Sólo muere lo que se olvida




Un 14 de septiembre de 1973 -año nefasto para la historia del país- sería asesinado el cantautor Víctor Jara, quien se convertiría en leyenda e ícono de la música en todo su esplendor a nivel local y global. Misma fecha, pero 46 años después, Asamblea Internacional del Fuego puso fin a su carrera desde el mismo lugar de donde fue sacado Víctor para luego torturarlo y asesinarlo cobardemente. La USACH fue testigo, en un lapso de 46 años, de dos pérdidas valiosas para la música: una, la de Víctor, y dos, la de Asamblea. Eso sí, no se muere quien no se olvida. En el caso del trovador, su legado aún vive. Tal como lo dijo Emilio, vocalista de AIDF, el tiempo dirá si el mensaje de Asamblea seguirá o no vigente.

Cerca de las 19 horas, el anfiteatro de la Universidad de Santiago fue testigo de la memorable jornada. Tres  lienzos colgaban en los extremos del recinto. Al costado izquierdo se leía claro “Ni Perdón ni Olvido”. Al otro extremo “Libertad para Ramiro”, el ex comandante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez quien dio término a la vida de Jaime Guzmán, ideólogo de la constitución que hoy rige en el país. Fuera del recinto, los seguidores de la banda lucían sus poleras con claras consignas políticas. El show pintaba para rojo y negro. Aunque más tirado a rojo.

Este no es un review cualquiera. Este texto no se trata de contar en orden cronológico lo que ocurrió en el show. Pero de todas formas, es preciso contar que el evento partió con “Rio Mataquito” una oda certera para el inicio de una despedida como corresponde. Para cerrar la puerta como se debe. Poesía absoluta al más puro estilo del guatón Emilio, quien con sentimientos encontrados y con la garganta apretada, daba inicio a la última reunión de la banda junto a sus seguidores.



La analogía con Víctor Jara no es azarosa. Fueron los mismos maestros de ceremonia quienes se dieron el tiempo de recordar y honrar al trovador intepretando “Preguntas por Puerto Montt”. Previo a ello, un grupo de mujeres feministas pertenecientes al “Colectivo 8 de Marzo” dieron un discurso en homenaje a los caídos en dictadura y a las mujeres que hoy luchan contra el sistema capitalista y patriarcal que las minimiza pero que poco a poco combaten y logran derrotar. Y, del que no les quepa duda, derrotarán.



En el transcurso del show, la banda salió con toda su artillería a desplegar lo más potente de su repertorio. “Mate Amargo”, “Comunión” y “Cúbito Radio” fueron parte de un set cargado de conciencia y política. Junto a ello, Emilio y la banda no titubearon al confesar su posición. “Somos de Izquierda. Tenemos el corazón rojo”. Sin temor a nada, dejando de lado el miedo que hoy existe al confesar a la clase que pertenece cada uno. Asamblea no tuvo miedo durante 18 años, menos lo iba a tener ahora.

En medio del show se proyectaron una serie de imágenes emotivas con saludos provenientes de distintas partes del mundo. Cada uno lamentando y agradeciendo a su forma todo lo que la banda entregó mientras permanecieron activos. Algunos desde Europa, otros desde Centroamérica. Unos hablando en español, otros en lenguas indígenas. Pese a la diversidad de los lugares de donde provenían los mensajes, todos poseían un elemento en común: los sentimientos encontrados. La pena y la alegría. La tristeza del cese de un ciclo, y la felicidad del haber disfrutado por años de una banda que hace más que música. Algo que con palabras es complejo de expresar. Algo que va más allá de un simple texto plasmado en un blog.

Tras el breve receso y con los corazones rebosantes de amor, la banda volvió a la carga junto a los suyos. Junto a los hijos que nacieron en el transcurso de los años en que Asamblea dictó cátedra de cómo combatir al sistema con la misma arma que Víctor lo hizo hasta hace 46 años exactos. Emocionados hasta las lágrimas y homenajeando a quienes llegaron, también tuvieron palabras para quienes se fueron. Para quienes partieron durante el período en que sus cachorros crecían y que se convirtieron en parte fundamental de la agrupación.



La jornada fue mucho más allá de lo musical, mucho más allá del hardcore y de cualquier máscara que se pueda adjudicar a un artista. Es complejo expresar en palabras una presentación de dos horas y media que, además de deleitar a los fanáticos de las guitarras, trae consigo un mensaje que busca desesperadamente la forma de trascender y prevalecer. Hacer rock de combate y encarar al mundo con ello no es sencillo. Más aun teniendo en cuenta que se hace desde abajo. Desde la humildad y la sencillez de la clase obrera. La clase oprimida que junto a la poesía y la música de unos pocos, lentamente comienza a resurgir como en el 70 con el compañero Presidente. 


