El fenómeno de Caligula's Horse, contrario a lo que digan los escépticos, tiene razón de ser. Si bien no ha pasado más de una década desde el debut en el estudio con "Moments from Ephemeral City" (2011), el quinteto australiano ha respondido a la altura de lo esperado, incluso anotándose como una promesa hecha realidad para los seguidores del Progresivo en la actualidad. Cuatro LPs editados durante la década en curso, un catálogo que pesa por méritos propios y, por qué no, con tintes de clásico inmediato si tomamos en cuenta la alta factura con que la propuesta de los de Brisbane ha forjado su propio sello.
El batatazo de "In Contact" (2017) se tradujo en una gira mundial con parada obligatoria en nuestro país, motivando la convocatoria de la inmensa minoría que, a pesar de la no repletar en cantidad, destacó como el 6to integrante y parte fundamental de un espectáculo de nivel mundial, con la música como protagonista y la figura de Jim Grey como elemento conductor y frontman realizado. Y esa amalgama de vanguardia y pasión es lo que le da a Caligula's Horse un merecido sitial de honor como referentes con perfil para las ligas mayores, una personalidad que se juega la vida con amateurismo y, al mismo tiempo, expone sus credenciales como profesionales a toda prueba cuando se trata de proyectar su firma sonora hasta más allá del horizonte.
La apertura de la jornada estuvo a cargo de quien debe ser el mayor representante de la guitarra y el Rock instrumental a nivel local. Al menos eso es lo que se nos viene a la mente cuando hablamos de Claudio Cordero, exponente indiscutido del virtuosismo y los sonidos con matices de Prog-Metal y Jazz Fusión. Al frente de Plasma, la efectividad con que transcurre el set es magnánima, primando el espectáculo y la calidad musical, de manera irrebatible y con el público conectando con tamaño despliegue de clase.
"Outatime", "Letting Go", "Megalodon" y "Quasar" desfilan mostrando sus dientes y apuntando a lo alto, abriendo un vórtice hacia otra dimensión sin perder el control en lo absoluto. Breve pero contundente, un deleite para los sentidos y el alma cuando la exquisita técnica con las cuerdas y la pasión en el escenario caminan de la mano hacia el último rincón del espacio sideral.
A eso de las 20 horas, y apenas se apagan las luces, la intro que da paso a "Dream The Dead" barre con la espera y Caligula's Horse realiza su aparición sobre el escenario en medio de la euforia total por parte de sus fans. El track que abre el reciente "In Contact" funciona a la primera y nos sumerge de inmediato en esta travesía sónica de la cual es imposible abstraerse. Un comienzo demoledor, con Jim Grey y el guitarrista Sam Vallen liderando la expedición, la cual completan el guitarrista Adrian Goleby, el bajista Dale Prinsse y el baterista John Griffin. Todos músicos dotados de una experticia técnica a la altura de la innovación con que los australianos graban a fuego su sello.
Si hay un punto a concordar tanto para la crítica como los fans, es el impacto generado durante la década en curso con la publicación de "Bloom" (2015), la obra maestra por excelencia de Caligula's Horse, por lo que su notoria presencia en el set era de esperarse sin dejar de lado el presente. Partiendo con "Rust", el recinto se vino abajo y, de ahí de adelante, los australianos desenrollaron todas sus virtudes como intérpretes y creadores de un estilo que, pese a estar enmarcado como 'progresivo', logra dibujar y colorear su propio lienzo, incluso emulando el estímulo visual de la portada diseñada por Chris Stevenson-Mangos. Impresiones similares en "Firelight, "Turntail" y "Daughter Of The Mountain", todos pasajes excelsos y rebosantes de vértigo y magia en todas sus líneas.
Así como "Bloom" fue protagonista, también hubo espacio para darle una pasada a "The Tide, The Thief & River's End" (2013), su trabajo más pesado y oscuro, del cual originalmente sólo fue incluida en el set "Dark Hair Down", cuya ejecución en vivo es toda una clase magistral. Pero ante un público entregado y que incluso tuvo la osadía de apropiarse de los coros -un alborozado Jim Grey ante la recepción del público, postal para el recuerdo-, había que escuchar el clamor popular y atender el pedido con la sublimidad de "Into The White". Emotivo, supremo y denotando la fluidez con que la música extiende sus dominios con vocación sanadora. Por cierto, menester recalcar el fiato con que Sam Vallen y Adrian Goleby llevan a cabo su tarea en las guitarras, ambos compenetrados en un objetivo en común, mientras Dale Prinsse y John Griffin ejercen su labor en la base rítmica con un sentido abismal del buen gusto y la solidez.
La recepción que tuvo "In Contact" desde su lanzamiento hace un par de años, obtiene su cosecha en los directos, como queda demostrado en "Songs For No One", con Jim Grey entablando una dinámica con el público al inicio y dando rienda suelta a su vena melódica como cantante de primer nivel y maestro de ceremonias. Y si hablamos del contraste como una forma de expresión, la grandilocuencia cósmica de "Graves" se levanta como un coloso que recorre el Sistema Solar en busca de una nueva forma de vida. Majestuosidad pura sin caer en lo banal, una declaración de obediencia a la integridad artística por parte de un conjunto que no sabe de etiquetas ajenas a sus principios.
Como broche de oro, el doblete compuesto por "Bloom" y "Marigold", dando el pitazo final para una jornada de ensueño para los amantes del Progresivo de ayer y hoy. Memorable en cada pasaje y digno de remarcar como una oda al arte en su mayor estado de gracia. Caligula's Horse, en vivo, constituye un viaje sensorial que nos impulsa al contacto con todas las fragancias que nos ofrece su discografía. Para todos los gustos, donde la única exigencia que importa es la que sus autores e intérpretes se imponen como parte de su ADN artístico.
