Finalmente llegó el día en que Slayer tocará por última vez en suelo chileno y las emociones son varias. El punto de encuentro es la ciudad natal de Tom Araya, Viña del Mar y el escenario, pese a ser un día de semana reunió a los seguidores en un encuentro que destacó por su entorno familiar
El Sporting Club ofreció una gran área verde para que los seguidores pudieran ubicarse, siendo muchos los que no dudaron en moverse a la cancha y preparar los múltiples mosh de la jornada, como otros que decidieron mirar desde lejos y sentados en el pasto el emotivo momento.
Todo comenzó con Anthrax, quienes gozaron de un excelente sonido y con un setlist mucho más acotado que en Santiago, sin embargo eso no les restará jamás intensidad. "Cowboys From Hell", "Caught In A Mosh" y "Got The Time" dieron el inicio de su espectáculo, uno que los tuvo debutando en Viña del Mar, cosa que agradecieron desde el escenario para desatar la locura con "Madhouse".
El mosh siempre está presente con los fanáticos del Thrash, no a tan gran escala como fue en SGL, pero eso no le resta importancia a miles de fanáticos que lo dieron todo en la cancha. "I Am The Law" y "Now It's Dark" continúan con el repertorio y tienen a miles de voces cantando e irrumpiendo en la tranquilidad de la ciudad jardín.
"Efilnikufesin (N.F.L.)" desató los cánticos, saltos y puños de los seguidores, quienes disfrutaban de este primer encuentro con los newyorkinos y que tuvo a Belladona en la reja compartiendo con los asistentes y agradeciendo su entrega, mientras la locura continua con "A.I.R." y "Antisocial".
Finalmente, el show de Anthrax cerrará con "Indians", que tuvo cánticos y mosh, donde el "War dance" es el momento de mayor locura. Eso concluyó un setlist breve, pero que fue muy agradecido por los seguidores que comenzaban hoy una nueva relación con una banda que, estoy seguro, volverá a devastar Viña en algún momento.
Pero todos esperan al invitado de honor, al Hijo Ilustre de Viña del Mar, Tom Araya y su pandilla. No tardan en pasar los minutos y todo se apaga para preparar la entrada de Slayer al escenario, uno que no tuvo el telón de Santiago, pero que si entró de forma demoledora y sin pausas junto a "Repentless", "Evil Has No Boundaries", "World Painted Blood", "Postmortem" y "Hate Worldwide".
Lo que hace Slayer es descomunal, entran con una energía y potencia que no da respiros, y es el mismo Araya quien se le nota que está a su máximo para este show, con una voz mucho más desgarrada y potente a la hora de cantar.
Tras cinco temas llegó la primera pausa de la noche y antes que Tom pueda comentar algo los cánticos de "Ídolo" inundan la Ciudad Jardín. Agradecido y mucho más cercano que en otros espectáculos dice que "sólo quiero que pasen un buen tiempo y que se diviertan", frase que fue el pie para "War Ensemble".
Éxito tras éxito es lo que da el conjunto norteamericano y que es coreado siempre por los fanáticos en himnos como "Gemini", "Disciple", "Mandatory Suicide" y "Chemical Warfare". Además, llegaron las primeras bengalas al show, como ya es característico, y que dan esa eterna sensación de que cuando tocan el infierno se abre para ver el espectáculo.
Tom hace una segunda pausa y sigue hablando con los seguidores, con mucho más soltura y relajo que en otras ocasiones, mirando las caras de cada uno y riendo con los gritos que le hacen. Una pequeña introducción le permite presentar parte del nuevo material y que fue muy bien recibido por los porteños, continuando el espectáculo con "Payback", "Temptation" y "Born Of Fire".
Lamentablemente es la hora del remate y acá Slayer, que ya venía tocando a mayor potencia e intensidad que Santiago vuelve a subir las energías y se da el cierre perfecto, donde todo comenzó con "Season In The Abyss", "Hell Awaits" y "South Of Heaven".
Pero aún falta adrenalina y los fanáticos están listos para darlo todo y acá el show busca su punto culmine cerrando con "Raining Blood", "Black Magic", "Dead Skin Mask" y "Angel Of Death", que sorprendió con el último grito y mucho más desgarrador que en otras presentaciones.
Rapidamente los músicos bajaron del escenario, sin mayores palabras ni miradas, menos uno. Araya sólo se queda y mira, mira a cada uno de los seguidores y se le nota en la cara que reconoce a algunos.
No porque sea chileno, sino que es el miembro que más ama esta banda y se le nota, es el que tiene el corazón en la mano y que más emocionado está frente a esta partida. Tiene la bandera chilena aferrada a la mano y por primera vez lo escuchamos hablar un poquito más. "Gracias por todo, gracias por estar todo este tiempo con nosotros.... los voy a extrañar" dice con los ojos llorosos y con sus fanáticos en un silencio poco habitual de los seguidores del thrash.
Finalmente llegó su "Viva Chile Mierda" y cerró un capítulo en la historia de la música metal. Slayer nos deja y pasa a ser una leyenda del metal, junto con Tom Araya como el chileno que triunfó con su banda en el mundo entero, pero también dio comienzo a una nueva etapa que encabezará Anthrax, donde muchas más bandas querrán ir a Viña, porque este show marco el inicio de algo nuevo y el término de una larga historia.
La mejor forma de concluir es con las palabras de Scott Ian, "hoy y en esta tarde, todos los que estamos acá somos sobrinos de nuestro Tío Tom".
La mejor forma de concluir es con las palabras de Scott Ian, "hoy y en esta tarde, todos los que estamos acá somos sobrinos de nuestro Tío Tom".
Crónica por Felipe Pino Guerrero
Fotografías de Diego Pino
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