Con la voz quebrantada de un artista, la UTE (Universidad Técnica del Estado) hoy USACH, nuevamente fue testigo de un hito histórico. Dentro del recinto se oyeron con más fuerza que nunca los cortes “Neltume, La Voluntad”, “El Mejor Actor Kabuki”, “Albatros” y “Estambul Número 5”. Decenas de fanáticos subieron al escenario para acompañar a Asamblea en su último show. Tan abruptamente como subían, también bajaban. Pasando unos por encima de otros y cantando junto a la banda. Realizando los característicos surfing crowds de los shows de estas características, pero apañados de un mensaje distinto. Un mensaje potente y directo a las autoridades; particularmente al señor Andrés Chadwick, primo del Presidente de la República quien lleva años apernado en su puesto. El mismo que criticó el nepotismo y hoy se vanagloria y beneficia gracias a ello.



“No olvidamos ni perdonamos” fue una de las tantas frases que se repitieron durante la jornada. Así llegó “El Sonido de los Helicópteros”, una oda a quienes sufren de amnesia en la época del consumo masivo y el reinado de los medios de comunicación y los aparatos inteligentes. Para el final no se hicieron esperar los puños en alto ni las voces que incesantemente gritaron “PIEDRA, PIEDRA. MURALLA, MURALLA”. El momento se vivió con la emoción a flor de piel. Los músicos pidieron que las luces del recinto se encendieran para que así, todos pudieran verse las caras.

“QUE EL VIENTO SE VUELVA HURACÁN”. La anécdota de la tarde. Emilio extrajo esta frase de un rayado que vio mientras transitaba por Américo Vespucio rumbo a su trabajo. Con a la sencillez de la clase obrera, Asamblea Internacional del Fuego dejó los escenarios junto a un claro alegato contra el olvido. Una resurrección necesaria de una memoria rebelde y combativa que según nos muestra la tele, poco a poco se comienza a apagar. Complejo… Complejo creerle a los medios dominados por el capital. El capital manejado por Heller, Luksic o Edwards (heredero de los que dieron pie a la dictadura).

El legado de Víctor permanece vivo aún a exactos 46 años y horas de su muerte. El legado de Asamblea se verá con el tiempo, aunque, de seguro, el mensaje de Emilio, José Miguel, Juan José, Gabriel y Fernando difícilmente corra una suerte distinta. El mensaje de Víctor lo intentaron callar y ocultar, y bien sabemos que cuando intentan callar a uno, son cientos, y hasta miles, los que se levantan para portar dicho discurso como arma de batalla. Asamblea y Víctor son ejemplos de lucha sin transar. Una lucha que día a día se levanta a las 6 am y vuelve con los suyos a casa a las 8pm. Una lucha que toda la semana agradece al monte, agradece a la lluvia y agradece al río que riega la semilla que da el pan que comemos.

Si Asamblea recordó cuando allanaste las casas, cuando apaleaste a los muchachos, cuando les cortaste el pelo a la fuerza, cuando quemaste los libros, el toque de queda, las listas negras en los trabajos, cuando visitaste las fábricas y te llevaste a más de alguno a dar una vuelta. Si Asamblea recordó a Villa Grimaldi, La Venda Sexy, Tejas Verdes, José Domingo Cañas, Chacabuco, Pisagua, Estadio Nacional, Estadio Chile, Colonia Dignidad. Si Asamblea en ningún caso olvidó a los profesores degollados, a calle Conferencia, calle Santa Fé, Varas Mena. Si tampoco olvidaron a Rodrigo Rojas de Negri, a Carmen Gloria Quintana –quemados vivos a la luz del día-, la matanza de Corpus Christi, los hermanos Vergara Toledo, el Cura André Jarlán, los 119 de la operación colombo, ni a Sebastián Acevedo preguntando por su hijo, las madres, las hijas, las esposas que salieron con sus fotos a la calle cuando el coraje escaseaba. Si asamblea recordó todo eso durante dieciocho años y más, el mensaje debe permanecer en la memoria, y propagarse como una plaga. POR SIEMPRE ASAMBLEA INTERNACIONAL DEL FUEGO





Fotos por: Antonia Bisso
Escrito por: Bastián Gómez

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