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El batatazo de "In Contact" (2017) se tradujo en una gira mundial con parada obligatoria en nuestro país, motivando la convocatoria de la inmensa minoría que, a pesar de la no repletar en cantidad, destacó como el 6to integrante y parte fundamental de un espectáculo de nivel mundial, con la música como protagonista y la figura de Jim Grey como elemento conductor y frontman realizado. Y esa amalgama de vanguardia y pasión es lo que le da a Caligula's Horse un merecido sitial de honor como referentes con perfil para las ligas mayores, una personalidad que se juega la vida con amateurismo y, al mismo tiempo, expone sus credenciales como profesionales a toda prueba cuando se trata de proyectar su firma sonora hasta más allá del horizonte.
La apertura de la jornada estuvo a cargo de quien debe ser el mayor representante de la guitarra y el Rock instrumental a nivel local. Al menos eso es lo que se nos viene a la mente cuando hablamos de Claudio Cordero, exponente indiscutido del virtuosismo y los sonidos con matices de Prog-Metal y Jazz Fusión. Al frente de Plasma, la efectividad con que transcurre el set es magnánima, primando el espectáculo y la calidad musical, de manera irrebatible y con el público conectando con tamaño despliegue de clase.
"Outatime", "Letting Go", "Megalodon" y "Quasar" desfilan mostrando sus dientes y apuntando a lo alto, abriendo un vórtice hacia otra dimensión sin perder el control en lo absoluto. Breve pero contundente, un deleite para los sentidos y el alma cuando la exquisita técnica con las cuerdas y la pasión en el escenario caminan de la mano hacia el último rincón del espacio sideral.
A eso de las 20 horas, y apenas se apagan las luces, la intro que da paso a "Dream The Dead" barre con la espera y Caligula's Horse realiza su aparición sobre el escenario en medio de la euforia total por parte de sus fans. El track que abre el reciente "In Contact" funciona a la primera y nos sumerge de inmediato en esta travesía sónica de la cual es imposible abstraerse. Un comienzo demoledor, con Jim Grey y el guitarrista Sam Vallen liderando la expedición, la cual completan el guitarrista Adrian Goleby, el bajista Dale Prinsse y el baterista John Griffin. Todos músicos dotados de una experticia técnica a la altura de la innovación con que los australianos graban a fuego su sello.
Si hay un punto a concordar tanto para la crítica como los fans, es el impacto generado durante la década en curso con la publicación de "Bloom" (2015), la obra maestra por excelencia de Caligula's Horse, por lo que su notoria presencia en el set era de esperarse sin dejar de lado el presente. Partiendo con "Rust", el recinto se vino abajo y, de ahí de adelante, los australianos desenrollaron todas sus virtudes como intérpretes y creadores de un estilo que, pese a estar enmarcado como 'progresivo', logra dibujar y colorear su propio lienzo, incluso emulando el estímulo visual de la portada diseñada por Chris Stevenson-Mangos. Impresiones similares en "Firelight, "Turntail" y "Daughter Of The Mountain", todos pasajes excelsos y rebosantes de vértigo y magia en todas sus líneas.
Así como "Bloom" fue protagonista, también hubo espacio para darle una pasada a "The Tide, The Thief & River's End" (2013), su trabajo más pesado y oscuro, del cual originalmente sólo fue incluida en el set "Dark Hair Down", cuya ejecución en vivo es toda una clase magistral. Pero ante un público entregado y que incluso tuvo la osadía de apropiarse de los coros -un alborozado Jim Grey ante la recepción del público, postal para el recuerdo-, había que escuchar el clamor popular y atender el pedido con la sublimidad de "Into The White". Emotivo, supremo y denotando la fluidez con que la música extiende sus dominios con vocación sanadora. Por cierto, menester recalcar el fiato con que Sam Vallen y Adrian Goleby llevan a cabo su tarea en las guitarras, ambos compenetrados en un objetivo en común, mientras Dale Prinsse y John Griffin ejercen su labor en la base rítmica con un sentido abismal del buen gusto y la solidez.
La recepción que tuvo "In Contact" desde su lanzamiento hace un par de años, obtiene su cosecha en los directos, como queda demostrado en "Songs For No One", con Jim Grey entablando una dinámica con el público al inicio y dando rienda suelta a su vena melódica como cantante de primer nivel y maestro de ceremonias. Y si hablamos del contraste como una forma de expresión, la grandilocuencia cósmica de "Graves" se levanta como un coloso que recorre el Sistema Solar en busca de una nueva forma de vida. Majestuosidad pura sin caer en lo banal, una declaración de obediencia a la integridad artística por parte de un conjunto que no sabe de etiquetas ajenas a sus principios.
Como broche de oro, el doblete compuesto por "Bloom" y "Marigold", dando el pitazo final para una jornada de ensueño para los amantes del Progresivo de ayer y hoy. Memorable en cada pasaje y digno de remarcar como una oda al arte en su mayor estado de gracia. Caligula's Horse, en vivo, constituye un viaje sensorial que nos impulsa al contacto con todas las fragancias que nos ofrece su discografía. Para todos los gustos, donde la única exigencia que importa es la que sus autores e intérpretes se imponen como parte de su ADN artístico.
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Fotos: Remigio Olivares
Escrito por: Claudio Miranda
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