nasal que, en su mejor momento, ayudaba a canalizar ese veneno con que el aguijón alemán podía variar entre el Heavy Metal más trepidante y las melodías más conmovedoras. Dos supervivientes de una era que, pese a los altibajos de la etapa post-'80, se mantuvieron firmes contra viento y marea.
Y bueno, aún es así, tomando en cuenta que la experiencia y la clase caminan de la mano hasta hoy, con un repertorio de clásicos que no envejece ni se malgasta, y una serie de trabajos discográficos que, sin llegar a a la altura de su era dorada, emula en parte los mejores momentos de una época perenne. Y eso es Scorpions en su esencia: un aguijón con dos tipos de veneno, ambos con efectos letales para el organismo humano. Un veneno ingerido a la fuerza pero al que terminas adicto después del primer picotazo.
Recuerda que Scorpions se presenta en nuestro país el próximo Lunes 7 de Octubre junto a Whitesnake. Puedes adquirir tus tickets en este enlace.
Escrito por: Claudio Miranda
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